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Jesse había perdido la noción del tiempo justo en el momento en que subió a la ambulancia con Lukas, sentía como si todo fuera en cámara lenta, y en cuanto se sentó junto al cuerpo del rubio, tomó su mano.
Era algo que hacía que permaneciera con los pies en la tierra. Algo que la mantenía en la realidad.
-No dejen de tomar su pulso, se está desangrando -la chica veía expectante todo lo que ocurría, más solo podía rezar en su mente, rezar y pedir porque todo fuera mejor.
Al llegar al hospital le permitieron la entrada hasta la sala de espera, y nuevamente se encontraba en el mismo lugar, por la misma persona.
Ahí se detuvo, lo más en calma que podía, sabía que si se ponía nerviosa de nuevo probablemente le daría un ataque de ansiedad, y era lo que menos necesitaba ahora mismo. Diez minutos después, pasó un nuevo paciente delante de ella, el cual estaba completamente cubierto, y alcanzó a escuchar que había sido un accidente grave. Notó también que venía sin acompañantes, ¿alguna vez le pasaría eso a Lukas, si seguía comportándose igual? ¿Si nunca tomaba la decisión de cambiar por su propio bien?
Se quedó ahí, le marcó a Joseph después de tranquilizarse y el abuelo del rubio se presentó también.
Pasaron una, dos, tres horas. Jesse estaba consciente de que el rubio estaba sensible por la vez anterior que había parado en el hospital, y ahora que tenía golpes, que además ella no se podía explicar, se sentía aterrada.
Miraba a todos lados, esperando, ansiosa, impaciente, hasta que amaneció y ella despertó, cayó en cuenta de que se había quedado dormida esperando noticias de Lukas.
-Jesse, deberías de ir a casa, ya son las siete y media -la chica levantó la mirada al escuchar a Joseph.
Y regresó al momento en que había estado en la fiesta.
Su madre seguramente estaría molesta, enojada, tenía varias llamadas perdidas de ella. Por lo que había pasado por Lukas, no había revisado su celular en ningún momento, la chica había entrado en algún tipo de trance en el que había olvidado por completo que su madre pasaría por ella.
Al no encontrarla en la fiesta como había quedado, seguramente estaría furiosa. Y sabía que un muy buen regaño le iba a dar en cuanto llegara a casa.
Justo cuando tomó su abrigo, un doctor salió de aquella puerta blanca, llamando a los familiares de Lukas.
-Tuvo una contusión, parece ser que peleo, pero que lo golpearon con algún objeto, pensamos que pudo haber sido algún bate o algo así, tiene unas cuantas heridas en las piernas y en los brazos, parecen rasguños... y tuvo una leve hemorragia en su costado, parece ser una cortada con algún objeto punzante -suspiró-. Si quieren mi hipótesis, estoy seguro de que alguna banda callejera trató de asaltarlo.
-Si, cuando lo vi parecía ser que no tenía su celular ni su cartera -la chica miró a Joseph con preocupación y él le devolvió la mirada.
-Ahora sigue dormido, lo anestesiamos para tratar las heridas y su contusión, seguramente despertará en un rato. Los mantendré al tanto -dio un par de apretón de manos y regresó a la sala.