Capítulo 14.

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Lo único vivo en aquellos cuatro metros cuadrados de celda era el sonido de mi cabeza dando golpecitos contra la pared de ladrillo, el silencio era ensordecedor, y lo peor es que era el sitio idóneo para que tus pensamientos tomasen el control, casi estaba rozando el límite de la locura cuando el sol comenzó a iluminar tímidamente la comisaría de policía.

Cogí aire soltándolo de golpe y cerrando los ojos. 

¿Qué iba a decirle cuando llegase?

¿En qué demonios me había metido? 

Cerré los ojos con fuerza intentando ignorar la opresión que sentía en el pecho cada vez que recordaba su expresión al abrir la puerta y encontrarme metido en la cama con Katia, cómo había huido de mí, cómo había sentido que el mundo se me venía encima al ser consciente de que estaba a punto de perder a alguien a quien había enamorado por quien era en realidad, con quien poder compartir mi éxito, alguien a quien sonreír desde el otro lado de la cama al amanecer y a quien acunar hasta caer dormidos al anochecer.

Era desgarradora, joder es el peor sentimiento que he experimentado en mi vida, un sentimiento que me había estado consumiendo todos y cada uno de los días que precedieron a nuestra ruptura. ¿Era tan raro querer tomar todas las precauciones posibles para impedir que aquel sentimiento volviese a repetirse?

¿Y si ella no venía a recogerme?

¿Y si aquello había sido la gota que colmó el vaso?

Tensé la mandíbula echando la cabeza hacia atrás apoyándola nuevamente sobre la pared. La puta impotencia me iba a volver loco, no tenía la menor idea de qué estaba pasando allí fuera, de vez en cuanto las voces de mis fans gritaban al unísono cosas en italiano que no lograba comprender del todo, pero al menos supe que contaba con su apoyo.

Dejé que mi mente se sumergiera de nuevo en aquellas ideas terroríficas que llevaba apartando de mi cabeza desde que me habían arrestado, yo mismo le había pedido a Brooks que olvidase todo lo que pudieran estar hablando los medios en a que l momento, pero era cierto que hasta me ponía a temblar. Sabía que las grabaciones que me habían hecho durante las pruebas de alcohol no tardarían en salir a la luz a cambio de un fajo de billetes. Era humillante.

Agaché la cabeza tratando de controlar mi respiración y el inmenso nudo que volvía a crearse en mi garganta.

Joder, tenía muchísimo miedo.

—Bieber, han pagado tu fianza.

Aquellas palabras tuvieron el mismo efecto en mí como si me hubieran sorprendido por la espalda mientras caminaba a oscuras.

Me incorporé de golpe, sufrí las consecuencias y tuve que apoyarme unos segundos en la pared hasta que el mareo se hubo pasado. Caminé dando tumbos a lo largo del corto pasillo, siguiendo por detrás al agente de policía, y ahogué un gemido de alivio al verla allí de pie, en la sala de espera, con Scooter y Ryan pidiéndole que se sentara con ellos.

Al darse cuenta de mi presencia, caminó rápidamente cruzando la sala, al borde de la carrera, lamí mis labios resecos apartando al policía y reaccioné caminando también hacia ella hasta que tuve su cuerpo entre mis brazos, apretándose contra mí, y su aliento en mi cuello me relajó por primera vez en veinticuatro horas.

—Pensé que ibas a dejarme…—murmuré con la voz rota hundiendo mis dedos en su pelo.

—¿Qué? —murmuró levantando un poco su cabeza para mirarme.

—Aquí tiene su ropa, si quiere puede cambiarse en el servicio, necesitamos su uniforme —interrumpió con voz neutral otro de los agentes de policía tendiéndome mi ropa de ayer.

Inalcanzable {2ª temporada}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora