Capítulo 11

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Hoy doble capítulo! 😊

Comentar que os está pareciendo la historia.

- Pero tu eres idiota? - El rizado que se encontraba limpiando los restos de sangre en el lavabo cerró el grifo de manera apresurada colocándose ante él mientras lo sujetaba del cuello de su camisa - Pensaba que te había dejado claro que quería que te largaras! Tienes alguna clase de retraso que no te permite comprender lo que se te dice?

- Necesitas que te desinfecten las heridas - Su tono susurrado dejaba entre ver el miedo que sentía en ese momento - Y te niegas a ir a la enfermería.

Erick pudo ver como el gesto de Joel se enfurecia por momentos y cerró sus ojos fuertemente esperando recibir un golpe de un momento a otro, sin embargo, no pasó nada.

- Te vas a quedar ahí haciendo el imbécil o que te pasa? - El ojiverde abrió sus ojos descolocado y vio al rizado sentado sobre la tapa del inodoro - Vaya al final va a ser verdad que tienes un jodido retraso mental.

Erick se acercó cauteloso a donde se encontraba el rizado y se arrodilló para quedar a su altura. Apoyó la caja en el suelo y dirigió sus ojos a los del ojimiel, los cuales le correspondían con una expresión indescifrable.

- Vas a estar mirándome mucho rato más o tienes pensado hacer algo? - Erick reaccionó de inmediato y se apresuró a abrir el kit que había dejado a su lado. Le pareció ver una pequeña sonrisa divertida en el rostro del rizado pero o fue apenas inaudible o se la había imaginado.

Sacó de ésta unos algodones y los roció con un poco de agua oxigenada mientras continuaba con su mirada baja - Necesito que me dejes tus manos.

Pimentel las puso frente a él en un movimiento rápido. El ojiverde se acercó lentamente sujetandolas con suavidad, como si temiese acercarse demasiado.

Sostuvo primero su mano izquierda y comenzó a pasar el algodón por los cortes que tenía el los nudillos. Estaba seguro que la mezcla del agua oxigenada con la sangre tenía que estar escociendo considerablemente, sin embargo, el rizado parecía no inmutarse.

- Te duele? - El ojiverde lo preguntó sin pensar mientras continuaba acariciando sus manos con suavidad y delicadeza.

- Eso importa? - Erick se sorprendió lo suave que había sonado ahora la voz de Joel comparado con el tono enfadado que le caracterizaba - Quiero decir... Soy yo el que le ha partido la cara al hijo de puta ese, no debería preocuparte si le duele a él?

- No es eso lo que te he preguntado - El ojiverde dejó a un lado los algodones ahora ensangrentados y buscó en el botiquín un antibiótico para poder aplicarselo en la herida y que calmarse el dolor.

Joel lo miró sorprendido por la respuesta del ojiverde y sonrió de medio lado ignorando su pregunta - Que pasa Colón? - El rizado apretó su agarre en la mano con la cual estaba aplicando la pomada el ojiverde, provocando que éste levantase la mirada alarmado - Te preocupa lo que me pase?

Erick no sabía en qué momento Joel había acortado la cercanía tan notoriamente pero podía jurar que desde su posición escuchaba la respiración calmada del rizado, y rogaba porque el contrario no pudiese percibir el sonido de su pulso acelerado.

Vio como Pimentel se acercaba a su oído con sigilo - Creo que la historia de la chica buena con el chico malo ya está muy desgastada... - Se alejó sólo unos milímetros para volver a acercarse y continuar susurrando - Pero si lo que quieres es que te folle duro te advierto que no necesitabas armar todo este paripé preliminar.

Erick se levantó precipitadamente mientras tropezaba con la caja en el suelo y corrió hasta la salida. Joel, en un movimiento rapido, lo sujetó de la cintura haciéndolo retroceder - Déjame salir!

- Todavía no has terminado! - Pimentel lo arrastró de mala manera y lo empujó para que volviese a la posición anterior - No te preocupaba tanto que se infectaran las putas heridas? Ahora acaba!

Erick recogió la crema que se había caído al suelo en su huida y continuó aplicandola donde lo había dejado. Sus ojos picaban y lágrimas silenciosas comenzaron a escapar de sus ojos.

- Estas llorando? - Pimentel sujetó su barbilla haciendo que el ojiverde levantase su rostro - Se puede saber por qué siempre te compartas como una niñita estúpida?

Erick terminó de aplicar la crema y buscó dentro del botiquín mientras ignoraba las palabras de Pimentel. Sacó de él unas pastillas y las colocó en la mano del rizado - Tomatelas cuando veas que el dolor se hace más fuerte - Limpió con su manga las lágrimas que se habían escapado mientras abandonaba la posición en la que se encontraba- No tomes más de dos al día, puede causarte daños en el estómago.

Recogió la caja de primeros auxilios del suelo y se dispuso a marcharse, pero un apretón en su brazo hizo que no pudiese avanzar. Sus ojos se dirigieron a la mano que lo sostenía para después clavarse en su penetrante mirada - Lo siento - Su semblante continuaba serio pero sus palabras sonaban sinceras.

- Puedo irme ya? - La voz temerosa e incrédula del ojiverde hicieron que Joel apretase su agarre - Me... me estás haciendo daño Joel.

Pimentel continuó escrutandolo durante unos segundos más para después acercar su cuerpo al del moreno quedando a escasos centímetros- No me vas a perdonar? - Su susurro ronco y su repentina cercanía provocó un escalofrío en el ojiverde - Que tengo que hacer para que me perdones Erick? - Acarició su mejilla suavemente mientras su aliento golpeaba sobre sus labios.

- Que... Que estas haciendo? - Su nerviosismo aumentaba con cada respiración entrecortada, sin embargo, era incapaz de moverse.

- Sólo quiero agradecerte lo que has hecho por mi... - Hizo una pequeña pausa - Y quiero que me digas como puedo hacerlo - Pimentel agarró fuertemente la cadera del ojiverde mientras con la otra mano continuaba acariciando su mejilla - O prefieres que improvise?

- Por.. por favor - Erick agachó la mirada con temor - Déjame irme.

A pesar de sus palabras, el moreno no había intentado salir de la situación, continuaba entre los brazos del rizado sin mover un solo músculo.

Joel se acercó a sus labios con delicadeza rozandolos en una suave caricia contra los suyos. Podía sentir la respiración agitada del ojiverde mientras tenía sus ojos cerrados con fuerza dejando entrever el miedo en su cuerpo.

Segundos después, Erick abrió los ojos al escuchar un portazo a sus espaldas. Se había quedado sólo. Rastreo rápidamente la habitación para confirmarlo y expulsó todo el aire retenido en sus pulmones cuando pudo confirmarlo.

La situación que acababa de vivir le había hecho estremecer del miedo, sin embargo, lo que más le asustaba, era la reacción contradictoria que había tenido su cuerpo.



El Orfanato - Joerick [Libro 1] {Terminada}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora