Capítulo 12: Idea

633 62 17
                                    

Ámbar

El doctor apareció después de unas horas. Me levanté de la silla, soltando la mano de Simón y el hombre nos regaló una sonrisa.

- Todo bien. – Él reveló y Simón me abrazó. – El procedimiento fue un suceso. Rey está bien.

- Que bueno, bonita. – Simón dijo y volvió a abrazarme. Yo cerré los ojos y sentí su abrazo con una sonrisa. – Te dije que todo estaría bien.

- Casi todo. – Susurré y lo solté. - ¿Y cuando puedo verlo? Necesito hablar con él.

- En unas horas. – El doctor contestó. – Creo que es mejor que te vayas a tu casa y mañana vuelvas con calma.

- No. – Rechacé la propuesta. – No puedo esperar tanto tiempo por eso. Necesito hablar lo más urgente que pueda ser.

- Puedo abrirte una excepción. – El médico dijo y yo solo asentí. – Una hora es todo lo que necesitamos para que él se despierte.

- Bueno. – Forcé una sonrisa. – Voy a esperar todo el tiempo que sea necesario.

- Cuando todo esté listo, te aviso. – El doctor afirmó. – Permiso. – Él se fue y yo volví a sentarme en la silla.

- ¿Y? – Luna volvió hasta donde estábamos. - ¿Ya podemos irnos?

- Puedes irte. – Simón contestó. – Ámbar y yo nos vamos a quedar y esperar.

- ¿Cómo? – Luna frunció el ceño, encarándolo. - ¿Por qué van a esperar?

- Necesito hablar con el doctor sobre algo. – Mentí. – Podés irte, si querés, Simón.

- No. – Él negó inmediatamente. – Me voy a quedar aquí contigo, bonita.

- Bueno, entonces, yo me voy. – Luna sonrió. – Tengo unas cosas a hacer y Salem está mucho tiempo lejos de mí. Debe estar extrañándome mucho.

- Sí, claro. – Solo acordé y la abracé. – Gracias, Luna. Gracias por estar aquí.

- De nada, prima. – Ella me soltó y sonrió. – Nos vemos.

- Nos vemos. – No pude decirle prima porque ya no sabía si realmente éramos primas. – Gracias por quedarte conmigo, Simón. – Me volteé a él y sonreí. – Sé que estás cansado y yo igual, pero gracias.

- Jamás te dejaría sola en eso. – Simón se acercó y me dio un beso en la frente. – No te preocupes. – Él susurró y tocamos nuestras narices.

Después de dos horas, el doctor apareció. Yo solo dejé a Simón y seguí al médico. Él me hizo higienizar las manos y solo después de eso, abrió la puerta del ala de Cuidados Intensivos. Yo respiré profundamente y el hombre apuntó a la puerta donde estaba quien tal vez no fuera mi padre.

- Ámbi. – Él dijo al verme. – Gr-gracias por estar. – Rey se detuvo sintiéndose cansado.

- No es necesario que hables. – Fue mi vez de decirle algo. Me acerqué con una media sonrisa y él extendió su mano, intentando agarrar la mía. – Por favor, no me dejes asustada de nuevo.

- No. – Rey me dio una media sonrisa. – Alguien me estaba amenazando.

- ¿Y por qué? – Cuestioné y él respiró profundamente. – ¿Fue algo sobre el padre de Benicio?

- No. – Él negó. – No creo que sea la hora para hablar de eso.

- ¿Acaso te amenazaron porque yo no sé la verdad? – Interrogué y él siguió callado. – Yo no soy compatible en nada con vos.

CUANDO NADIE VE | Fanfic Simbar (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora