Mentiras /Plance/

Te quiero.

Cuando Lance entro a la biblioteca el lunes y no vio a Pidge, se sintió realmente triste, se sentó en las bancas de siempre y la espero por dos horas, hasta aceptar que la pequeña castaña no iba a llegar.

Quería que ella fuera la primera que viera su diploma por tercer lugar en el concurso e invitarla a tomar algo con el dinero ganado, pero Pidge no apareció.

Con la mirada baja, camino hasta el salón del club, donde fue recibido por sus amigos, que habían esperado estuviera con Katie, pero esta no parecía haber aparecido en ningún lugar, todos se estaban comenzando a molestar con ella, hasta que la puerta se abrió estrepitosamente.

Lo único que sintió Lance fue ser tacleado por un abrazo hasta terminar en el piso.

—¡Creí ya te habías ido! — la voz de Katie retumbo en toda la sala, mientras se restregaba contra el pecho de Lance sin importar las miradas de los demás —¡Lo lamento, estaba en dirección, mi celular murió y no puedo creer que ganaras! — Al decir aquello, Lance se sentó como si tuviera un resorte, había tratado de separar a Pidge de si para revisarla, pero esta parecía pegada al cubano, entre Keith y Shiro la sujetaron de los brazos.

Allura se llevo las manos a la boca y Hunk tan solo negó cruzado de brazos.

Katie tenia el labio inferior partido y un morete en el ojo que tomaba color con cada segundo, su ropa estaba sucia con tinta y parecía tener las rodillas raspadas, sin contar que los nudillos de sus manos estaban rojos.

Bufo como un gato y desvió la mirada.

—¿Qué te paso? — pregunto Allura, mientras buscaba un poco de alcohol y vendas, Shiro la sentó en el escritorio del salón, mientras Lance tan solo la examinaba, buscando mas heridas.

—Claramente tuve una discusión muy acalorada con unas cabezas huecas. — se encogió de hombros como si nada, Lance la miro a los ojos.

—No valgo tanto, no debiste...

—No lo hice por ti. — lo corto, solo entonces infló su pecho con orgullo —Lo hice por mi, estoy harta de que crean que porque soy pequeña no puedo defenderme, se que me adelante unos grados y se perfectamente que soy una nerd que se viste de niño, pero yo soy yo. Y si ellas iban a seguir tirando mis cosas por la ventana y a molestar con que me debería suicidar, entonces les sacaré todos los dientes que hagan falta para que entiendan que el mundo no gira alrededor de ellas. ¡Auch! — termino su discurso cuando Allura puso un algodón con alcohol en su rodilla, limpiando la sangre y mirándola con el ceño fruncido, claramente no aprobaba sus medios para hacerlas entender.

—¿Entonces fue por ti? — Lance pregunto, con una sonrisa, Pidge movió la cabeza de un lado al otro, arrugando la nariz tratando de soportar el dolor.

—En parte, también fue por ti, pero muy poco. Es solo que...estaba cansada, creían que podían seguirme molestando porque al final no hice lo que querían, ¿Pero sabes? Yo hago todo lo que quiero. — Keith parecía orgulloso de Katie, como si aquello fuese suficiente para perdonarla, tomo el algodón y comenzó a curarla también, con mas delicadeza que Allura.

—Yo solo digo, que espero de verdad le sacaras los dientes. — sonrió a Katie y ella rio, buscando algo en el bolsillo de su short.

—¡Lo hice! Es mi tesoro ahora. — y claramente cada paladín tuvo una expresión única en su rostro.

Lance solo la miraba, impresionado.

Mas no evito sonreír, cuando la vio cerrar los ojos y poner esos pequeños hoyuelos en su rostro al mostrarse tan feliz.

...

Poco después de haber curado a la chica y comprender que estaba suspendida por una semana, Hunk iba a llevarla a casa, pero Lance se termino ofreciendo, escapando de sus propias tareas para estar con la menor, ningún miembro tuvo peros, incluso Allura que les miraba de soslayo parecía estar de acuerdo.