Capítulo 7.
Olor a humedad y un bello cielo nublado fue lo que percibí cuando salí a la calle, tome la llave de la cerradura y la lleve a mi bolso para empezar a caminar. Gracias a dios que había elegido usar unas botas si no mis pies ya estaria llenos de lodo. Cuadro tras cuadro de pavimento se alejaba mientras movia mis pies, imagine como sería tener un auto para mí sola, mucho mejor que esto claramente. Aunque mis deseos se reducian a eso, simples deseos, ya que mi madre no podía hcaer ese gasto en mí sin contar que no llevabamos tan buena relación desde que se entero de mis cortes.
Llegue a la parada y me sente en la barra de aluminio acomodando mi sueter cubriendo mi cuello que aclamaba por calor. Mire al frente en espera del dichoso transporte, carros y carros pasaban cada segundo, unos los reconocía de la escuela y otros solo me dedicaba a admirarlos tanto como la luz roja me lo permitia.
Uno en especial llamo mi atención, un chevrolet camaro EU Version, los pocos rayos de luz hacian brillar el intenso color negro de aquel automovil. ¿Qué se sentiria estar dentro de uno de ellos? seguro genial, yo no sabía de autos pero eso no significaba que no me llamaran la atención. Las ventanas estaban polarizadas por lo tanto no pude ver al dueño. Un rugido como de chatarra anunció que el autobus estaba llegando, me pare de la barra de metal tomando mi mochila y situandome en el borde de la banqueta levante mi brazo derecho haciendo la parada.
Otro sonido como de deslizamiento se escucho haciendo me voltear, debía dejar de ser tan chismosa, unos ojos negros saltaron a la vista de aquel chevrolet camaro, entrecerré mis ojos para ver mejor pero la luz roja que ahora era verde y el autobus que había parado me lo impidieron... yo conocía esa mirada, muy dentro de mí sabía de quien era.
***
-Oye Sheyla ¿a que hora es la fiesta?
-Mmm no lo sé, quiza despues de las 7.
-¿Estas segura de que mi tía no lo sabra? ya vez como se pone cuando esta enojada.
-No seas tonta Fer, para eso vamos a limpiar.
-¡Exacto! y obviamente por limpiar se refiere a que ustedes dos lo haran.
-¿Qué? oye pero es mucho Shey.
-Lo siento Marcy pero yo soy la anfitriona y no hago ese tipo de cosas.
-Ah que mal plan eh Shey, no es justo que Fer y yo hagamos todo eso.
-Bueno si no quieren hacerlo entonces no estaran en la fiesta.
-¡No! no, esta bien si queremos ¿verdad Marcy?
-Verdad Fer, solo espero que no vomiten.
-¡AH FER! cuidado con mis uñas tonta que no estas limando las tuyas.
-Lo siento Shey.
-Oigan chicas ¿saben quien no va a ir a mi fiesta?
-No ¿quién?
-La antisocial de Molter, ¡Hey Molter! ¿iras a mi fiesta? -levanté la cabeza sin mirarlas, mi intento por bloquear sus chillonas voces había fallado. Un par de risillas se hicieron presentes haciendome rodar los ojos -espera no conteste, es obvio que tú jamás irias a una de mis fiestas, es demasiado para tí.
-Me importa un bledo tu estupida fiesta Sheyla, así que te la puedes meter por...
-Buenos Días alumnos, lamento la tardanza pero no encontre lugar para estacionarme, Bueno abran el libro en la página 35 porfavor.
Volteé mi vista hacia el frente despues de soltar un bufido bajo hacia el profesor en agradecimiento por interrumpir mi conversación con la tonta de mi compañera. La sonrisa de Sheyla se expandia con cada palabra que el profesor daba haciendome rabiar por dentro, unas ganas inmensas de partirle la sonrisa como ella lo hizo con mi herida en la secundaría se apoderaron de mi. Apretando mis manos en unos puños intente controlarme, abrí el libro en la página dictada y comenzé con la lectura sabíendo que la mirada de Sheyla aun estaba sobre mí.
Le encataba hacerme sentir así, tan impotente, sabía que no podía hacerle nada y no porque no pudiera si no porque después iba con Eduardo y al final yo términaba peor que ella. Eduardo era el novio de Sheyla desde la secundaría, justo cuando se enteraron de que su odio hacía mi era igual de profundo, en cierta forma gracías a mi estaban juntos y me pagaban de esta forma.
Era increible como a nadíe le importaba en este mugroso lugar, y no exageraba con decir que a todos les daba igual lo que me hicieran. Una vez que estaba recogiendo unos papeles con la secretaría, Eduardo pasó aventandome todo su café caliente en la espalda, grite del ardor ganandome una reprimenda por parte del director que solo dijo "Vallan a hacer sus jueguitos a otra parte". Ese día había confirmado que mi vida ya daba igual, estaba en un punto que ya ni amí me importaba lo que me pasara, si me quería aventar su comida o si me querían prender fuego pues por mi estaba bíen, cualquier cosa tenía el mismo resultado y al fínal siempre terminaba cortandome las muñecas tirada en la esquina de mi baño.
-Señorita Molter ¿puede seguir con la lectura? -dijo el profesor a un paso de distancia mirandome -¿no puede? bueno supongo que esto ira a su calificación en clase -chilló haciendo que varios chicos comenzaran a reír.
-Mire profesor su actitud y su estúpida calificación en clase pueden irse a la mierda -hablé alto parandome de mi asiento -así que porfavor deje de joderme solo a mí que yo no tengo la culpa de su patetica existencía en este mundo.
-Esto es una falta de respeto señorita Molter y no se quedara así -habló sacando su lista de conducta.
Tomé mi mochila y camine hacía la puerta mostrando mi lindo dedo en respuesta hacía el profesor antes de salir del salón. Tome mi cabello y lo heche hacía atrás.
Una vez en mi casillero avente mi libro de historia en este y lo cerré con furia. Toqué mi pantalón buscando un cigarrillo pero no había nada, tomé mi mochila y abriendo el cierre principal seguí con la busqueda encontrando una cajetilla en el fondo. Caminé hacía la salida más próxima con la necesidad del humo en mis pulmones.
Un golpe en el hombro me hizo perder el equilibrio callendo al piso.
-Fijate tonta -chilló una chica de cabello rojo.
Me levante sin siquiera prestarle atención y segui con mi pasó hasta salir al aire fresco. Busque un lugar alejado donde poder estar sola, justo a 4 metros había un camino donde estaba una pared y unos arbustos que tapaban lo suficiente como para alejar a cualquiera. Llegando me recargé en la pared sacando un cigarrillo y un encendedor, una vez prendido lo coloque entre mis labios absorbiendo el humo tan profundo como pude.
-¿Te molesta si me quedo un rato? -musitó una voz grave a mi lado.
Solté el humo girándome para correr a quien fuera el que me estaba hablando, levanté mi vista topándome con unos ojos negros, los mismo que había visto esta mañana. Mi boca se cerro de golpe haciendome pasar saliva, baje la vista y mire hacia los arbustos.
-N-no -pude sentir el rubor en mis mejillas, levante mi vista de nuevo para ver al chico de ojos negros pero la verguenza me ganó haciéndome bajarla en segundos -no me molesta.
Tragué sintiendome observada por aquellos ojos negros, levante el cigarrillo dandole una calada muy torpemente atragantándome con el humo. Pude sentir la sonrisa que se formo en sus labios haciéndome sentir aun más torpe.
-¿Me regalas uno? -le tendí la cajetilla sin voltear a verlo, agarró uno y lo encendió.
-¿Qué? - pregunté ante la incesante mirada de este chico que solo río por mi pregunta.
-Sigues siendo igual de testaruda -dió un sorbo de su cigarro y se fue.
Dejé caer mi mochila sintiendo otro escalofrío por mi espalda ¿que había dicho? podía jurar que nunca en mi vida lo había visto o ¿sí?... Sus ojos negros volvieron a mi mente seguído de su voz.
Puse un mechón de mi pelo tras mi oreja y levanté mi mochila. Di una última calada al cigarro antes de tirarlo tras uno de los arbustos. Ahora que lo pensaba había algo vagamente familiar en aquel chico, su forma de sonreír y esos ojos me recordaban a... a alguien, pero no identificaba quien pudiera ser.
Moví mi cabeza despejándome de la situación de hace segundos, coloque mi mano sobre la manija de metal y con un suspiro la abrí lentamente viendo a varios chicos recorrer el pasillo en diversas direcciones, sin quererlo observe cada cuerpo que pasaba por el lugar pero ninguno llevaba una chaqueta de cuero y unos bellos ojos negros.
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Zayn Malik
FanfictionÉl siempre estuvo ahí para mi, siempre jugábamos y reíamos juntos, todo era felicidad cuando él me visitaba pero eso cambio cuando cumplí 13 años y entre a la secundaria a partir de ese momento me quede sola y obligada a vivir con los insultos y gol...