Capítulo 3: Alguien Lo Sabe

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Ámbar

Finalmente había llegado el día donde yo volvería a mi casa. Las vacaciones se estaban terminando y faltaba poco para que el ultimo año escolar empezara. No volví a ver Simón después de mi primera vez y tampoco lo busqué. Aunque quisiera saber un poco más sobre Simón, no necesitaba ser una experta para darme cuenta que él no quería volver a verme. Arrastré la maleta con rueditas y me detuve frente a la puerta de mi mansión. Toqué la campana y aguardé que alguien contestara la puerta. Mónica la abrió y yo pasé con mis maletas hasta la sala de estar. Dejé las maletas en una esquina y vi el gran dueño de una de las mejores empresas de Argentina, Reynaldo Benson. O como le llamaba: Papá. Él ni se dio cuenta cuando me acerqué y siguió escribiendo algo en su portátil.

- Hola papá. – Dije, dándole un beso en la mejilla. - ¿Cómo estás?

- Hola Ámbar. – Él me contestó sin dejar de mirar a su laptop. – Estás preciosa, hija.

- Pero ni me miraste. – Me quejé y rodeé mis ojos. – Por favor, señor Reynaldo, dame un poco de atención. – Pedí.

- Cierto, hija. – Él me miró y sonrió. – Te voy a regalar toda la atención del mundo cuando termine lo que tengo que hacer.

- Voy a mi cuarto. – Dije, enojada y subí las escaleras. A veces parecía que mi padre no se importaba conmigo y intentaba hacerme sentir mejor dándome regalitos. Yo solo quería tenerlo cerca de mí.

Abrí la puerta de mi cuarto y escuché un grito. Yo grité junto cuando vi a mi prima y la abracé mientras seguíamos gritando. Luna era la hija de Bernie, mi tío, aquel que me sofocaba con tanto cuidado. Al menos, alguien se importaba conmigo.

- ¿Cómo estás, primita? – Pregunté, soltándola. - ¿Cómo fueron tus vacaciones?

- Ámbar, mis vacaciones fueron aburridas. – Ella se quejó. – Te extrañé mucho, prima.

- Yo también. – Admití y sonreí. – Mis vacaciones no tuvieron nada de especial.

- ¿Segura? – Luna estrechó sus ojos. – Tu vida siempre es tan agitada. ¿Seguro no pasó nada de emocionante?

- Nada. – Mentí y ella cruzó sus brazos. – Bueno, pasó algo. – Tuve que admitir. – Pero aún no te puedo contar.

- ¿Y cuando me vas a poder contar? – Luna me encaró. – Ay, Ámbar, ¿Por qué me haces eso? Ya sabes como soy ansiosa, por favor.

- Te voy a contar cuando esté segura que no hay nadie escuchándonos. – Susurré. – Es algo muy serio y quiero pedirte para no contárselo a nadie.

- ¿A quien yo contaría? – Luna rodeó sus ojos. – Tú eres mi confidente.

- Sí, siempre fue así. – Suspiré. – Luna, prima, es algo muy serio y te voy a contar porque confío en vos, pero jamás te perdonaría si alguien lo supiera además de vos.

- No te preocupes. – Luna me regaló una sonrisa y tomó mi mano. – Prima, ¿Tiene algo que ver con Benicio?

- No. – Negué y saqué mi mano de la de ella. – Yo ni sé como está ese ser. Ni me recordaba que existía.
- ¿Aun no se soportan? – Luna se rió cuando yo negué. – Pero son novios.

- De mentira. – La recordé. – Ya sabés que estoy con Benicio porque eso es bueno para el negocio de mi papá. El estúpido es hijo de Maurizio, el político que regala muchas cosas buenas a mi padre.

- Sí, ya lo sé. – Luna asintió. – Solo pensaba que ya se habían entendido.

- Eso jamás va a pasar. – Afirmé y me alejé de Luna. - ¿Tu padre está abajo?

CUANDO NADIE VE | Fanfic Simbar (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora