Capítulo 10: Lados

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Ámbar

En el otro día por la mañana no pude huir y tuve que ir a la escuela. Mientras caminaba sola por los pasillos, escuché la manera que todos se burlaban de mí. Intenté ignorarlos y me detuve frente a mi armario. Sentí cuando alguien paró a mi lado y me volteé para mirar a la persona. Era Benicio.

- Pues mira quien tenemos aquí. – Benicio dijo y se rió. – La hijita de papá que ahora está sin su papá para salvarla y hacerle todo que quiera. – Lo ignoré y cerré la puerta de mi armario. – No tan rápido, Ámbar. Aún tengo mucho para decirte.

- No, no vas a decirle nada. – Simón se detuvo a mi lado. - ¿Aún no te diste cuenta que estás siendo insoportable? Ámbar está pasando por un malo momento y no te conviene burlarte así de ella, Benicio.

- Que lindo. – Benicio se burló de Simón. – Por fin, asumieron su relación. Se merecen.

- Lo único que no la mereces eres tú. – Simón dijo, bateando la respuesta a Benicio.

- Dejálo, Simón. – Pedí y sonreí. – Benicio es un infeliz y tiene que ver las personas mal para sentirse bien con su estúpida e insignificante vida.

- Tienes razón, Ámbar. – Simón acordó conmigo y también sonrió. – No vale la pena pelearse con gente como él. Es un pobre, miserable, ¿no?

- ¿Quién crees que eres para hablar de esa manera conmigo? – Benicio interrogó a Simón, acercándose de él. – No creo que te convenga intentar pelearse conmigo.

- No quiero pelearme contigo. – Simón rodeó sus ojos. – Lo único que quiero es que dejes a Ámbar en paz. Y si no la dejas en paz, tendremos un problema.

- ¿Quién eres para defenderla tanto así?

- Alguien que se importa de verdad con ella. – Él me sonrió y yo solo asentí. Simón puso los brazos envuelta de mis hombros y salimos caminando, dejando Benicio para atrás.

- Gracias. – Dije cuando paramos en el patio. – Gracias por ayudarme con ese estúpido.

- No me agradezcas. – Simón balanceó su cabeza negativamente. – Lo único que estoy haciendo es cumpliendo con la promesa que te hice, Ámbar. Te voy a proteger de cualquier persona que intente hacerte daño.

- No me impidas de agradecerte. – Pedí y me acerqué. – Eso fue muy importante para mí. Me defendiste frente a los demás después de los mensajes que todos leyeron sobre nosotros. Estuviste a mi lado, aunque todos podrían juzgarte o burlarte de vos.

- No me importan los juzgamientos, Ámbar. – Simón puso la mano en mi rostro. – Lo único que me importa aquí eres tú. Entonces, si tengo que defenderte de todos, así lo haré.

- También lo haría. – Confesé. – Porque también sos importante para mí. Lo quiero decirte es que...

- No lo digas. – Simón pidió y puso el dedo índice en mis labios, callándome. Él se acercó lentamente y puso la mano en mi rostro. Yo cerré los ojos, lista para recibir el beso, pero él se detuvo. – Delfina. – Él se alejó y yo vi mi amiga deteniéndose cerca de mí.

- ¿Qué onda? – Delfina cuestionó y yo tapé el rostro. – ¿Qué pasa con ustedes? Yo los vi, Ámbar.

- No pasa nada. – Respondí. – Solo que...

- ¿Qué? – Delfina me incentivó a decirlo. – ¿Estás realmente enamorada de él?

- No. – Negué. – La verdad es que...

- ¿Qué pasa? – Luna interrogó, parando al lado de Delfina. - ¿De qué están hablando?

- No, de nada. – Contesté, encarando a Delfina.

CUANDO NADIE VE | Fanfic Simbar (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora