Sonaba el reloj 7: 00 am y Daniela abría sus ojos pesados llenos de cansancio. Un nuevo día comenzaba y una nueva esperanza de conseguir ese trabajo que tanto anhelaba y necesitaba estaba por delante. Era la tercera entrevista a la que iría en la semana. En la primera no había tenido el perfil que buscaban y en la segunda, antes de poder presentarse en la oficina, le habían dado el trabajo a una rubia voluptuosa con minifalda, y ésta era la última que quedaba luego de la selección que había hecho de los anuncios del periódico.
Haber dejado sus estudios le pesaba, estaba cansada, deprimida y se sentía devastada de pensar que sus sueños de superación debían quedar relegados por las circunstancias que atravesaba. Los gastos de la casa eran muchos y su tía ya no podía costearlos, como así tampoco ayudarla con los de la universidad. Tenía las mejores notas y no le pesaba en nada estudiar, amaba estar entre sus libros, pero Dios había puesto esta prueba sobre sus hombros y aunque doliera debía asumirla.
Se dio un baño, se puso un pantalón negro, camisa blanca y unos zapatos de oficina. Se miró al espejo, acomodó su cabello castaño con una hebilla hacia un costado y suspiró.
¿Por qué Señor, por qué?
Una pregunta sin respuesta. Sabía que debía confiar, Dios siempre estaba a su lado.
Preparó su café y se sentó mirando por la ventana de la cocina. Se sentía sola, tenía 27 años y un corazón destrozado.
Estos últimos meses se sentían cada vez más cuesta arriba y al contrario de lo que siempre le habían dicho, que el tiempo lo cura todo, sentía que se abría un hueco más profundo en su corazón y que de allí salían los recuerdos más dolorosos de tantos momentos dulces vividos con Alan.
Sintió como una lágrima caía dentro de la taza con el café ya frío.
Se levantó de la mesa y fue a despedir a su tía que estaba en cama, al entrar, ella todavía dormía. Tan débil se veía, tan delgada. Tía Clara había sido como su madre, la había amado, cuidado, educado, cada día pendiente de ella. Ahora se veía frágil y anciana. Se acercó a la cama y besó su frente tibia, el sol entraba por la ventana y al toque de sus labios, ella entreabrió sus ojos claros.
-Hija, ¿qué hora es ya?
-Tía es temprano, descansa un poco más para que tomes fuerzas. A mi regreso le cuento cómo me fue. Pida al Señor por mí, lo necesito.
-Ten fe Dani, aquí te espero.
Sonrió con debilidad y volvió a cerrar sus ojos.
Tía Clara no había podido recuperarse de su caída, a pesar de dos cirugías y de la insistencia de los médicos en ejercitar sus músculos, sus piernas ya no respondían, no podían soportar su peso, y desde hacía ya cuatro meses que estaba en cama.
Los ahorros que tenía su tía se habían usado en los gastos médicos y el dinero que cobraba de su retiro, apenas alcanzaba para pagar el sueldo de Berta, y de seguro no podía prescindir de ella. Berta acompañaba a Clara, le leía, la bañaba, le hacía de comer, le ayudaba con sus ejercicios y controlaba su medicación.
Miró el reloj y se levantó rápido para llegar a tomar el bus. No quería llegar tarde. Retocó su maquillaje, delineó sus ojos verdes, un lipgloss y vio la nota adhesiva en el espejo del baño:
"Vas delante y detrás de mí. Pones tu mano de bendición sobre mi cabeza"
Gracias Señor por siempre estar a mi lado.
Tomó el bus en la parada y al llegar a RedDesign sintió sus manos frías. La mejor empresa de publicidad de la ciudad estaba frente a ella. Cuando había visto el anuncio de que necesitaban una asistente personal, lo había considerado. A pesar de estar muy bien preparada y con las mejores calificaciones en la carrera de diseño, no se había graduado aún y no podía exigir demasiado. Sólo esperaba que consideraran su currículo y que tuviera la posibilidad de ingresar. Aunque el pago no sería mucho, necesitaba el trabajo. Esperaba tener la oportunidad de conseguir algo mejor después, pero por ahora debía tomar cualquier cosa que hubiera en oferta.
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Todo Fue Diseñado Antes que un Sólo Día Pasara
RomanceROMANCE CRISTIANO COMPLETA Una mujer abandonada, un hombre que no puede dormir por las noches, dos vidas que Dios se ha empeñado en unir. Es el primer libro que escribí, donde se mezcla el romance y la obra de Dios. Te invito a leerla y a disfrutarl...