Enamorada de una chica

Cap XLIV Perfecta compañia

Aquella noche estuve ensayando hasta tarde y en la mañana me levanté temprano para seguir, aquel día me sentía muy feliz, sólo pensar en su expresión al verme, en su cara sonriente y lo feliz que yo estaría de verla me hacía sentir muy bien, no era de dudar que ella era una de las personas más especiales de mi vida, realmente este día me sentía muy animada cómo si algo muy bueno estaría por suceder, me tiré en la cama por un momento y cerré mis ojos, en mi mente sólo habían imágenes de ella, alguna vez pensé que eso de estar pensando en alguien era de estúpidos pero hoy me daba cuenta que realmente era vivir. Sus recuerdos me mantenían viva, todo lo que había logrado, todo lo que hemos pasado, puedo asegurar que tengo a la chica perfecta.
Ya había descansado mucho, era hora de seguir ensayando, una y otra vez cante  y toqué, cada vez iba perfeccionando más, ahora la canción estaba lista, sólo faltaba que ella estuviera aquí, seguro me sentiría nerviosa, sentía un poco de miedo que se me olvidara la canción o empezará a temblar, algo que siempre me pasa cuando estoy haciendo algo para los que amo, hace algún tiempo quería decirle algo lindo a mamá y sólo terminé temblando y sudando, en fin, no podía pensar más en eso porque no quería ponerme nerviosa desde ahora.
Mi teléfono empezó a sonar, era un número desconocido, no sabía si responder a la llamada o no, tal vez sería mi madre o tal vez serían noticias de Alexa así que conteste rápidamente.
- Buenas tardes
- Buenas tardes, cómo está señorita?
Era la voz de una mujer pero no lograba reconocerla, quien podría ser?
- Disculpe con quién hablo?
- no puedo creer que hayas olvidado la voz de tu novia - dijo haciendo un cambio de voz a su voz natural-
- Mi amor! No te reconocí la voz, me asustaste
- Jajaja no quería asustarte amor, por favor me abres la puerta?
- Que? Ya estás aquí?

Me puse realmente nerviosa, ella cortó la llamada sin responder, no sabía que hacer, no sabía si bajar mi guitarra y cantarle... si,  eso haría.
Arregle un poco mi cabello, tomé mi guitarra y fui directamente  a la puerta, empezaba a temblar, por Dios no sabía que hacer, no podría cantarle así.
Abrí la puerta y empecé a cantar
Me sentía nerviosa, empecé a temblar, fui caminando hacia atrás mientras le cantaba mirándola a los ojos, realmente estaba tan hermosa, hacía tanto tiempo que no la veía que sentía que había vuelto a enamorarme; seguí cantando mientras ella  también me miraba sonriendo podría jurar que era la sonrisa más hermosa que he visto, aún no dejaba de cantar, tampoco paraba de temblar, ella terminó sentándose en el sofá y después de terminar la canción puse cuidadosamente mi guitarra a un  lado del sofá, me senté junto a ella y la abrace, la abrace como un niño cando siente miedo, lo hice con todas mis ganas y con todo el tiempo que llevaba extrañándola, con todas mis fuerzas, ella también me abrazaba muy fuerte y así sin decir ninguna palabra nos dimos el beso del reencuentro, ese beso que juntó toda la distancia de estos días sin ella, la verdad mi felicidad había regresado, tenerla tan cerca, sentir de nuevo su aroma, poder besarla y abrazarla era lo mejor que me podría suceder.

- Que tal estuvo el viaje?
- La verdad muy largo para ser sincera además estos días fueron eternos sin tenerte a mi lado, contaba los días y las horas para poder regresar donde ti, no quiero irme de nuevo y menos si estaré lejos de ti.

Yo también estaba mal sin ella y sin su compañía pero aquel día estaba plena y feliz, decidí preparar algo para comer, ella debía tener hambre y de seguro estaba cansada, quería que estuviera bien y se sintiera de lo mejor, la lleve a mi habitación mientras le cocinaba  pero al regresar estaba profundamente dormida, se veía tan hermosa y perfecta que no quería despertarla, yo estaba feliz, porque estaba al fin a su lado, la tenía al fin cerca de mi, así que decidí acostarme a su lado y abrazarla, sentir su suave piel, su aroma y el calor que transmitía me hacía mucho bien, volvía a darme cuenta que a su lado es donde pertenecía y que su sonrisa alimentaba mi alma día a día, a su lado me volvía buena y me sentía especial