Narra Noah
Han pasado dos semanas desde el incidente con mi padre, él ya no ha vuelto a acercarse a nosotros, pero, por esto, mi madre lo ha pasado realmente mal. Isaac y yo los hemos escuchado discutir por las noches, y siempre las cosas terminan de la misma manera, con mi madre llorando hasta muy tarde. La noche anterior no fue la excepción, Isaac y yo los escuchamos; escuchamos como mi madre le gritaba entre sollozos y él sonaba tan frío como siempre. Cuando Isaac, mi hermano y yo bajamos a desayunar, mi madre nos sirvió el desayuno y se sentó con nosotros, pero no probó bocado. Miré a mi hermano algo preocupado, él solo me devolvió la mirada encogiéndose de hombros. Solté un suspiro, terminé de desayunar, volví a mi cuarto y me senté en mi escritorio. No mucho después, Isaac vino conmigo.
—Tu madre llamará a tus abuelos —se sentó en la esquina del escritorio—. No pongas esa cara —acarició mi cabello.
—No tolero que la trate así, mi madre siempre aguanta que la trate como basura —solté un suspiro y recosté mi cabeza en su regazo sintiendo como él aún jugueteaba con mi cabello.
De repente, unos toques en la puerta hicieron que nos separáramos, me giré hacia la puerta, ésta se abrió dejándonos ver a mi madre, ella entró tomando de la muñeca a Artur, sin decir una palabra, se sentó en mi cama e hizo que mi hermano se sentara junto a ella.
—Sus abuelos me dijeron que les enviarán un auto para que los venga a buscar —miró a Isaac—. A los tres, el chofer les dará los pasajes de tren aquí.
Soltó un pequeño suspiro. Se veía realmente pálida, su cabello estaba despeinado y sus ojeras eran muy notorias, parecía que no había dormido en mucho tiempo.
—Se irán hasta que todo esto termine, prometo que, en cuanto pueda, iré con ustedes mis niños —sus ojos se llenaron de lágrimas—. ¿Estarán bien con eso? —los tres asentimos.
—Pero... —comencé a hablar, pero no sabía muy bien que decir.
—¿Estarás bien sola con papá? —dijo Artur rápidamente—. Los hemos escuchado discutir mamá y creo que hablo por los tres cuando digo que nos preocupa que papá te haga algo.
Mi madre bajó la mirada, luego abrazó a Artur acariciando su cabello. Pude notar como un par de lágrimas bajaban por sus mejillas, me levanté rápidamente, me senté junto a ella y también la abracé, mi madre nos abrazó más fuerte, luego nos soltó, limpió sus lágrimas y se levantó.
—No se preocupen por mí, niños, estaré bien —nos mostró una pequeña sonrisa y se fue.
Mi hermano y yo nos miramos unos segundos, él se acercó a mi para luego rodear mis hombros con su brazo, solté un suspiro de resignación. Ahora me dolerá más dejar a mi madre en esta casa.
No pasó mucho hasta que a Fellner le dieran la tarde libre y viniera a buscar a mi hermano, quien no titubeó ni medio segundo para levantarse e irse con él. En cuanto a Isaac y a mí, nos encerramos en la biblioteca y nos pasamos allí horas leyéndonos cuentos uno al otro. Luego, comenzamos a hablar sobre banalidades, soñando despiertos que haremos cuando la guerra termine.
—Creo que volveré a Berlín y continuaré con el negocio de mi padre —dijo Isaac desvaneciendo el silencio que se había formado—. Podemos volver los dos y llevarlo adelante —tomó mi mano entrelazando nuestros dedos.
—¿Seguro que quieres seguir con el negocio? Mi familia tiene muy buena posición económica —él asintió con una pequeña sonrisa en su rostro.
—Quiero honrar a mi padre de esa manera. Él quería que yo siguiese con el negocio, que me encargase de todo cuando ya no esté —asentí. Isaac me parece realmente lindo al querer mantener vivo a su padre de esta manera—. A mis padres les hubiera gustado mucho conocerte —colocó su cabeza en mi hombro.
ESTÁS LEYENDO
Del otro lado del cerco
FanfictionIsaac y Noah tienen la misma edad, pero sus vidas son completamente distintas. Uno está del lado del cerco en el que su vida es una completa incertidumbre, no sabe por qué llegó allí ni por qué lo niegan como un ser humano. El otro tiene una vida a...