Capítulo 25

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Los siguientes días para Erick fueron bastante tranquilos, daba sus respectivas clases y se encerraba en su habitación para preparar sus siguientes terapias hasta el día siguiente. Respecto a Joel, no había vuelto a verlo desde la disputa, quería disculparse por su comportamiento pero prefería esperar y no precipitar las cosas. El rizado no había acudido a sus clases desde ese día y lo que más había sorprendido al ojiverde era que tampoco había ido a buscar a Gabriel después de clases como hacia habitualmente.

Esa noche se celebraba la tan esperada fiesta del orfanato y el ambiente de los internos era mucho más jovial y alegre que de costumbre. Erick no tenía clases ese día ya que le tocaba cubrir la noche como responsable de que se mantuviese el orden y ninguna sustancia fuera de lo permitido entrara en el recinto, por lo que aprovechó para descansar durante todo el día.

Unos toques en la puerta lo despertaron horas después de la que iba a ser una "pequeña" siesta, sorprendiendose por la persona que se encontraba al otro lado de la puerta.

- Hola Erick, puedo pasar? Me gustaría hablar contigo - El ojiverde se hizo a un lado en señal de invitación. La chica se sentó en la silla que se encontraba enfrente del escritorio y espero a que el moreno también tomase asiento - No se muy bien como empezar...

- Empezaré yo si no te importa - El ojiverde paso las manos por su rostro en señal de nerviosismo - Quería disculparme por la reacción que tuve el último día. Se que sólo te estabas preocupando por mi y yo me comporte como un auténtico capullo contigo. Lo siento.

Martina sonrió levemente para después continuar ella - No cariño, no tienes que pedir perdón por nada, fui yo quien se metió donde no debía y te juzgue por ello. Tu eres mayorcito y sabes perfectamente que quieres en tu vida y que no, así que soy yo la que tiene que disculparse por metiche - Erick sonrió de vuelta y hizo un gesto para que su amiga se acercase.

Le abrazó con fuerza respondiendo ella de la misma manera. Cuando se separaron, él la golpeó suavemente en el hombro - Has tenido que tardar tanto en venir? Estaba más sólo que la una! - Ella se rió ante su comentario.

- Bueno dejemenos de cursilerías y vístete que ya es la hora de irnos! No tardes, te espero afuera - La chica salió sin recibir respuesta.

Después de unos quince minutos, Erick salió de su habitación y se junto con Martina que señalaba su reloj en señal de que había tardado una eternidad, lo cual hizo reír al más joven.

Caminaban por los pasillos viendo a los chicos y chicas vestidos con sus mejores ropas y realmente animados ante lo que parecía ser todo un acontecimiento es ese lugar.

El ojiverde paró su paso en seco haciendo que Martina retrocediese para ver que es lo que pasaba. Dirigió la mirada a donde Erick tenía clavados sus ojos y vio a la pareja que se besaba desenfrenadamente apoyados en las taquillas que se encontraban a lo largo del pasillo. Pimentel pareció darse cuenta porque sujetó  a la chica del brazo y la arrastró hasta estar fuera de la vista del moreno.

- Estas bien? - La dulce voz de su compañera le hizo volver a la realidad - Si necesitas ausentarse puedo cubrir...

- Estoy bien - El ojiverde dirigió su mirada a la chica - Realmente bien - Quiso sonreirle pero sólo consiguió que una mueca adornara su cara.

Martina decidió no insistir más y lo sujetó del brazo para continuar hasta el salón en el que se realizaba la fiesta. El sonido de la música, las risas y los empujones de los que allí se encontraban permitieron al ojiverde ocupar su mente en lo que tenía alrededor.

La noche avanzaba y Erick notaba como su cansancio iba en aumento mientras veía como los jóvenes cada vez estaban más animados. Sus ojos comenzaban a picar y su mente no paraba de dar vueltas repitiendo continuamente la misma imagen en su cabeza, Pimentel besando a quien quisiera fuese ella. No debía sentirse molesto, sin embargo, lo estaba y la incomodidad que sentía aumentaba con cada minuto que pasaba y continuaba sin visualizar al rizado en la dichosa fiesta.

- Perdona profesor - Un chico al cual juraría no había visto antes  interrumpió sus pensamientos - Hay una pelea en el baño de chicos y parece que no van a parar hasta matarse!

Erick salió corriendo del salón esquivando a todos los que se cruzaban en su camino para dirigirse donde le había indicado segundo antes el pelirrojo.

Cuando abrió la puerta se sorprendió al no escuchar ningún ruido en el interior, por lo que se adentró buscando a los que hacia minutos se encontraban en una disputa. Cuando quiso darse la vuelta, algo golpeó su cabeza haciendo que callese inmediatamente al suelo y su visión se volviese negra provocando que perdiese momentáneamente la consciencia.

Cuando consiguió recuperarse levemente del golpe y pudo abrir los ojos volviendo a ver con claridad, su cuerpo retrocedió todavía en el suelo intentando huir de las figuras que tenía delante pero alguien a sus espaldas se lo impidió.

- Me echabas de menos? - Camacho se agachó hasta donde se encontraba el ojiverde hecho un mar de lágrimas -  Estoy seguro de que sí.

Erick era incapaz de pronunciar palabra, lo único que salía de su boca eran sonoros sollozos que provocaban   las risas de los allí presentes.

- Que pasa bonito, te ha comido la lengua el gato? - Camacho se carcajeo viendo como el moreno continuaba en estado de sock - Que pena que el hijo de puta de Pimentel ya no esté para protegerte, verdad? Me lo ha puesto demasiado fácil para mi gusto...

- Ehh amigo no seas acaparador que yo también quiero probar ese culito - Un rubio sujetó el hombro del dominicano acercándose también al chico que yacia sentado en el suelo - Empiezas tu o empiezo yo?

Erick cerró los ojos con fuerza queriendo desaparecer de allí y que solo fuese una pesadilla que acabaria cuando sonase su despertador - Abre los ojos imbécil! Me gusta que me miren cuando estoy hablando! - Camacho le pego un tortazo que hizo que todo su cuerpo golpease en el suelo por no atender a su petición - Sujetarlo contra la pared!

Dos chicos que se habían mantenido callados hasta ese momento agarraron al ojiverde de los brazos arrastrandolo mientras pataleaba con las pocas fuerzas que tenia para finalmente golpear su cabeza contra las baldosas haciendo que numerosa sangre brotase de su cabeza. No podía moverse, su cuerpo no respondía y sus fuerzas se iban perdiendo con cada gota de sangre que caía a sus pies.

Notó como desabrochaban su pantalón y  tiraban de él quedando a la altura de sus rodillas. Sabía lo que venía después, sin embargo, no podía mover ni un solo músculo para impedirlo, sólo deseaba perder la consciencia cuanto antes.

Una mano lo sujetó de la espalda impidiendo que se moviese para segundos después  sentir como todo su cuerpo ardía ante la desgarradora  intrusión hasta lo más profundo de sus entrañas. Querría haber gritado, haber pataleado, haber intentando impedir lo que le estaba sucediendo, sin embargo, lo único que deseaba en ese momento era morir y dejar de sentir aquel dolor en su cuerpo y en su mente.

Después de un rato donde sólo escuchaba risas, gemidos e insultos, sus sentidos comenzaron a fallar mientras veia como una gran cantidad de sangre recorría sus piernas.

Pudo sentir como el dolor en su cuerpo y mente iba cesando poco a poco consiguiendo por fin el tan anhelado descanso.

El Orfanato - Joerick [Libro 1] {Terminada}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora