··Eʟ ᴘʀᴏsᴛɪᴛᴜᴛᴏ·· ᴷᵗʰ⁺ᴶʲᵏ (EDITANDO)

··Oᴛᴛᴏ··

—¿Estás loco? —Habló rápidamente el pelirrojo—.

—Te di una orden

—Ni loco, no haré eso nunca, tu eres normal, yo soy el raro según tu

—¿Y si yo también quiero ser raro? —Preguntó acercando su rostro al contrario—.

—J-Jungkook...Esto es raro...

—¿Qué es lo que te parece raro, Hobi? —Cuestionó posando sus manos en la cintura de su amigo—.

—J-Jungkook...N-No...Eres mi amigo...

—¿Y eso qué?, tú lo dijiste, somos amigos y eso nos da derecho de hacer todo lo que queramos...

—¿P-Por que haces...Esto tan de repente?

—Sólo me quiero divertir un poco contigo, me gustaría saber que se siente estar contigo —Habló levantándose y juntando más ambos cuerpos—.

—Jungkook...¿Lo dices en serio?

—Claro que si, Hobi, no sabes las ganas que tengo de tenerte probar...

—S-Si quieres...Podemos...No se, besarnos

—Yo no quiero unos simples besos, Hoseok, yo quiero algo más...Caliente...

—N-No...

—No me puedes decir que no porque sabes que quieres...

—...

—Tomaré eso como un si...

El azabache llevó rápidamente sus labios y los juntó con los del pelirrojo; comenzando un beso deseoso mientras metía sus manos bajo la camiseta de este; tocó y sintió la suave y delicada piel del mayor, llevándolas luego a sus pezones para tocarlos y escuchar los jadeos que salían de la boca de su amigo.

—

Gime para mi, Hobi, quiero que gimas de placer...

—Ah~...Kookie-¡ah!

—Así me gusta, Hobi, dame todo lo que tienes —Susurró en su oreja y luego atacó el pálido cuello del mayor—.

—S-Si Kookie...Hmmm~...Ahj...

—Eres sensible en toda esta parte, ¿no? —Mordió un poco y rió—.

—S-Si...Me encanta...

—Y veo que no eres el único caliente...

—...Kookie...

—Déjame tocarte...Quedaré satisfecho si lo hago...¿Quieres?

—S-Si...Hazlo...

—Necesitas de mi ayuda, y no me negaré a hacerlo...

El azbache comenzó a bajar sus traviesas manos hasta sacarlas del interior de la camiseta y ponerlas sobre el miembro casi erecto del mayor, dando suaves masajes sobre la superficie del jean azul que llevaba puesto; besó al pelirrojo con desesperación y lujuria, a tal punto de que él mismo se excitó por los chasquidos y respiraciones que resonaban en la habitación.
Posó sus manos en los hombros del pelirrojo y se sentó de nuevo en el borde de la cama, para hacer que el contrario se sentase a horcajadas en su regazo; y al tenerlo allí, comenzó a mover su pelvis con la intención de que sus miembros chocasen entre sí.
Llevó sus manos a las caderas de su amigo, y empezó a hacer que moviese sus caderas de atrás hacia adelante una y otra vez para hacer más frecuentes los roces y fricción. El pelirrojo ya estaba en sus límite, estaba excitado, tomaba fuertemente los hombros del azabache mientras encorvaba su espalda y echaba su cabeza hacía atrás; gemía leve y esto causaba que el menor se pusiera más duro a medida de que pasaban los minutos.