Final

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Habían pasado dos semanas en las que el apoyo de Zabdiel y Christopher habían sido fundamentales para su recuperación, física y mental. A pesar de que continuaba con continuos dolores en todo su cuerpo había conseguido llevarlos lo mejor posible siguiendo al pie de la letra todos los consejos de los médicos. Mentalmente  no le estaba resultando tan fácil, un simple roce de otra persona le hacía extremecerse y su propia desnudez le incomodaba hasta el punto de darse asco a él mismo.

Zabdiel había llamado al orfanato para dar por finalizadas las prácticas de su hermano y Erick no se había opuesto. Habían realizado las oportunas denuncias para que todo el daño que le habían causado no quedará impune, sin embargo, eso no había hecho que el ojiverde se sintiese mejor.

- Por qué no quieres que te acompañe? - El mayor se negaba a dejar que Erick pasase sólo por el mal trago de volver al orfanato a recoger sus cosas.

- Porque no Zabdiel,  no va a pasar nada, y me gustaría poder despedirme de mis compañeros sin ver tu cara enfurruñada detrás  - El ojiverde hizo un intento de sonrisa pero desde lo ocurrido no había sido capaz de sonreír con sinceridad.

- No se como puedes ser tan terco... Llámame en cuanto salgas, y no te entretengas con nadie - El mayor continuaba sin dejarle cerrar la puerta del coche en el cual Erick estaba ya sentado hacia un rato esperando para marcharse - Ellos ya no son tu responsabilidad.

- Esta bien Zab, contra antes me dejes irme antes volveré - Zabdiel hizo una mueca de disgusto mientras se apartaba para que el menor cerrase la puerta.

Erick hizo el camino que tantas veces había recorrido de forma automática. Intentó mantener su mente en blanco pero contra más se acercaba al recinto la cantidad de imágenes que cruzaban por su mente aumentaban.

Sus lágrimas caían en cascada recordando todo lo que había vivido allí en tan poco tiempo. El pequeño Gabriel había confiado en él para usar  su voz, los alumnos le habían abierto su corazón en las terapias, Martina se había convertido en un gran apoyo para él, y bueno, también estaba Joel. Sin embargo, las imágenes de su violación empañaban todos esos buenos recuerdos convirtiéndolos en simples anécdotas antes de morir en vida.

Cuando diviso la puerta del orfanato pensó en regresar a su casa y olvidar todo lo que había dejado allí, su cuerpo temblaba y sus lágrimas no le permitían calmarse. Permaneció varios minutos allí sentado intentando quedarse solo con todo lo bueno que había vivido para así poder enfrentar la situación.

Bajo del coche y recorrió el patio vacío donde había empezado todo. Ese lugar nunca le había resultado tan siniestro como en ese momento y realmente sentía que su hendidura allí habría terminado tan pronto habiéndose rendido sin poder hacer nada por ninguno de los chicos que estaba alli. Traspaso el edificio y se dirigió a la sala de profesores donde sabía le estaban esperando.

Abrió la puerta encontrándose con caras amables sonriendole en señal de apoyo y comprensión. Martina fue la primera en acercarse y atraerlo a sus brazos haciendo que Erick no pudiese soportar más sus lágrimas.

- Ya ha pasado todo cariño - La morena le acariciaba el pelo mientras lloraba también en el hombro del más  alto.

El resto de sus compañeros la siguieron haciendo que Erick se sintiese querido y arropado al completo. A pesar de que desde el suceso no se sentía cómodo con las demostraciones afectivas, esas muestras de cariño estaban consiguiendo que se reconfortase.

Después de varios minutos, Martina se ofreció a acompañarlo a su habitación a por sus cosas para no dejarlo sólo ante esa amarga situación y Erick no había podido negarse.

Se sentó en la cama con las mejillas cada vez más humedecidas mientras su amiga metía las cosas en varias cajas impidiendo que el ojiverde tuviese que hacerlo.

El Orfanato - Joerick [Libro 1] {Terminada}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora