13. Six.

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El rubio abrió los ojos, inmediatamente y por inercia, colocó su mano en su cabeza, dolía horrible, sentía que todo daba vueltas y tenía unas enormes ganas de vomitar

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El rubio abrió los ojos, inmediatamente y por inercia, colocó su mano en su cabeza, dolía horrible, sentía que todo daba vueltas y tenía unas enormes ganas de vomitar.

Cerró los ojos fuertemente y puso su otra mano debajo de su almohada, para acomodarse y tratar de volver a dormir.

—Ni lo pienses, hombre, en este mismo instante te levantas —Lukas terminó de despertarse al escuchar la grave voz de su abuelo, vaya que había estado mal.

—No ahora, viejo —mientras movía su mano por la cama, logró encontrar sorpresivamente su celular, al que miró estupefacto.

—Es la una de la tarde, Lukas —dijo su abuelo reprochándole—. Date una ducha y baja. Hablaremos de lo que hiciste —suspiró—. Y no es una opción, es una orden.

Seguido de eso Joseph abandonó la habitación, cerrando de un portazo la puerta, intencionalmente para que el dolor de cabeza de su nieto aumentara. De esta no se iba a salvar.

Lukas soltó un gemido de dolor y trató de encender su celular. El aparato le marcó batería baja así que en seguida lo conecto. Y después se levantó de su cama.

El muchacho anteriormente había vivido situaciones así, claro. Pero casi siempre lograba recordar lo que había hecho el día pasado y nunca había amanecido queriendo vomitar.

Dejó el celular en su buró y se dirigió a la ducha. Hoy sería un día asombroso sin duda.

Después de veinte minutos, salió. Se había dado un tiempo para relajarse y que el terrible dolor bajara, aún dolía, pero menos. Nunca se había puesto así de mal.

Al encender su celular, el dispositivo empezó a vibrar como loco en la mano del rubio, quién lo miraba atento y estuvo a punto de abrir WhatsApp cuando su abuelo le llamó desde la sala de la casa.

Miró unos segundos más el dispositivo y luego lo volvió a dejar en su lugar. Cualquier cosa podía esperar después de un merecido regaño de Joseph. Sabía que estaba en problemas desde que escuchó el tono de voz que el mayor había utilizado para dirigirse a él.

Bajó las escaleras ya vestido y viéndose mucho mejor que hace media hora y vio a su abuelo sentado en su sillón favorito.

—¿Y ahora vas a...

—¿Te causa gracia, Lukas? —el chico detuvo su burla—. Hijo, regresaste peor que nunca. No... no es la primera vez que haces esto, lo sé, por el amor de Dios que lo sé. Y te lo he permitido tantas veces... que se te hizo una muy mala costumbre —el hombre bajó la cabeza, decepcionado—. Me habías prometido que no te ibas a volver a poner así... ¡Lukas, regresaste tan mal! Al ver el rostro de tu amigo... Alex... Axel... no sé, me preocupé. Creí que te había pasado algo malo, pero en verdad te pasó algo malo.

—Bien, sí, de verdad lo siento, no quería ponerme así es sólo que... no supe controlarme, perdóname.

—Golpeaste a alguien, hijo —el mayor lo miró a los ojos—. Piensa en tus acciones, hijo, no voy a estar contigo siempre y no quiero dejarte sabiendo que probablemente no puedes cuidarte solo. Necesito que sepas qué tienes que dejar de hacer.

Sleeping at Last | Lukesse | MCSM | #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora