04.- Bajo el agua

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Meitantei Conan y sus personajes son propiedad de Aoyama Gosho.

Género: romance.
Ráting: +16
Personajes: Takagi Wataru, Sato Miwako.
Palabras: 599.

04.- Bajo el agua

Suspiró, apoyado en la barandilla del lago de Tropical Land, había ido pasando el tiempo y las cosas habían cambiado, pero aún pensaba en ello. Se había dejado gran parte de sus ahorros, que tampoco es que fuesen demasiados, para comprar un anillo que ahora dormía bajo el agua. ¡Menuda suerte la suya!

Aunque aquel día su relación con Sato había empezado a establecerse, la pérdida de aquel objeto era como un puñal clavado en su alma.

Algún día tendría que comprar uno nuevo, pero ninguno podría substituir al que dormía en las profundidades del lago artificial. Era insustituible, no por su valor económico, ni porque fuese una pieza única y exclusiva, sino por su significado. Porque la compra de aquel anillo había sido el acto más valiente y decidido que había realizado.

Suspiró vencido.

Dio un bote cuando un objeto frío le tocó la nuca, Sato rió ofreciéndole un vaso de cartón con una pajita.

—Perdona por haberte hecho esperar, había mucha cola en los lavabos.

—N-no pasa nada —replicó cogiendo el vaso. Se había perdido en sus pensamientos, no sabía si había tardado tanto como para tener que disculparse—. ¿Qué es?

—Refresco de cola.

—Si me hubieses dicho que querías algo para beber lo habría comprado yo.

Ella le sonrió con cariño.

—Me ha dado sed de repente.

—Claro.

Se le veía desanimado, cuando habían llegado al parque parecía contento, pero ahora...

—¿Es que ha pasado algo?

—No. Sentémonos un rato, ¿quieres?

Accedió siguiéndolo hasta uno de los bancos con vistas al lago. Se había puesto serio, ¿y si quería dejarla? Pero, si quisiese dejarla ¿habría elegido aquel sitio para hacerlo?

Takagi se sentó, ella le imitó manteniendo una distancia desacostumbrada, que él no pareció notar. Volvió a suspirar con mala cara.

—Bah, no sé para qué me has traído si vas a estar con esa mala cara —se quejó Sato de repente—. Si tanto te aburres puedes marcharte, ¿sabes?

—No, no es eso, Sato-san.

—¿Y bien?

Tendría que explicárselo, aunque no quisiese hacerlo, porque no quería cargárselo todo.

—La última vez que estuvimos aquí mi mochila cayó al lago.

—Ara que lo pienso, Conan-kun me lo explicó.

—Pero no es mi mochila lo que me preocupa, es que dentro había algo.

—¿Qué tipo de algo? —le preguntó Sato entrecerrando los ojos.

—U-un...

Se ruborizó hasta las orejas, agachando la cabeza inspiró hondo, ¿cómo podía darle tanta vergüenza tan poca cosa?

—"U-un" ¿qué?

—¡Un anillo!

—¿Un anillo? —repitió, Takagi asintió con energía todo rojo—. Pero si tú no llevas anillos.

—¡No es ese tipo de anillo! Uno para ti, para ti.

—¿Para mí? Pero si yo tampoco...

Enmudeció, con las mejillas rojas, entendiendo de repente a qué tipo de anillo se refería.

—Oh.

—Pero ahora duerme bajo el agua y no hay manera de sacarlo —murmuró con tono decepcionado. Sato imaginó que debía haber preguntado si podían recuperarlo y había recibido una negativa fulminante—. Qué mala suerte.

—Bobo... yo no necesito ningún anillo.

—Pero, Sato-san...

—Tengo suficiente con lo que tenemos, no necesito nada más que saber que no desaparecerás.

Se acordaba de lo que le había prometido aquel día, a pesar del shock, a pesar de estar en pleno ataque de ansiedad.

—Porque los anillos se pierden o se rompen, pero tú eres policía y, la palabra de un policía no puede romperse, ¿cierto? Tú no me engañarías, ¿verdad?

Takagi cerró la distancia entre ellos para pasarle el brazo por encima y atraerla hacia él.

—Nunca te mentiría, Miwako.

Y esa afirmación era mejor que aquel anillo que dormía bajo el agua.

Fin

Fictober 2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora