Capítulo 22

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Su primera noche en el orfanato no había sido como el había esperado. Los continuos pasos por los pasillos, infinitos murmullos que traspasaban las finas paredes y puertas en continuo movimiento hicieron que conciliar el sueño fuese un reto casi imposible. Por si eso fuera poco, los nervios de Erick desde el inesperado "encuentro" con Pimentel no habían disminuido en absoluto.

Aún podía sentir los carnosos y calientes labios del rizado sobre los suyos haciendo maestrías mientras recorría con su lengua la cabidad de su boca, la humedad en su cuello tras el paso de sus besos y la increíble sensación que había sentido con tan sólo su cercanía.

No le resultaba complicado recordar el calor de sus cuerpos y el sudor que emanaba de ellos. La fricción de sus penes erectos mientras sus manos lo sujetaban con fuerza de las caderas queriendo una mayor cercanía, los gemidos ahogados sobre su boca, su aliento sobre su oído... Todo había resultado tan extremadamente excitante para Erick que no pudo evitar que un bulto resultase en su ropa interior de sólo recordarlo.

El ojiverde comenzó a tocarse suavemente imaginando que la gran mano de Pimentel era quien sujetaba la ya enorme y dura erección. Imaginaba sus rizos sobre su rostro endurecido mientras lo tocaba con desespero sin dejar de besar su cuello. Erick cerró los ojos mientras pasaba su dedo por la brillante punta de su pene ya humedecido por el presemen escapandosele un pequeño gemido. Aumentó el ritmo de sus movimientos queriendo llegar al clímax mientras su imaginación continuaba proyectando diferentes imágenes del rizado dándole placer, más rápido, más caliente, más placentero. Un gruñido escapó de su boca a la vez que su mano se cubría de la espesa esencia de su semen mientras su cuerpo se relajaba después del orgasmo.

No quería pensar en lo que acababa de hacer, no quería admitir quien había sido el culpable de su erección y desde luego no quería reconocer lo que había sentido su cuerpo en ese momento. Sin embargo, sus reacciones fisiológicas no necesitaban palabras, su cuerpo se encargaba de confirmar todo lo que su boca callaba.

A la mañana siguiente, habiendo dormido a penas un par de horas, Erick se dirigió a la primera clase del día con los mayores. Estaba nervioso por la reacción que tendría el rizado respecto a lo que había pasado el día anterior y esperaba que no hubiese dicho nada de ello. A su vez, en esa clase nunca terminaba de bajar la guardia por la presencia de Camacho en ella y sus continuas miradas desafiantes. A pesar de haber dejado sus burlas durante estos últimos días, el ojiverde estaba seguro de que seguía siendo el blanco a destruir por el dominicano y éste no tardaría en actuar contra él.

Entró al aula lo más recto y seguro que le fue posible y se sentó en su lugar mientras colocaba el material sobre la mesa. Los alumnos continuaban con sus conversaciones ignorando la presencia del ojiverde mientras Camacho lo miraba con una sonrisa que a Erick le pareció aterradora. El dominicano le lanzó un beso haciendo que el cuerpo del ojiverde se pusiera en tensión mientras él continuaba mirándolo fijamente.

La puerta del aula se abrió bruscamente cortando la tensión que se estaba produciendo segundos antes. Un agitado y mal humorado Pimentel entró por la puerta cerrandola una vez dentro con un sonoro portazo. Se sentó en uno de los lugares libres y se puso la capucha de su sudadera intentando ocultar lo máximo posible su rostro enrojecido y sus pupilas dilatadas que no pasaron desapercibidas para el ojiverde.

- Pimentel se encuentra bien? - Erick preguntó con voz suave.

- No... La verdad es que no - Joel lo miró diferente a como lo solía hacer, con rabia en sus ojos, lo cual oprimio el pecho del ojiverde - Pero tengo que estar aquí porque un jodido imbécil no sabe cuidarse sólo.

Erick permaneció unos segundos en silencio mientras intentaba procesar su respuesta. Tragó duramente y volvió a dirigir sus ojos a los del chico enfurecido - Nadie te ha pedido que cuides a nadie, así que si tan trabajoso te resulta estar aquí, será mejor que te largues.

Una carcajada involuntaria escapó de los labios de Pimentel mientras Camacho a sus espaldas miraba la escena realmente entretenido. Joel se levantó de su asiento ante la atenta mirada del resto de sus compañeros y se dirigió a donde se encontraba el ojiverde intentando controlar sus nervios.

- Que valiente eres verdad Erick? - Pimentel se agachó enfrente de la silla del ojiverde y acarició su mejilla con desprecio - Crees poder defenderte solito la próxima vez que Camacho quiera follarte el culo?

El dominicano comenzó a reír sin control mientras el resto de alumnos parecía no respirar esperando la siguiente secuencia del acto. Erick no pudo evitar agachar la mirada mientras numerosas lágrimas escapaban de sus ojos.

- Fuera Pimentel - Levantó si mirada para enfrentar esos ojos enfermos en rabia e incomprensión- Vete de mi puta clase de una vez!

El rizado lo miraba con la respiración agitada intentando buscar su propio autocontrol. Se levantó rápidamente sin quitar los ojos de su rostro húmedo por las lágrimas y salió de la clase ante la expectación de todos.

Unos aplausos resonaron desde el fondo de la clase haciendo que todos se volteasen hacia el extravagante sonido acompañado de una risa burlesca - Que escena tan maravillosa! - Otra carcajada escapó de sus labios - Ya sabía yo que la historia de amor entre la dama y el vagabundo no podía durar mucho.

Erick continuaba con su mirada perdida en el suelo mientras Camacho continuaba con su monólogo - Dime querido profesor, lo que ha querido decir Pimentel es que ya puedo follarte el culo sin sus putas interrupciones?

El ojiverde se levantó de su sitio y salió caso corriendo del aula. Sabía que lo iban a reprender por la actitud cobarde y poco profesional que estaba teniendo, sin embargo, las lágrimas no dejaban de correr por su rostro mientras un dolor en el pecho le hacía no poder pensar con claridad sus actos.

Se encerró en su dormitorio y lloró durante horas hasta que sintió que de sus ojos no podian salir mas lágrimas. Se acurruco en la cama intentando calmar los temblores en su cuerpo y cerró los ojos fuertemente intentando borrar todo lo que había vivido ese día. Poco a poco su mente y su cuerpo comenzaron a sucumbir al cansancio provocando que cayese en un profundo y anhelado sueño.

- Erick - El ojiverde no sabía si era producto de su imaginación o esa voz era real, sin embargo, no era capaz de abrir sus ojos. Una suave caricia en su mejilla mientras continuaba escuchando como llamaban repetidamente su nombre hizo que su mente se activase sacándole de la profunda ensoñación.

Cuando sus párpados  consiguieron responderle y visualizó la figura que tenía en frente, se apartó rápidamente hasta colocarse lo más alejado posible de él - Lárgate de aquí! No quiero verte! - Varias lágrimas escaparon de nuevo de sus ojos haciendo que se derrumbase de nuevo.

- Erick perdóname - Pimentel mantuvo la distancia viendo como temblaba el cuerpo del ojiverde y las tremendas ojeras que lucía.  Su voz sonaba débil y avergonzada - Siento lo de antes joder, ese no era yo!

El menor apoyó el cuerpo en la pared y apretó sus manos en su rostro mientras sollozaba sin control. Pimentel aprovechó ese momento para acortar las distancias y dirigirse hasta donde se encontraba el ojiverde. Lo agarró con sus fuertes brazos y apoyó la cabeza del menor en su pecho mientras lo sujetaba con delicadeza  de los hombros.

Si, ese si eras tu joder! - El ojiverde levantó su mirada empapada en lágrimas para mirarlo a los ojos los cuales habían recuperado su estado natural - Deja de fingir que te preocupas por mi y vete a la mierda Joel! Ya no tienes que protegerme más! No tengo más remedio que ver...

Erick no pudo continuar ya que Joel le hizo callar con su boca. El menor pataleaba intentando romper la cercanía mientras golpeaba el pecho de Pimentel con sus manos. Éste sujetó sus muñecas inmovilizandolo en su pecho sin cortar el desastroso beso. Poco a poco la presión que ejercía en los brazos del ojiverde se fue suavizando viendo como la respiración del más joven se calmaba. Sujeto de nuevo sus manos y las colocó alrededor de su cintura mientras la boca de Erick ahora si llevaba el mismo ritmo que la suya.

El Orfanato - Joerick [Libro 1] {Terminada}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora