12. El gran pacto.

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Tres días, ahora llevaba aquí tres malditos días.

—¿Quieres hacerme el favor de repetir lo que te enseñé?

Su mandíbula tiritaba constantemente, tenía muchísima hambre y frio. —Soy Woo YoungSeok, hijo del demonio más poderoso del infierno, mi destino está escrito y junto a mi padre Woo Bin, dominaré el mundo entero.

—Te faltó una cosita.

—Mataré a cualquier persona que quiera oponerse.

—Eso es, ya lo estás consiguiendo. —se mofó— ¿Lo ves hijo mío? Ya lo traes en la sangre, el mal corre por tus venas solo deberías abrir tu mente y dejar que tus poderes vengan a ti.

—¿Poderes? —dijo en un tono burlón— Esto ridículo, todo este cuento tuyo de ángeles y demonios, en serio amigo, ¿qué te fumaste?

El demonio empezaba a perder la paciencia, necesitaba sacar el lado oscuro del muchacho, el tiempo se estaba terminando. Sus tropas aguardaban escondidas entre las llamas de los diferentes círculos del infierno donde una sola señal sería suficiente para subir a la tierra y comenzar una de las mayores guerras históricas entre el cielo y el infierno, y esta vez contaban con el arma más peligrosa, un ente de ambos mundos.

—¿Sabes que es más ridículo? —WooBin sacó de su bolsillo trasero su teléfono, lo acercó lentamente hacia su hijo— Piensas que tus amigos andan en tu búsqueda, pero la verdad es que ni siquiera se han dado cuenta de que ya no estas.

El teléfono tenía fotografías de KyungSoo sonriendo sentado en una cafetería cerca de su departamento, eso no podía ser verdad, su amigo ya debía haberse dado cuenta, seguramente solo estaba descansando un poco y después iría a las autoridades para reportar el secuestro. Estaba aquí por su culpa, lo mínimo que podía hacer es estar buscándolo.

—Lo que piensas son puras estupideces. Créeme, tengo muchas personas trabajando para mí, por eso sé que tu amigo no tiene la menor idea.

YoungSeok no sabía cómo controlar el sentimiento que empezaba a crecer dentro de él, ¿debía llamarlo disgusto, o decepción? O podía ser su peor pesadilla, —tristeza, traición— lo había traicionado. Apuño sus manos contra los lados de la silla, no sabía si soltar a llorar o gritar de frustración por haber sido abandonado por quien creía era su mejor amigo, así que hizo ambas cosas. El ruido de sus gritos era potente y áspero, tanto que destruyó el tímpano del único humano que estaba trabajando con WooBin.

YoungSeok estaba mal herido del corazón, y su infernal padre se aprovecharía por completo de la situación, el color rojo asomaba por sus ojos, WooBin lo veía venir, unos días más en total encierro y unas cuantas historias falsas de las personas que le importan, harían que en él por fin surgiera el demonio que lleva por dentro.El demonio comenzó a aplaudir, mientras su empleado se desangraba por la nariz y las orejas.

—A eso es lo que yo llamo progreso.

Lo único que a WooBin lo mantenía inquieto, era el hecho que no había encontrado señal alguna de Hyun Joong, era seguro que también vendría a la tierra para reclamar a su hijo.

[...]

Despertó de la vieja pesadilla cuando escuchaba los gritos desesperados pidiendo ayuda. La cabeza la tenía apoyada contra un cojín, el sueño lo arrastraba como un ancla mientras trataba de recordar dónde estaba.

—¿Te desperté?—preguntó, estaba recostado contra el marco de la puerta, Kai negó con la cabeza y le pidió que no entrara levantando una mano a su dirección, realmente no soportaba más ese collar de crisolita y su olor.

El rey de la lujuria. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora