Capítulo 8.
Giré la manija de mi casillero metiendo varias libretas y uno que otro libro, hoy llevaba poca tarea así que quería llevarme una mochila ligera.
Cerré el casillero saliendo al aire fresco del campus, tocando mi bolsillo saque un cigarrillo y un encendedor. Aspirando el humo me relaje por un nomento, una risa se acerco hacía mi. Gire lista para irme cuando una mano me apreto del hombro.
-La pequeña Lucy es una fumadora.
Giré mi rostro dandole una mirada de odio, ¿Ah él que mierdas le importaba? sacudí mi brazo soltándome de su agarre. Tomé mi cigarro y se lo aventé en los pies escupiéndole también.
-Maldita Perra.
Se movió levantando su mano listo para estamparla contra mi mejilla, una mano desconocida se enredo sobre la muñeca de Eduardo. Volteé topandome con unos ojos negros, los mismos que invadian mis pensamientos.
-A las mujeres se les respeta -dijo el muchacho con voz serena, como si de un saludo se tratara.
-Sueltame -ordenó Eduardo.
Sus ojos negros viajaron de los míos hasta los de Eduardo, aflojó su agarre dejándolo libre y con un rápido movimiento se puso frente a él.
-Me parece que deberías de dejar de molestarla.
Una sonrisa incredula salió de los labios de Eduardo, levantó la cabeza intentando hacerse notar pero la gran estatura del chico de los ojos negros lo hacía fracasar.
-Tu a mí no me das ordenes.
Esquivó el cuerpo de aquel chico y dirigiendose a mí amenazo.
-Esta queda pendiente -expulsó con rabia.
Mire de nuevo los ojos negros que volteaban a mi dirección y con una leve sonrisa agradecí sin decir una sola palabra.
El chico me miro risueño examinándome completa, como si de una obra de arte se tratara. Me encogí sintiendome incomoda, el chico se agachó sujetando una de las correas de mi mochila y de forma educada la extendio hacía mí.
-Gracias -dije.
-De nada Lucy.
Un escalofrió me recorrió, ultimamente me pasaba demasiado, un matiz en su voz al pronunciar mi nombre me hizo prestar más atención en este chico. Cambié de posición recargandome en el otro pie colgándome mi mochila.
Giré lista para irme hacia mi casa sintiendo aun esos ojos sobre mi.
-Gracias de nuevo.
Giré lo suficiente para ver su sonrisa y sus largas pestañas, asintió hacia mi en forma de respuesta. Lo mire de nuevo a los ojos, esas pestañas eran enormes, casí como las de... baje la cabeza sintiendome triste. Aun no podía superar su abandono.
-¿Pasa algo? -preguntó levantando una ceja.
Levante un poco mis ojos dandole una última inspección .
-Nada, es solo que... me recuerdas a alguien.
Una sonrisa se expandió aun más en sus labios como si hubiese querido escuchar lo que dije. Rasque mi nuca girando y alejándome de aquel muchacho, que hasta la fecha de hoy no sabía su nombre.
***
Tomé mi guitarra y toque las cuerdas sin orden algúno, a veces el desorden era mi mejor amigo y tranquilizante.
Una lágrima se deslizo sobre mi mejilla callendo sobre esta, mire mis manos bañadas en liquido rojo. Abrí la regadera lavando el color mientras tocaba de nuevo la guitarra y comenzaba a tararear.
Yo no estaba loca, solo quería sentirme bien. Suspire sin dejar de tararear, los ojos negros, aquellos ojos negros que hoy me habían salvado, interrumpieron mis pensamientos.
Aun no sabia el nombre de aquel muchacho pero él si sabía el mio.
Seguí "tocando" sintiendome observada, pero ¡vamos! estaba tirada bajo la regadera de mi baño, nadie más que mi cortina me veía. Me estaba volviendo paranoica.

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Zayn Malik
Hayran KurguÉl siempre estuvo ahí para mi, siempre jugábamos y reíamos juntos, todo era felicidad cuando él me visitaba pero eso cambio cuando cumplí 13 años y entre a la secundaria a partir de ese momento me quede sola y obligada a vivir con los insultos y gol...