Capítulo 21

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Por fin había conseguido acomodar la última caja de ropa en los armarios, cuando había visto la habitación por primera vez pensó que era imposible que en ella cupiese ni una cuarta parte de sus cosas.

Se tumbó en la cama agotado por la "mudanza" y  permaneció varios minutos de esa manera mientras sentía como el cansancio se iba apoderando de su cuerpo  mientras su mente ya era incapaz de procesar.  
Un suave roce en su mejilla provocó que abriese los ojos de inmediato rompiendo de un plumazo toda su tranquilidad.

- Hola - Sus ojos se posaron en el pequeño que se encontraba a su lado con gesto avergonzado - Sólo quería darte el beso de buenas noches.

- Como sabías que estaba aquí? - Erick no pudo evitar poner al niño en su regazo mientras le acariciaba el pelo con cariño, no creía haber visto nunca nada más adorable que a ese pequeño  con las mejillas rojas.

- Mi hermano me lo ha dicho - La respuesta pareció no sorprender al ojiverde, por lo visto Pimentel tenía razón y en ese lugar las noticias no eran secretos para nadie - Te molesta que haya venido a verte?

La cara entristecida de Gabriel hizo que Erick terminase de derretirse de ternura - Por su puesto que no! Pero puede causarte problemas estar aquí?

El pequeño se limitó a encoger los hombros en señal de duda. La puerta volvió a abrirse bruscamente dejando ver a un Joel aparentemente enfurecido.

- Se puede saber que haces aquí Gabo? Te he dicho que te quedases en el patio! - El menor se abrazó más a Erick mientras una pequeña risa se escapaba de sus labios lo que provocó que éste también riese por su reacción mientras Pimentel continuaba con gesto serio apoyado en el marco de la puerta.

- Sólo ha venido a darme un beso de buenas noches - Erick miraba a Joel mientras éste negaba con la cabeza con ahora una leve sonrisa.

- Es curioso Erick... Las buenas noches se dan a la noche, no a las seis de la tarde - El ojiverde no pudo evitar soltar una carcajada, contagiando de inmediato al más pequeño.

A pesar de no haberse dirigido la palabra en toda la semana, Erick agradeció el ambiente distendido que parecia estaban teniendo. Camacho parecía relajado después del incidente del primer día después de su vuelta, y las terapias de Erick habían podido seguir su marcha. Pimentel, sin embargo, continuaba tenso y algo nervioso, no queriendo bajar la guardia ante la actitud que estaba teniendo el dominicano. El ojiverde se había sentido ridículamente protegido estos días con la sola presencia del rizado, sin embargo, el comportamiento agresivo que mostraba de vez en cuando le hacía dudar de su verdadero carácter.

- Que te pasa? - Erick reaccionó al escucharlo - Te preocupa algo?

- Que? No... estoy bien, solo un poco cansado - El ojiverde no pudo evitar quedarse embobado con los ojos de Pimentel que lo miraban fijamente.

- No puedes ir al baile del sábado - Erick se sorprendió por el giro en la conversación - Estoy seguro de que estos hijos de puta están preparando algo y ahí no es tan fácil protegerte.

El moreno no pudo evitar que un escalofrío recorriese su cuerpo por la expresión que el rizado acababa de utilizar - No puedo simplemente quedarme aquí Joel, tengo unos horarios que cumplir. Además, va a estar lleno de gente, es casi imposible que me hagan nada.

El rizado continuaba mirándolo con gesto duro - No sabes de lo que son capa...

- Estare bien - El ojiverde lo interrumpió - Pero gracias por preocuparte.

Pimentel no respondió nada, sin embargo, en su cara se podía ver preocupación.

- Vamos Gabo - Joel cogió al pequeño de los brazos de Erick para acomodarlo en su pecho - Espero que no te equivoques Colón, yo ya te lo he advertido.

La puerta se cerró dejando de nuevo a Erick sólo, el cual rápidamente se levantó de la cama para correr hasta la puerta.

- Joel, espera! - El rizado se dio la vuelta con gesto extrañado - Por qué... por qué te preocupas tanto por lo que me pase?

Pimentel acomodó a su hermano en el  suelo - Gabriel vete a jugar con tus amigos, enseguida voy yo, vale? - El pequeño asintió y salió corriendo en dirección al patio. Joel continuó estático en su lugar observando como el ojiverde parecía arrepentirse de su pregunta - No hay un por qué.

- Si lo hay - Erick no sabía de donde estaba sacando su valentía, sin embargo, necesitaba respuestas - Has arriesgado mucho por protegerme, por qué?

El rizado volvió a entrar en la habitación del ojiverde, quien lo siguió rápidamente. Cuando se quiso dar cuenta, Joel lo tenía acorralado contra la pared con su mirada fulminandolo - Tu por qué crees que es Erick?

La voz ronca del ojimiel lo hizo estremecer haciendo que se arrepintiese inmediatamente de haber provocado esa situación - No... No lo sé.

- Tienes miedo? - El rizado dejó algo de distancia cuando vio como el cuerpo del ojiverde comenzaba a temblar.

- No... - No pudo pronunciar nada más.

- Entonces por qué tiemblas? - Su tono susurrado provocó que Erick no pudiese apartar los ojos de sus carnosos labios, lo que llevó al rizado a acercarse más.

- Yo... No lo sé, pero no te tengo miedo - El ojiverde colocó  una de sus manos en la cadera del rizado como si no quisiera que escapase, lo cual no paso desapercibido para el contrario.

Joel acercó su rostro al del ojiverde rozando sus labios con los del contrario, provocando que un suspiro escapase de la boca del moreno, lo cual ánimo a Pimentel a unir definitivamente sus bocas.

El beso comenzó lento y superficial, Joel exploraba sus labios con delicadeza mientras el más joven continuaba sin mover ni un solo músculo. Cuando Pimentel quiso alejarse, un tirón en su cintura le hizo volver a cortar la distancia, ésta vez siendo correspondido de inmediato. Sus bocas se buscaban desesperadamente queriendo conocer  cada zona por explorar. Erick entreabrio su boca queriendo tomar aire, lo cual Pimentel aprovechó para introducir su lengua y profundizar aún más el beso. El ojiverde sentía que iba a desfallecer en cualquier momento, nunca lo habían besado de esa manera y desde luego nunca le habían hecho sentir así. Todo su cuerpo ardía y era incapaz de detener sus impulsos más primarios.

El rizado comenzó a moverse suavemente rozando su ya notable bulto en sus pantalones con la entrepierna del ojiverde haciendo que un gemido involuntario escapase de sus labios mientras balbuceaba su nombre.

- Párame Erick - El rizado parecía querer luchar con sus instintos aunque sus movimientos cada vez mas rápidos no demostraban lo mismo - En serio, haz que pare.

El ojiverde fue incapaz de decir nada, en lugar de eso, un sonoro gemido escapó de sus labios. Parecía mareado y totalmente entregado al placer que estaba recibiendo. Necesitaba más, quería acercarlo más, besarlo más, simplemente necesitaba más de él.

Pimentel ya fuera de sí,  comenzó a moverse sin desenfreno mientras mordia sin control el cuello del moreno haciendo que varios suspiros escapasen de su boca provocando que Joel perdiese del todo el control de sus embestidas. Erick sujetó con fuerza las caderas del mayor mientras un desesperado gemido hizo que su cuerpo se tambaleara a la vez que su semen manchaba sus pantalones. Pimentel imitó su acción totalmente excitado por el sonoro gemido en su oído haciendo que no pudiese retenerlo por más tiempo.

Permanecieron en la misma posición durante un minuto entero. Erick tenía  apoyada su cabeza en el pecho del mayor el cual lo mantenía sujeto con uno de sus fuertes brazos alrededor de sus hombros mientras la respiración de ambos se regulaba. Ninguno de los dos era capaz de levantar la mirada del suelo, sin embargo, se mantenían en un posición bastante íntima.

El ojiverde tuvo que hacer esfuerzo cuando el brazo que lo sujetaba se retiró abruptamente haciendo que tropezara inconscientemente. Levantó la vista del suelo por inercia encontrándose con esos ojos mieles que minutos antes habían estado encendidos en llamas, para ahora estar mirándolo con una expresión indescifrable para él.

El más alto acarició su mejilla lentamente y se separó dejando al ojiverde descolocado, para segundos después salir por la puerta y dejar al ojiverde totalmente sólo y confuso.

No fue hasta ese momento en el que se paró a pensar en lo que acababan de hacer. Erick quiso sentir arrepentimiento y culpa, sin embargo,  el olor del ojimiel todavía impregnado en su piel, le hizo sentir de nuevo una total y desconocida excitación hasta ese momento.

El Orfanato - Joerick [Libro 1] {Terminada}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora