Capítulo 16.

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—¿Cómo se llaman estas galletitas y dónde puedo comprar cien cajas? —preguntaba Ryan a duras penas debido a que tenía la boca exageradamente llena.

—Son pastas —le respondió Tom mientras se levantaba recogiendo la tetera —Voy a llenarla, ¿tú quieres más té? —dijo dirigiéndose exclusivamente a Ariana que no había parado de mirarle ni un segundo desde su lado.

—Por favor —susurró.

—Voy contigo —me ofrecí una vez que él ya se ponía en marcha hacia la cocina.

Entré en la inmensa cocina de estilo retro y no pude evitar pararme a contemplarla detenidamente mientras seguía a Tom hacia la zona de la vitrocerámica donde el agua ya se había puesto a hervir. 

Di un salto sentándome sobre el granito de la encimera y crucé mis piernas mientras veía cómo Tom vertía el agua en la tetera y rebuscaba entre las cajas de té.

—Con que resulta que llevas todo un año mintiéndome cuando me decías que no podías prepararme un té de las cinco porque no sabías —me burlé.

—Y hubiera seguido así de no ser por la bocazas de mi madre —espetó con una enorme sonrisa a la vez que hundía la pequeña bolsita de té en el agua caliente. —Me vas a tener de esclavo cuando volvamos a Canadá con esto del té.

—¿Han sacado tus padres el tema de tus estudios desde que llegaste?

La sonrisa de Tom menguó considerablemente y dejó el té a un lado para esperar a que se disolviera, apoyando sus brazos en la encimera y dejándome a mí entre ellos.

—Que va, ellos saben que me va bien en Canadá y que mi decisión ahora me hace feliz…

—Pero… —le ayudé cuando sus ojos se desviaron de los míos hacia abajo.

—Pero no me miran igual, ni me tratan igual, es como si todas esas palabras de reproche me las estuvieran soltando poco a poco todos los días siendo tan correctos conmigo, tan…fríos de algún modo, detesto el silencio que se crea cuando hablo del orfanato o de cualquier cosa relacionada con mi vida actual.

Cogí aire profundamente y rodeé su cuello con mis brazos para darle un abrazo, cosa que él aceptó de buena gana. Me encantaban los abrazos de Tom, ya se me había olvidado.

—No tiene que afectarte, tienen que verte seguro de ti mismo, si tú eres feliz así, nada más importa, ni su opinión, lo importante es que al menos sigues teniendo relación con ellos, son tu familia al fin y al cabo, lo estas haciendo bien —le regalé una amplia sonrisa colocando mi mano sobre su mejilla y él pareció relajarse.

—Me alegro de que estés aquí.

—Y yo, bueno dime, ¿son imaginaciones mías o Ariana y tú estáis muy cariñosos?

El rubor se extendió por cada centímetro de su rostro y no pude contener la risa, jamás le había visto ruborizarse.

—¿Te molesta?

—¿Tú eres tonto? ¿Cuándo le vas a pedir salir? —dije yendo directa al grano y haciendo que Tom se pusiera aún más rojo.

—_____, ¿por qué iba alguien como ella a salir con alguien como yo? no tengo un duro.

—¿Me estás vacilando?

—Ya te he dicho que los que tienen dinero son mis padres, no yo.

Él se separó de mí echándole un vistazo al té y sacando la pequeña bolsita para tirarla a la basura. Salté de la encimera poniendo los brazos en jarra y mirándole con desaprobación, no pensaba dejar que echara a perder aquella oportunidad. Sí era cierto que había un salto kilométrico desde estar colado por mí a pasar a estarlo por Ariana, puede que intimidara un poco el hecho de que se estuviese haciendo cada vez más famosa, le entendía mejor que nadie en el mundo en ese aspecto, pero necesitaba verle pasar página.

Inalcanzable {2ª temporada}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora