Prólogo

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La chica caminó hasta la mesa donde le esperaba el abogado. Ella tenía un rostro angelical, con el pelo rubio, que siempre llamó la atención de todos, pero en aquel momento, su rostro no tenía expresión. Nadie que la conocía, diría que era la misma chica de siempre y quizás jamás volvería a serlo. Su madre había muerto un día antes de cáncer y ella era la única familia que la rubia conocía.

El hombre apuntó en dirección a una silla, que había frente a él y ella caminó con calma hasta sentarse. El abogado le presentó sus condolencias y ella intentó hacerse la fuerte. No podía llorar frente a él y revelar su lado que nadie conocía. Después, él le explicó todo lo que pasaría de allí adelante. Ella rodeó sus ojos, aburrida, mientras mascaba chicle sin parar. El hombre abrió la carpeta, que su madre siempre escondía y arrastró por la mesa en su dirección.

Ella frunció el ceño al ver papeles que parecían ser inofensivos y que no valían tanto suspenso así. La rubia encaró el abogado y después, agarró uno de los papeles. El primero que estaba en la pila enorme de la carpeta. Sus manos temblaron al leer lo que estaba escrito. Ella no podía creer en lo que estaba leyendo. El abogado siguió en silencio mientras ella maldecía su madre de todas las maneras posibles. Ella agarró otros papeles y su reacción fue la misma al leer otro y otro y otro. El abogado no sabía que decirle porque era muy duro todo lo que la madre de la chica había escondido durante tantos años.

El abogado, que era muy amigo de la madre, intentó calmar las cosas y hacer la chica entender porque todo había pasado. Entonces, él contó la historia que su amiga siempre le decía. La rubia siguió callada, escuchando, absorbiendo cada palabra y empezando a comprender su madre. Ella frunció el ceño y tiró el chicle en un basurero que había cerca de donde estaba.

La chica volvió a agarrar los papeles y empezó a leer una y otra vez. Quizás su madre le había mentido por una buena razón y ahora que ella estaba muerta, tenía que hacer cargo de que todos pagaran por lo que hicieron a la mujer que siempre la cuidó con tanto cariño. El abogado se despidió de la hija de su amiga y se fue. Él se justificó diciendo que tenía una audición de uno de sus clientes más importantes y ella le comprendió, aunque no quisiera quedarse sola en la casa.

Cuando el hombre pasó por la puerta y ella la cerró, la rubia siguió hasta su portátil, juntando todas las fuerzas que le restaban y volvió a mirar a los papeles. Ella tecleó los nombres de quien había lastimado a su madre, buscándolos y no tardó mucho para encontrarlos en internet. La verdad es que no tardó nada. Eran personas influyentes y sus nombres aparecieron una vez que ella pulsó el botón de intro.

Ella tomó una libreta y empezó a escribir todo que creía ser importante para su jornada. La chica se quedó por horas en internet, escribiendo todo lo que necesitaba saber de aquellas personas.

Cuando se quedó satisfecha por las informaciones que logró obtener, abrió una nueva ventana en internet y escribió el nombre de la ciudad donde necesitaba ir. Una gran cantidad de aerolíneas aparecieron en la pantalla y ella intentó encontrar la que correspondía en su presupuesto.

Al comprar su billete, ella cerró el portátil y respiró profundamente. La chica sabía que tenía mucho trabajo que hacer. Todos pagarían por lo que hicieron a su madre.

– Hijos de puta. – Fue todo lo que ella dijo al apretar sus puños con rabia. Ella estaba casi sola, aún tenía su gato, que se acostó en su regazo al escuchar su voz. La rubia ya no tenía su madre y sabía que no existía más nada que pudiera perder en su vida. – Nos vamos de viaje, Lilo y nos vengaremos de todo lo que hicieron a mi mamá y a mí. – Ella prometió a su gato mientras lo acariciaba.

 – Ella prometió a su gato mientras lo acariciaba

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CUANDO NADIE VE | Fanfic Simbar (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora