28.- Capitán

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Meitantei Conan y sus personajes son propiedad de Aoyama Gosho.

Género: general.
Ráting: +16
Personajes: Hattori Heiji, Toyama Kazuha.
Palabras: 394.

28.- Capitán

Heiji movió el bōken a un lado y a otro la muñeca todavía le dolía, pero con un poco de suerte no le molestaría demasiado mientras combatiese. Había tenido mala suerte el sábado anterior cayéndose de la moto como un novato, se había distraído al ver a Kazuha con un compañero de clase, los dos bajo el mismo paraguas y muy juntitos, había pisado una de las rayas blancas y mojadas del asfalto y se la había pegado. Había fingido que no se había hecho nada, que lo único que le dolía era su orgullo, pero la realidad era lejana a aquella versión. Tenía un esguince, no demasiado grave, pero lo era lo suficiente como para tener problemas para moverla.

—Hattori-kun, ¿estás nervioso?

Su compañero le miró con las cejas enarcadas, sorprendido por todos aquellos movimientos inusuales. Heiji rió y se frotó la nuca.

—¡Claro que no, hombre! ¡Cómo quieres que esté nervioso!

Pero lo estaba, él era el capitán del equipo y tenía que estar en condiciones óptimas para combatir; condiciones en las que no se encontraba. Okita, el capitán del otro equipo, lo daría todo y lo sabía.

—Es que estás haciendo todos esos movimientos extraños y... ¿seguro que va todo bien?

—¡Te digo que sí! Va, ve a calentar, ¡caray!

El chico se marchó por allí por donde había venido con la cabeza gacha por la riña.

—¡Heiji! —lo llamó Kazuha desde las gradas.

—¿Por qué gritas, escandalosa? ¡Qué no esto sordo!

Okita Shoji, desde el otro lado la miró también, aquellos dos le levantaban dolor de cabeza.

—¿Qué quieres?

—La mano derecha —respondió ella alargándole la suya.

—¿La mano? —repitió él ofreciéndosela, Kazuha se la agarró con fuerza—. ¿Qué haces?

—Tu madre me ha dicho que te duele —bufó, se sacó unas vendas del bolsillo y empezó a vendársela—. Menudo desastre de capitán estás hecho si piensas luchar lesionado y sin tomar precauciones para no hacerte más daño...

—Mi madre no te tendría que haber dicho nada, demonios, os pasáis el día hablando.

Kazuha frunció el ceño, pero no le soltó lo que estaba pensando.

—Eres el capitán —repitió—, si Okita te gana... ¡quedarás como un idiota! ¡Así que no te creas que estoy preocupada por ti!

El vendaje de la muñeca le apretaba lo suficiente como para sentirla segura y estable, quizás podría ganar y todo.

Fin

Fictober 2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora