16.- Cigarro

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Meitantei Conan y sus personajes son propiedad de Aoyama Gosho.

Género: romance.
Ráting: +16
Personajes: Sato Miwako, Matsuda Jinpei.
Palabras: 498.

16.- Cigarro

El cigarrillo colgando de sus labios se movía al ritmo de sus palabras. Sato no podía dejar de mirarlo. Dejó de moverse y fue como si el hechizo se esfumase.

—¿Piensas contestar?

—¿Ah, qué? Perdona, no te estaba escuchando.

Se había quedado embobada mirándole los labios, el ritmo hipnótico del cigarrillo. Le daba rabia porque Matsuda era hipnótico y a pesar de ser un idiota no podía evitar que le gustase.

—¿Qué tipo de poli no presta atención a su compañero mientras este habla?

Su manera de hablar se había suavizado, estaba menos a la defensiva, pero no dejaba pasar ninguna oportunidad para expresar cuánto le desagrada estar allí. Se había acostumbrado a él, a su manera de hacer y hablar, a su manera de ser.

—Una que tiene mejores cosas que hacer que charlar con un tipo desagradable.

—Desagradable, ¿eh?

—¿Qué decías, Matsuda-kun?

—Te preguntaba si haces algo al salir del trabajo.

Lo miró entrecerrando los ojos sospechando que tras aquella pregunta se ocultaba algo.

—¿Por qué?

—¿Te resulta difícil contestar a una pregunta directamente? —replicó riendo—. O ¿es que no quieres contestar?

—No, es que cuando alguien como tú hace preguntas sospecho que se esconde algo detrás.

Matsuda sonrió, se quitó las gafas de sol, dio una larga calada a su cigarrillo a medio consumir y lo aplastó en el cenicero.

—El tabaco te acabará matando —le soltó ella.

Él transformó su sonrisa en una traviesa.

—En nuestro trabajo es más probable que muramos de cualquier otra manera.

—Eso no quiere decir que no puedas cuidarte un poco, ¿no?

—Es que acaso te preocupas por mí, ¿inspectora Sato?

—Por supuesto que no, eres lo suficientemente mayor para saber lo que haces—dijo, aunque sí que lo hacía.

—¿Y bien? ¿Haces algo al salir?

—Nada —contestó finalmente.

El móvil de Matsuda sonó, él descolgó mientras contestaba con ruiditos y monosílabos a su interlocutor. Colgó y la miró serio.

—Cambio de planes —soltó como si hubiesen hecho algún plan—. Era el inspector Megure, tenemos que ir a hablar con la mujer del difunto Kobayashi.

—De acuerdo.

—No te veo demasiado afectada por cancelar un plan que aún no sabías en qué podía consistir —contestó encendiendo un nuevo cigarrillo—, quizás quería invitarte a cenar, o al cine, o a huir a la otra punta del mundo.

Sato le miró asombrada y después rió con ganas.

—Ven —pidió estirándole del brazo, él se le acercó sin protestar—, tienes la corbata torcida, no puedes visitar a una viuda con esta pinta.

Se la enderezó acercándosele con aquella cara de concentración tan suya, Matsuda juntó sus labios con los de ella en un contacto fugaz.

—¿Qué haces? —preguntó con las mejillas rojas.

—Puede ser que me gustes un poco.

—Venga ya, tonto, calla.

Le apretó el nudo de la corbata con fuerza, él rió aunque había estado a punto de estrangularlo. Cuando pudiese dejar atrás el caso de la muerte de Hagiwara la invitaría a salir en serio.

Fin

Fictober 2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora