Meitantei Conan y sus personajes son propiedad de Aoyama Gosho.
Género: general.
Ráting: +16
Personajes: Shiratori Ninsaburo, Sato Miwako, Takagi Wataru.
Palabras: 734.14.- Máscara
—El ladrón actúa en fiestas de Halloween, por eso es importante que nos infiltremos y le atrapemos in fraganti.
Llevaba tres años actuando, siempre en fiestas que lograban mucha publicidad gracias al boca a boca. Aquel año la que había tomado más fuerza era en un barco, organizada por una empresa de videojuegos. El inspector Megure estaba muy nervioso, el año anterior se les había escapado entre los dedos y había recibido una bronca monumental del comisario.
—Sato, Shiratori, vosotros os mezclaréis con la gente como si fueseis una pareja, pedid el disfraz que queráis y os lo daremos.
Sato puso cara de aburrimiento, preferiría vigilar a ser un posible objetivo del ladrón, de hecho si no la hubiese emparejado con Shiratori tampoco le habría molestado tanto.
—Takagi, Chiba, Kubo, vosotros junto con algunas agentes de tráfico os mezclaréis con el personal como camareros.
º º º
Sato se peleó con el maldito vestido, Shiratori había hecho el encargo porque ella le había dicho que le daba igual. Gran error. La había vestido de princesita con un pomposo vestido que parecía no acabarse nunca y encima tenía que llevar tacones altos. ¿Cómo esperaba que persiguiese a un ladrón con eso tan incómodo puesto?
—Estás preciosa Miwako.
Ella le fulminó con la mirada, iba vestido de príncipe azul.
—¿Es esta tu idea de un disfraz apropiado para una posible persecución?
—La Cenicienta te pega.
¡Y una mierda le pegaba! Ella habría preferido cualquier otro disfraz que no fuese de princesa hortera.
—Vamos, mezclémonos con la gente —dijo de mal humor, porque si tenía que seguir hablando se quitaría un zapato y le clavaría el tacón en el cerebro.
—Espera Miwako, te falta la máscara, la he encargado especialmente para la ocasión, son todo piedras preciosas.
—Ejem... —resonó en sus oídos—. ¡Estáis aquí para encontrar a un ladrón no para hacer manitas!
La voz del inspector Megure a través del auricular a punto estuvo de dejarlos sordos.
—¡Poneos en marcha, joder!
Shiratori le ató la elegante máscara y se puso la propia sin perder más tiempo, recibir las broncas del inspector Megure no era algo que le gustase.
Le tomó la mano enguantada a Sato, que se tragó el orgullo, y fueron hasta el centro de la sala rodeados de los susurros del resto de invitados. Takagi los miró, hacían una pareja increíble así vestidos, se sintió poca cosa en su uniforme de camarero, se ajustó la pajarita suspirando resignado.
Eran el centro de atención justo como debía ser, las joyas que llevaba llamaban la atención tanto que Sato se sentía como el escaparate de una tienda de lujo.
—Bailemos, Miwako —pidió Shiratori.
—No soy muy buena bailando —dijo ella porque tenía tantas ganas de bailar como de que le pegasen un tiro.
—Sólo debes sentir el ritmo y dejarte llevar.
Shiratori la atrajo hacia a él y colocó una mano en su cintura, que resbaló abajo levemente.
—Si esa mano baja un sólo milímetro más...
La advertencia de Sato le hizo volver a subir la mano hasta su cintura, territorio seguro y sin peligro. Cuando Miwako estaba de mal humor lo mejor era no tentar a la suerte.
—Estate atento —dijo mirando alrededor discretamente—, tenemos que descubrir a ese ladrón antes de que actúe.
—Eso se lo tendrías que decir a aquel camarero de allí que no presta suficiente atención.
—Takagi-kun, ¿se puede saber qué demonios haces? —le soltó Sato en un susurro sin dejar de bailar con Shiratori.
—Sato-san, es que hay alguien...
Takagi no pudo acabar su frase, el ladrón tiró del cordón de la máscara y se la quitó, ella, con sus ágiles reflejos, lo cogió por la muñeca, pero el vestido y los tacones entorpecían demasiado sus movimientos y acabó rodando por el suelo.
—Miwako —siseó Shiratori arrodillándose a su lado.
—¿Se puede saber qué haces? ¡Persíguele! —ordenó ella, Shiratori obedeció a contra voluntad, porque no era elegante dejar a una señorita en el suelo como un trapo sucio.
Sato no se movió del suelo y no sólo porque el vestido se lo impedía, se había torcido el tobillo y le dolía demasiado como para intentarlo.
Aquella noche, Takagi atrapó al ladrón y recibió las felicitaciones de toda la Metropolitana, pero la máscara que Shiratori había comprado para ella acabó nadando con los peces. Y ella se ganó unas muletas y un mes de vacaciones forzosas encerrada en casa.
Fin
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Fictober 2018
Fanfiction31 shots y drabbles basados en los personajes de Meitantei Conan. Lista cerrada, no se admiten peticiones. Reto abierto a quien quiera tomarlo.