Capítulo 30

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Abrió y su corazón se estrujó al verlo allí. Hacía dos días que no se cruzaban y lo había extrañado tanto que sintió el impulso de abrazarlo. Su perfume la invadió y estaba tan atractivo que sus manos se pusieron frías.

—Hola...

—Hola. —sonó más fría de lo que quería aparentar.

— ¿Cómo has estado?

—Bien ¿y tú?

—Bien. —ambos mintieron. —Te fuiste... de la oficina.

—Sí... —frunció el ceño. — ¿olvidé dejar algo en orden?

—No... todo está bien. —dijo nervioso y ella lo miró intrigada y nerviosa.

—Ah... —se hizo un silencio incómodo.

—¿Por qué te fuiste?— Dani no respondió, miró al costado buscando qué decir. — ¿Podemos hablar?

—Claro, dime... —Sentía el impulso de abrazarlo y decirle lo que había dolido irse de RedDesign, no verlo esos días, pensarlo feliz con ella, pero se obligó con determinación a no decir nada. Mientras más rápido se fuera, más fácil sería mantener la compostura.

— ¿Puedo pasar? —Dani tragó saliva y dudó. No quería que se acercara, no quería que la mirara, ablandaba las pocas fuerzas que sentía, lo poco que había construido alrededor de su corazón para que no se derrumbara por completo.

Entreabrió la puerta para que entrara y al tenerlo de espaldas, apretó los ojos y mordió su labio.

Caminaron hasta el sillón de la sala y se sentaron. Él primero y ella luego, marcando un buen espacio entre los dos.

—¿Cómo sigue tu padre?

—Mejor, gracias por preguntar. Está muy débil, apenas si habla, pero se recuperó de la crisis del otro día.

—Qué bueno, me alegro mucho por él. Dale mis saludos por favor. —volvió a reinar el silencio y ella apoyó sus manos en sus rodillas como dispuesta a ponerse en pie y acompañarlo a salir a la primer oportunidad que tuviera.

Él sonrió por lo decidida que estaba a propiciar todo para que él se fuera, la hacía ver más hermosa. Ese ceño fruncido, esa boca cerrada en una línea inexpresiva, le hizo sentir un impulso incontrolable de besarla. La miró a los ojos tratando de encontrar una palabra que le abriera camino y le permitiera acercarse. Parecía que había levantado una muralla entre los dos y no terminaba de entender por qué. Sabía que los besos que habían compartido de seguro la incomodaban, pero se había topado con una pared y una barrera difícil de sortear. La idea de que Alan tuviera que ver con su alejamiento le anudó el estómago y por un momento, se arrepintió de haber ido.

Cerró los ojos un breve segundo mientras su corazón pedía a Dios que le ayudara.

— ¿Puedo acercarme? —lo dijo sin apartar sus ojos y notó que ella se puso rígida, dispuesta a ponerse de pie, pero antes de que pudiera negarse, se acercó y le tomó la mano.

—Dani te necesito. Te extrañe tanto estos días... —Se sobresaltó con sus palabras y abrió la boca para decir algo pero él la interrumpió. —Quiero que sepas que mi vida, siempre fue oscura... Tomaba aquello que me daba placer, que me hacía olvidar... hasta que te conocí. Al principio no sabía que me pasaba, sentía ansias de verte, deseos de hablar contigo y respirar a tu lado. Pensé que era curiosidad por tu fe o tal vez, necesidad de una amistad, pero mientras más me acercaba, algo dentro de mí se encendía. Ese viaje a Santa Mónica lo planee tan bien... Necesitaba conocerte más, acercarme a ti. Y aquel sentimiento crecía de una forma incontrolable. Tenía tanto miedo...  —Apretó su mano entre las suyas y las acariciaba con amor. —Supe que amabas a alguien más y a pesar de todo, quise seguir, acercarme. —Dani lo miró frunciendo el ceño, sin entender. Emocionada por aquellas palabras que salían de sus labios y acariciaban su alma. —Aquella noche en casa no soporte más, necesitaba besarte, ya no aguantaba, me enloquecían, aunque sabía que si lo hacía jamás podría separarme de ti. —Máximo soltó su mano y acomodó su cabello, ella se estremeció. —Pero no me arrepiento Dani, no me arrepiento. El único regalo que puedo darte ,es mi corazón que ama por primera vez. —Acarició su rostro con su mano, ella cerró sus ojos y él enjugó sus lágrimas suavemente. —No llores, yo entiendo. Si lo amas, no te detengas, porque es algo que te vas arrepentir siempre. —Ella lo miró aún sin entender. —Soy egoísta y extremadamente celoso, no puedo soportar que estés con él, por eso no devolví tus llamadas, porque necesito alejarme un poco, recuperar la cordura... Pero eso no significa que tengas que irte de la empresa.

—Máximo no sé de qué me estás hablando... —Con sus manos tomó su rostro por primera vez, y antes de que él pudiera reaccionar a nada, lo besó. Aprisionó sus labios contra los suyos y él la abrazó fuerte y respondió a aquel beso volcando en ellos la tristeza, la pasión y el dolor que lo invadían. Sus lágrimas mojaron su rostro y cuando al fin se alejó levemente, Dani lo acarició con sus manos suaves. —Te amo. Te amo para siempre. —Él la miró sin poder creer aquellas palabras. Volvió a besarla con más intensidad, la abrazó con ansias y fuerza, cuando se incorporó, la separo levemente.

—¿Y Alan?

— ¿Alan? No entiendo que tiene que ver él.

—Te busque en el parque y los vi juntos. Él te tomaba de la mano, te abrazaba. —Dani le dio una mirada cargada de amor y entendió todo.

—Máximo, Alan y yo nos reunimos para hablar, dejar todo claro. Necesitaba dejar aquello atrás para empezar de nuevo, vivir lo que siento por ti con un corazón liviano, sin raíces de amargura en él. Sentía que debía hacerlo. Hablar, aclarar las cosas... —Máximo la abrazó y la besó saboreando sus labios suaves, desahogando toda la angustia de esos días que había estado atormentado.

Ella lo alejó levemente.

—Yo también necesito que me expliques algo, ¿qué hacía ella allí?—Máximo sonrió, le apartó el cabello sujetándolo detrás.

—¿Claudia? Es la doctora de papá. —lo dijo tan tranquilamente que Dani frunció el ceño y enarcó la ceja. —Es verdad... Tienes que creerme. ¿Recuerdas el contrato con GAP Cosmetics?.—Ella asintió. —Desde aquel tiempo no eh podido pensar ni estar con nadie más. No podría...

Dani se hundió nuevamente entre sus brazos, sus lágrimas se habían secado ya. Estaba feliz, plena y se perdió en aquellos brazos para siempre. 

Todo Fue Diseñado Antes que un Sólo Día PasaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora