Capítulo 16

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Pasó una semana hasta que Erick se decidió a volver al orfanato.

Christopher le había suplicado  que no lo hiciese, que si lo que quería era demostrar que no era un cobarde eso ya lo había hecho  con creces.

Zabdiel  nunca llegó a enterarse de todo lo que había sucedido en realidad. Erick le había suplicado a su amigo para que no contase la verdad, o al menos toda, y Chris no tuvo más remedio que permanecer en silencio.

La versión que el ojiverde habia contado al director y sus compañeros era que había sufrido un accidente automovilístico y necesitaría un tiempo para recuperarse.

Durante toda la semana había intentado sentirse valiente y fuerte ante todo lo que había sucedido. Según le había contado Christopher, Pimentel lo había salvado de ser brutalmente violado, aunque  había reaccionado demasiado tarde. Erick no podía evitar sentir asco por aquellas personas, sin embargo, el mayor rechazo lo sentía por el mismo. No podía evitar pensar que esa situación la había provocado él mismo metiéndose directamente en la boca del lobo.

Cuando llegó esa mañana sus nervios estaban a flor de piel. Sólo ver el edificio a lo lejos le había provocado un temblor incontrolable en todo el cuerpo. A pesar del miedo, se dirigió a la sala de profesores donde todos le recibieron con una sonrisa y ánimos.

- Me alegro muchísimo de que este de vuelta con nosotros Colón -  El director le dio un apretón de manos como saludo - Los chicos no han dejado de preguntar por usted.

El gesto de Erick cambió cuando pensó en Camacho preguntando inocentemente por su "querido" profesor. Llevaba toda la semana imaginando como sería el reencuentro con la persona que quiso arruinarle la vida.

- Gracias director, la verdad es que tenía ganas de volver a la normalidad - Esbozo una pequeña sonrisa.

- Cree poder seguir el ritmo con su horario habitual o prefiere que reduzamos su jornada durante estos primeros días? El profesor de...

- No señor - Erick lo interrumpió- Puedo volver a mi trabajo sin problema, pero gracias por preocuparse.

- Está bien Colón- El director levantó levemente los hombros en señal de rendición- Entonces sólo me queda darle la bienvenida de nuevo.

El director se acercó a la puerta y la abrió con intención de salir pero un pensamiento le hizo retroceder - Por cierto, se me había olvidado comentarle algo - Volvió a cerrar la puerta y se apoyó levemente en ella - El día que usted sufrió el accidente, uno de sus alumnos también tuvo un percance - Erick palidecio esperando que no tuviese  nada que ver con lo que había ocurrido esa noche - Camacho recibio una brutal paliza a las afueras de una discoteca y permanece en coma desde entonces.

El ojiverde se había quedado mudo. No tenía palabras para expresarse ni una explicación lógica para lo que estaba escuchando. Su respiración comenzó a acelerarse mientras sus ojos continuaban abiertos como platos.

- Se encuentra bien Colón? - El director al ver el semblante pálido del psicólogo se acercó preocupado - No tiene buena cara.

- Si, si - Erick reaccionó y se levantó con la intención de salir de allí lo más rápido posible - Sólo me ha impactado la noticia señor. Si no le importa hablamos más tarde,  tengo que marcharme a mi primera  clase - Sus palabras salieron en carrerilla y casi ininteligibles.

Recogió sus carpetas de la mesa y salió corriendo precipitadamente sin dar tiempo a que el hombre respondiera. Se metió en el baño más cercano y trabó la puerta del mismo. Sentía que el aire de sus pulmones comenzaba a faltarle y las lágrimas comenzaron a salir sin control de sus ojos. Se había prometido a él mismo no llorar más pero le estaba resultando imposible. No quería saber que era lo que había pasado con Camacho pero no podía sentir pena por él,  no se alegraba de su mal, pero si de que el carma le hubiese devuelto el daño que el le había causado.

Unos golpes en la puerta lo sacaron de su trance. Se limpió la cara en el lavabo y abrió la puerta lo más sereno que pudo, sin embargo, la persona que se encontró al otro lado hizo que todos sus temores volviesen de golpe.

El chico entró empujando levemente a Erick para que no saliese de la habitación. El cuerpo del ojiverde temblaba sin control y su respiración y lágrimas incontroladas le avisaban de un próximo  ataque de pánico.

- Por favor Erick tranquilo - Joel intentó acercarse pero el miedo en los ojos del moreno le hizo retroceder - Sólo quiero saber cómo estás.

Las palabras del ojiverde morían en su garganta, no podía pensar, no podía moverse, lo único que atinaba hacer era llorar descontroladamente.

- Por favor Erick dime algo - La cara de preocupación en el rostro del rizado cada vez era más notoria, estaba sufriendo por ver al ojiverde en ese estado, o por lo menos eso es lo que parecía aparentar. Acercó su mano con la intención de acariciar la mejilla del ojiverde que se encontraba golpeada pero Erick la apartó de inmediato de un manotazo rápido.

- No se te ocurra tocarme! - Por fin lograba reaccionar - Tu y Camacho sois lo más despreciable que he visto en mi vida! - Ahora que había roto el silencio necesitaba gritarle todo lo que tenía dentro- Me das asco! Espero que te quiten a tu hermano y te mueras sólo como te mereces hijo de puta!

El semblante de Pimentel era serio ahora, pareciendo querer procesar las palabras que le había dicho el ojiverde - Vas a contar algo de lo que pasó? - Su voz tembló haciendo notar una inseguridad que no había percibido antes en él.

- Eso es lo único que te importa? - Erick giró la cara mientras las lágrimas continuaban mojando su rostro.

- No Erick, eso no es lo único que me importa, pero no pueden separarme de...

- No voy a decir nada - El ojiverde no dejó que terminase la frase. Levantó sus ojos ahora posandolos en el rizado por primera vez en lo que llevaban de encuentro - Ese niño no se merece otro abandono... pero estoy seguro que cuando sea un poco más mayor se dara cuenta de la mierda que eres y el mismo se alejara de ti.

Pimentel no pudo discutir nada de lo que Erick le estaba diciendo porque realmente el mismo sentía que eso iba a ocurrir tarde o temprano.

- Lo siento - A pesar de haber sonado como un susurro las palabras fueron audibles para Erick. Poco después Joel salió dejando al ojiverde sólo con sus pensamientos.

Un sollozo se escapó de sus labios mientras abrazaba su torso con sus brazos.

Su mente no dejaba de dar vueltas. Había sentido alivio al soltar todas aquellas palabras, sin embargo, eso no había hecho que se sintiera mejor.
Recordaba el rostro herido del rizado mientras decía todo aquello y no le provocaba satisfacción.

No había pasado desapercibido para Erick la cara magullada del rizado y los numerosos moratones que se podían entre ver a través de su ropa, provocando que una idea descabellada pasara por su cabeza.

El Orfanato - Joerick [Libro 1] {Terminada}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora