Capítulo 28

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Nota: me veo con la obligación de avisarles que este capitulo contiene lemon. 

Narra Isaac

Pegué un salto cuando abrí los ojos y me encontré en otro lugar, Noah se despertó también algo asustado. Rápidamente recordé en donde me encontraba y que todo estaba bien, calmé a Noah y me recosté en su pecho, volví a cerrar los ojos estando un poco más tranquilo.

—¿Volverás a dormir? —preguntó Noah con la voz algo ronca, negué con la cabeza.

Coloqué mi mentón en su pecho y me dediqué a mirarlo unos instantes, él me sonrió. Se veía algo cansado aún, el viaje lo habrá dejado muy agotado. Le di un corto beso y me dispuse a levantarme, pero él me lo impidió tomándome del brazo, me volví nuevamente hacia él, tiró de mi brazo haciendo que me acostara a su lado otra vez.

—Quédate un rato más, no parece que los demás se hayan levantado aún —sonreí cuando cruzó su brazo por mi cintura.

—¿No me dejarás salir de la cama? —me acercó un poco más a su cuerpo, haciendo que mi cara comenzara a arder un poco—. Noah, déjame levantarme, solo iré a asearme —escuché un suspiro por su parte, apartó su brazo y dejó que me levantara.

Me dirigí al baño, me aseé rápidamente y volví con Noah. Él ya se había levantado, me besó en la mejilla y luego salió, me senté en la cama a esperarlo. Miré a mi alrededor observando detenidamente la habitación, era un tanto más pequeña de la que se encuentra en Alemania, pero era más tranquilo. Me acerqué a la ventana y miré a través, tenía una muy bonita vista, mejor que en Weimar. Ahora no tenía el campo de trabajo frente a la ventana, solo podía ver una gran extensión de bosque.

—No hay nadie en casa, solo nosotros —me giré hacia Noah, él se encontraba leyendo una nota—. Lena se llevó a Artur a recorrer el lugar y mis abuelos fueron a comprar algunas cosas —me miró—. Estaremos solos un tiempo —sonrió—. ¿Qué quieres hacer? —se acercó a mí dejando la nota en su escritorio, sonreí rodeándolo por el cuello cuando se acercó lo suficiente.

—No es tan mala idea permanecer acostados —sonrió también, tomándome de la cintura.

Tomé su mano y me dirigí a la cama, hice que se acostara, para luego acostarme a su lado. Coloqué mi mentón en su pecho y me quedé mirando mientras jugueteaba con su cabello. Noah colocó su mano en mi espalda y comenzó a acariciarla lentamente provocando que me estremeciera, sonrió y me dio un corto beso. Tomé sus mejillas y, acercándome más a él, lo besé, me correspondió al instante tomándome de la cintura. Me coloqué levemente sobre su cuerpo intensificando un poco el beso.

Cuando nos separamos, noté que se había puesto sobre mí sin que me percatara de ello. Volví a poner mis manos en sus mejillas, suavemente las acaricié llevándolas hasta su cuello. Me mostró una pequeña sonrisa, la cual correspondí. Lo acerqué a mi rostro y volví a besarlo, esta vez metiendo mi lengua desde el principio. Sentí mi cara arder cuando pasó sus manos por debajo de mi camiseta. Estaban algo sudadas y temblaban levemente. A pesar de que no es la primera vez que estamos en esta situación, él sigue teniendo temor de hacer las cosas mal o, si quiera, de tocarme. Me separé de él y le mostré una pequeña sonrisa intentando calmarlo un poco.

—No estés nervioso, Noah —acaricié su mejilla—, solo...

Unos golpes en la puerta me detuvieron.

—¡Noah, Isaac! —era la voz de Artur llamándonos. Volvió a tocar la puerta—. ¿Aún no despiertan?

Tocó una vez más, Noah se levantó, se acercó a la puerta y se volvió hacia mí, rápidamente acomodé mi ropa y me senté al borde de la cama. Él abrió la puerta, Artur no perdió ni un segundo para entrar en el cuarto y mirarnos.

Del otro lado del cercoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora