Capítulo 7: Error

796 80 14
                                    

Ámbar

Después de la cena, subí a mi cuarto y me bañé. Luna no fue hablar conmigo como siempre lo hacía y creí que era algo raro. Me tiré en la cama e intenté dormir, pero no pude. La escena de Simón siendo golpeado aún no me salía de la cabeza. Levanté de la cama en mis quince segundos de coraje y pasé por la puerta. Caminé por los pasillos intentando no hacer ruidos y me detuve frente a la puerta del cuarto de Simón. Miré a todos los lados antes de entrar. Él estrechó los ojos pareciendo no entender que estaba haciendo en su cuarto. Me acerqué con cuidado y lo miré.

- Vine a ver como estás. – Admití. – El golpe que sufriste no sale de mi cabeza, Simón.

- Estoy bien. – Él me forzó una sonrisa y me senté a su lado sin preguntarle si podía.

- Benicio es un estúpido. – Cerré los ojos, intentando buscar las palabras correctas para la situación. – Lo siento mucho que hayas pasado por algo así por mi culpa.

- No fue tu culpa. – Simón tomó mi mano. – Deje de culparte por todo lo que pasa, Ámbar. La culpa es solamente de Benicio por ser un desequilibrado.

- Ok, no es mi culpa, pero pasó porque estabas cerca de mí. – Lo encaré por algunos segundos y después desvié la mirada. – Dejáme arreglar la situación, al menos. Es solo lo que te pido.

- ¿Qué quieres? – Él soltó mi mano y lo miré fijamente. – Tú no tienes que hacer nada por mí, Ámbar. No fue tu culpa.

- No ser la culpable directa no me impide de arreglar la situación. – Él solo asintió, aceptando mi manera de arreglar las cosas.

Me levanté de la cama y salí del cuarto. Fui hasta el primer piso y agarré la cajita de primeros auxilios. Volví a subir las escaleras y entré de vuelta en el cuarto de Simón. Apagué las luces del cuarto y encendí la lámpara. Me senté en la cama y él hizo lo mismo.

- Nunca hice nada así, entonces, no sé si podré hacerlo bien. – Confesé y abrí la caja de primeros auxilios. Simón estaba callado, pareciendo absorto y lejano. – Si algo te duele, decíme inmediatamente. – Pedí y empecé a buscar un spray para heridas. Lo encontré y saqué la tapa, acercándome de Simón.

Él seguía en su mundo y yo lo respeté en ese tiempo. Él no quería hablar y yo creo que también no tenía mucho que decir. Después de quitar el exceso, sequé y puse un vendaje en su rostro lastimado. Lo miré y Simón me forzó una sonrisa. Me acerqué y le di un beso en la mejilla.

- ¿Y esto? – Simón preguntó volviendo a la realidad.

- Para que te quedes bien. – Reí sin gracia. - ¿No te gustó?

- Sí, me gustó mucho. – Él confesó y tomó mi mano. – Hasta me encantaría ser golpeado otra vez por Benicio o por cualquier otro.

- Sos un estúpido. – Sonreí y lo empujé de leve. – Pero, de verdad, espero haber podido, al menos, reducir un poco lo que pasaste.

- Hay solo una cosa que me haría olvidar todo lo que pasó. – Él susurró y yo fruncí el ceño. Antes que pudiera detenerlo, Simón me besó. Yo intenté alejarme, intenté mantener la razón por encima de la emoción que estaba sintiendo en el momento, pero no pude. En aquel momento descubrí que la fuerza que él tenía sobre mí era más grande que yo pensaba.

Me desperté por la mañana y senté en la cama. Me di cuenta de lo que había pasado y balanceé mi cabeza negativamente. Yo no podía estar haciendo aquello y poniendo en riesgo el trabajo de mi padre. Simón se despertó y puso la mano en mi hombro.

- ¿Qué pasa? – Él me preguntó y yo no lo miré. - ¿Ámbar?

- No debemos hacer eso. – Dije confundida. – Nosotros no podíamos haber hecho eso, Simón. Hay mucho en juego.

CUANDO NADIE VE | Fanfic Simbar (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora