Se encaminaron nuevamente en las bicicletas y volvieron por la ciclopista hacia Santa Mónica. Llegaron a la playa, Máximo se quitó la ropa y corrió hacia el agua. Se notaba que disfrutaba del mar y de las olas, desde allí le hacía señas a Dani que se había quedado en la playa, observándolo. Sonrió al verlo en el agua, esperando las olas para que lo arrastraran. Había vivido cosas difíciles y duras, había crecido sin el calor de un hogar, y se había convertido en ese hombre inteligente, que por momentos era duro, exigente y por otros, tierno, capaz de cuidar y ayudar a otros, como lo había hecho con ella. Tomó el móvil y le sacó una fotografía, allí en medio del mar, disfrutando, libre, feliz. Quería conservar ese momento para siempre.
El móvil de Máximo sonaba en la mochila, lo tomó y le hizo señas para que fuera a contestar. Miró la pantalla, Claudia Taylor. Tragó saliva y su sonrisa se diluyó convirtiéndose en una sola línea recta. Se esforzó en no mostrar la incomodidad que sentía, lo amargo que fue ver aquel nombre en la pantalla. Salió del agua y caminó hacia ella. Estaba hermoso, el sol había dorado su piel, y sus piernas resaltaban como dos columnas fuertes, ella giró el rostro tratando de pensar en algo más, pero sus oídos estaban atentos a esa conversación. Máximo tomo el móvil.
—Claudia... No estoy en este momento en la ciudad... Ok. Te llamaré ...
Colgó arrojando el móvil en la mochila, mientras que a ella se le anudaba el estómago. No sabía qué era esa mujer en su vida, no podía entenderlo completamente, pero tenía claro que no era una amiga nada más. sintió algo que le ardía en la boca del estómago y supo que eran los celos anudados allí.
Él, tomó sus manos de un tirón poniéndola de pie.
—Martin, ¿será posible que seas la única mujer capaz de estar en esta playa hermosa, rodeada de un mar espléndido y no meter ni un solo pie dentro?
—Es que prefiero mirar desde aquí.
— ¡¿Cómo?! No tienes la más mínima idea de lo que dices. Vamos o te vas arrepentir toda la vida de no vivir este momento.
Caminó mientras la impulsaba hacia el agua. Miró sus manos unidas y sintió el deseo de que no la soltara nunca. Se metieron despacio y se sorprendió por la temperatura del agua, que aliviaba el calor y el sudor del paseo en bicicleta. Las olas tenían tanta fuerza que por momentos parecía que la arrastraban, pero Máximo siempre la sostuvo, no la soltó ni un momento, reía cada vez que el agua los golpeaba y ella sólo podía pensar en esa sonrisa. Un ola grande se acercaba y los envolvió con su espuma, haciendo que dieran vueltas y se arrastraran, soltaron sus manos para incorporarse y cuando Dani pudo levantar la cabeza, no podía verlo.
Miraba hacia todas las direcciones mientras los segundos pasaban y la impaciencia crecía dentro de ella. De repente se levantó, sacó su cabeza del agua y tomó su cintura con fuerza. Se sobresaltó y él reía a carcajadas, apenas notó que todo había sido una broma, le dio un empujón, pero en lugar de alejarse, la atrajo hacia él. La tomó firmemente y sus rostros estaban tan cerca que casi se rozaban. Miró esos ojos, tan brillantes y profundos que también la miraban concentrándose en su boca, que ella por un momento pensó que la besaría, y en cierta forma lo deseaba. Corrió su cabello mojado de su rostro, lo acomodó suavemente detrás y sin dejar de mirar su boca, su sonrisa se transformó en una línea recta, con su mano recorrió su rostro acariciándolo y Dani sentía esas caricias como fuego dentro de ella, anhelando ese contacto tierno, suave, intimo. Su corazón quería salir galopando de su pecho, libre. Máximo desvió su mirada de sus labios posándola en sus ojos verdes que brillaban como dos piedras preciosas con la luz del sol.
— ¿Qué significo para ti?— Su pregunta la sorprendió sin saber que contestar. Ni ella sabía que sentía en ese momento, eran tantas cosas, tantos sentimientos juntos. Era incapaz de definir lo que pasaba por su corazón, incapaz de ponerle un nombre. No se parecía en nada a lo que conocía. Apenas si podía contenerlo en el pecho, porque en cualquier momento se le saldría por la manera en que latía ante su mirada que no se apartaba de ella, esperando una respuesta que no sabía cómo darle. Pero en su mente tenía claro que si dejaba a su corazón que dijera algo, se equivocaría. No podía dejar de pensar en la llamada, era imposible soportar otra decepción. Asumir qué sentía, delante de esos ojos que la escudriñaban, la dejarían tan expuesta a sufrir, incluso más que antes, quizás no volvería a recuperar ni un pedazo de su vida si ese hombre la dañaba. Decidió escuchar a su cabeza que era más sensata.
—Siento que eres mi amigo y que te quiero... Te quiero mucho.
Máximo levantó su mirada clavándola en algún punto del horizonte y ese brillo especial que albergaban desapareció como la espuma de las olas en la arena. Bajó su mano de la cintura y la pasó por su cabello echándolo hacia atrás mientras se alejaba lentamente de ella tratando de proteger a su corazón. Cuando se alejó un poco, pataleó con sus pies y salpicó a Dani en la cara. Cuando quitó el agua de sus ojos, vio cómo se alejaba sonriendo y que la tirantez del momento había pasado.
Ella aún conmovida, caminó lentamente hacia la orilla para reunirse con él que la esperaba con las toallas. Mientras se acercaba lo veía secarse el agua y pensó en la razón de su pregunta, ¿por qué le había preguntado eso? Su corazón se había derretido por la intensidad de sus ojos y se arrepintió de no haberle dicho que estaba confundida, de explicar lo que sentía realmente, sus temores. Ser sincera con él... pero ya estaba hecho. Se secaron y se vistieron para llegar al hotel.
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Todo Fue Diseñado Antes que un Sólo Día Pasara
RomanceROMANCE CRISTIANO COMPLETA Una mujer abandonada, un hombre que no puede dormir por las noches, dos vidas que Dios se ha empeñado en unir. Es el primer libro que escribí, donde se mezcla el romance y la obra de Dios. Te invito a leerla y a disfrutarl...