18. Fear.

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Jesse se negaba a la idea de perder a Lukas

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Jesse se negaba a la idea de perder a Lukas.

Eran incontables las veces que la había hecho sentir bien. Pero se encontraba hecha un lío.

No recordaba nada de lo que había pasado la noche anterior y temía, temía porque probablemente habían llegado a más de besos y caricias y ella era incapaz de recordarlo por la cantidad de alcohol que había bebido.

Tenía unas enormes ganas de golpearse a sí misma por ello, además sentía una enorme presión, y quería vomitar. Pero no sabía si por nervios o... por otra cosa que deseaba que no pasara.

Además, pensaba en su madre. Si una cosa así pasaba, ¿qué haría? ¿cómo se lo diría? ¿con qué cara?

Mordía sus uñas descontroladamente, se sentía muy tensa y no sabía cómo quitarse esa ansiedad de encima.

Miró al abuelo de Lukas, quién permanecía parado casi delante de ella, con la mirada baja y entre cerrando los ojos. Se veía cansado. Y Jesse comprendía. Al fin había entendido que era normal en Lukas llevar una vida como lo hacía ahora, pero que nunca había llegado a los límites como esta vez. Y no sabía qué hacer. Porque ella sentía que era su culpa. Ella había tomado inconscientemente, y su novio estaba en medio de una operación riesgosa, de la que no sabía si saldría con vida.

—Señor —la chica miró a Joseph y él levantó su mirada después de un buen rato—. Si se siente cansado, no hay problema en que vaya a casa a tomar una siesta, llevamos aquí ya tres horas y...

—No te preocupes por eso, Jesse —la castaña tembló al escuchar tal tono de voz.

Ella siempre había visto a aquel hombre como alguien feliz, amable y comprensible. No sabía casi nada de Lukas. Nada de sus padres, ni de algún familiar que no fuera su abuelo. Y las veces que ella había hablado con aquel hombre, había sido totalmente agradable. Pero ahora se mostraba mucho muy diferente y eso le aumentó los nervios.

—Perdón, Jesse —el hombre se sentó al lado de la chica y miró sus manos—. Sé que no sabes nada de Lukas. No te preocupas, es tan testarudo y egoísta que no creo que te cuente nada acerca de su vida. Ha sido difícil, ¿sabes?

—Lo sé —resopló—. Señor, discúlpeme. Esto fue mi culpa.

—No fue tu culpa Jesse —la mencionada miró a Joseph, pues la voz del mayor se había quebrado y ella lo había sentido, se maldijo por haber dicho eso último, lo que menos quería en estos momentos era que él se pusiera mal en medio de algo como lo que sucedía—. Siempre ha... siempre ha llevado éste estilo de vida. Y por más que he hablado con él hasta el cansancio, no lo considera. Yo... ya no sé qué decirle. Parece que le entra por un oído y le sale por el otro, porque hace completo caso omiso. Le advertí, Jesse, te juro que le dije que si seguía así, algo como esto pasaría, y él solamente se burlaba. Se burló de su destino. Y aquí están las consecuencias —suspiró pesadamente—. No tienes por qué pedir perdón, Lukas está roto, está roto y no sabe cómo repararse a sí mismo. Cree que está solo y... simplemente no es así. Cree que debe cargar con las cosas malas que le pasan, cree que debe de luchar contra todo eso él solo, cuando le he demostrado que estoy aquí para él, pero no quiere confiar en mí.

—Él lo sabe, Joseph. Simplemente es inseguro. Y lo ama, lo ama incondicionalmente porque ha estado para él todo el tiempo.

—Espero que lo sepa.

En ese momento, como si estuvieran sincronizados, el doctor salió de la sala de urgencias, con paso acelerado hacia Joseph y Jesse.

—¿Cómo está, doctor? —las palabras salieron tan rápido de la boca del mayor, que casi no se entendieron.

—Lukas está libre de peligro. Sólo pasará un buen tiempo de recuperación y todo mejorará. Está bien, señor Joseph.

El canoso hombre abrazó al tipo de la bata blanca y empezó a sollozar, hasta ese momento la calma pudo transcurrir en el cuerpo de Jesse.

El canoso hombre abrazó al tipo de la bata blanca y empezó a sollozar, hasta ese momento la calma pudo transcurrir en el cuerpo de Jesse

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La recuperación de Lukas se basó en visitas de Jesse y Joseph.

La chica sabía que el rubio se sentía solo, lo miraba y era indescriptible lo que transmitía. Se veía triste. Y ella no podía hacer nada porque por más que trataba de que el chico se abriera con ella, simplemente no lo hacía. No se dejaba.

Y las cosas simplemente parecían no mejorar.

Sleeping at Last | Lukesse | MCSM | #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora