17.- Calabaza

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Meitantei Conan y sus personajes son propiedad de Aoyama Gosho.

Género: romance.
Ráting: +16
Personajes: Kobayashi Sumiko, Shiratori Ninsaburo.
Palabras: 425.

17.- Calabaza

Se sintió un poco mal nada más colgar el teléfono, liarlo en su día libre para hacerle trabajar le sabía mal, pero sabía que ella sola no acabaría a tiempo.

Se cambió de ropa, tenía que estar cómoda, pero no podía ir con el chándal de la escuela, así que se puso unos tejanos viejos que le quedaban un poco anchos y un jersey granate. Después cogió las llaves, la chaqueta y el bolso y salió del apartamento. El coche estaba aparcado delante de la puerta, así que se apresuró en bajar las escaleras e ir a encontrarlo.

—Siento haberte hecho esperar.

—Tranquila acabo de llegar —contestó regalándole una sonrisa seductora—, di, ¿con qué necesitas que te ayude? No me has dado demasiado detalles por teléfono.

—Tenemos que ir a la escuela.

—¿A la escuela? Pero si hoy es domingo.

Ella le sonrió con timidez.

—Lo sé, y lo siento, pero es que...

—Está bien, sube al coche y me lo explicas de camino.

Dejó que él le abriese la puerta y se sentó para atarse el cinturón, Shiratori cerró la puerta con delicadeza y se sentó en su sitio. El coche arrancó con facilidad y pusieron rumbo al colegio.

—Gracias de verdad —dijo con voz suave Sumiko—. Quiero preparar una sorpresa para los alumnos mañana.

—¿Qué tipo de sorpresa?

—¡Halloween!

Shiratori la miró de reojo, esperando un poco más de información.

—Quiero decorar la clara para explicarles cómo funciona la tradición.

—Me parece divertido, es una buena idea.

—¿Verdad que sí? —soltó sonrojada por la emoción.

No se parecía en nada a Miwako, más allá del aspecto físico, eran como las dos caras de una misma moneda.

—El sábado compré calabazas para decorarlas y las dejé en el armario de la clase.

—Nunca he decorado una calabaza —confesó, en Japón no se celebraba Halloween a pesar del creciente interés en las tradiciones extranjeras—. ¿Tú lo has hecho antes, Sumiko?

—Sí, pero no por Halloween. En otoño cuando había algún tifón mi padre traía calabazas a casa —explicó pasando por alto que la había llamado Sumiko en vez de Kobayashi—, nos daba rotuladores para pintarlas y cucharas para vaciarlas. Después papá las cortaba siguiendo el dibujo que habíamos hecho.

—Pasabais los tifones jugando con calabazas.

Ella asintió sonriendo.

—Era muy divertido, me daban mucho miedo los tifones y así conseguían que no pensase en ello.

—Me tendrás que enseñar a decorarlas.

—Claro, ¡nos lo pasaremos bien!

Shiratori pensó que aquella era, de lejos, la cita más extraña que había tenido nunca.

Fin

Fictober 2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora