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-¡¿7:20?! ¡Se suponía que las clases empiezan a las siete en punto!- Se dijo a si mismo, un chico de cabello negro y ojos azules.
Se levantó rápidamente y comenzó a arreglarse.
Después de otros veinte minutos salio de su casa y tomó su bicicleta. Era de esperarse, se la pasó hasta las doce de la noche leyendo libros de su interés personal. Ya una vez afuera de la escuela, se estacionó y de inmediato corrió hacia su salón correspondiente.
-Ya estoy aquí.- Dijo algo cansado mientras abría la puerta.

-Llega tarde, joven... - La maestra hizo un alargado espacio en señal de que el joven terminara la oración.

-James Lake...- Pequeñas gotas de sudor recorrían por su frente.

-Lake, por favor tome asiento.

El chico asintió y se sentó en un solo lugar que estaba vacío, al lado de Marinette.

-Disculpe, ¿Me puedo sentar aquí?

-Oh, claro. Mi amiga faltó hoy porque se encuentra enferma.

-Vale, gracias.- Seguido de eso tomó asiento.

La maestra prosiguió con la clase.
Jim y su mamá se habían cambiado de casa debido al trabajo de la Doctora, el cual, se encontraba en París, así que apenas llevaban tres días ahí, y era el primer día de clases del chico.

-¿Quieres que te preste mi cuaderno para que te pongas al día?
Dijo la chica en un tono amable.

-¿De verdad? C... Claro, muchas gracias.

La chica extendió un poco su mano dándole en libro

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La chica extendió un poco su mano dándole en libro.

-No hay de que, por cierto, soy Marinette.

-Yo soy...

-James, lo se. Lo acabo de escuchar.

-Puedes decirme solo, Jim.

-Vale - Sonrió.

El chico continuó prestando atención a la clase, Marinette hizo lo mismo.
Una vez que sonó la campana todos salieron n al receso.

-Eeem, Mari.- El chico de ojos azules se acercó a la joven.

-¿Si?

-¿Podria estar contigo en el receso? Es que, no conozco a nadie.

-Oh, claro. De hecho la misma amiga que se sienta conmigo es con la que me junto en el receso, pensé que la iba a pasar sola.

-Bueno, ninguno lo hará. - Sonrió.

Ambos caminaron juntos escaleras a bajo y seguido de eso se sentaron en las escaleras.

-Las bancas están ocupadas, hay que sentarnos aquí.- La chica tomó asiento.

-Vale.- Él hizo lo mismo.

Marinette sacó de su mochila su almuerzo, una vez mas, él hizo lo mismo después de ella.

-Y, ¿Qué te trae por aquí?

-Pues mi mamá es doctora y tuvo un trabajo aquí, así que tuvimos que mudarnos.

-Oh, mis padres son panaderos. Deberías ir, no es por nada, pero hacemos el mejor pan de todo París.- Sonrió.

-Tal vez pase por ahí hoy.

-Vale, te estaré esperando.

Ambos se miraron frente a frente y sonrieron. Cuando van pasando Sabrina y Chloe.

-Veo que la panadera consiguió pareja,¿Ahora si dejarás a mi Adrien en paz?

-¿Que? No, hay un error. No somos pareja, nos estamos conociendo.- Dijo el chico.

-Ya decía que Marinette no puede conseguir pareja, es tan tonta.

Seguido de eso ambas chicas rieron, eso hizo que Jim se enojara, se levanto y le contesto con una voz seria y firme.

-Oye, tu no tienes derecho a hablarle así.

-Claro que tengo el derecho, soy la hija del Alcalde. Puedo hacer lo que yo quiera.

-Jim, no importa. Sólo vámonos.- Con ambas manos le tomo del brazo.

-Pero por ser hija del Alcalde no tiene derecho a tratar a las personas de esa manera.

-Vamonos, ella es demasiado molesta.

Ambos chicos se fueron, Jim escuchó las risas de las chicas, aunque se controló.

-Ella hace cualquier cosa para que nadie se le confronte, incluso sería capaz de que te expulsen.

-Pero... Bueno, no me bajaré a su nivel. Pero si te vuelve a hacer algo creeme que tomaré cartas en el asunto.

La chica sonrió.- ¿Tambien defendías a tus compañeros en tu antigua escuela?

-Algo así, aunque tuve el doble de problemas.- Llevó su mano a la cabeza y sonrió.

-¿Ves? Ahora multiplica lo que te pasó ese día por cinco. Eso es lo que pasará si te metes con Chloe, así que tu tranquilo.

-...- Suspiro.-Vale.

Una banca se desocupó y ambos se sentaron.

-¿Y quién es ese tal Adrien, eh?- Sonrió pícaramente. -¿Acaso es tu novio?

-¿Que? No no. Bueno, quisiera... ¡Digo! No no... Eeem....- Se sonrojo.

-Bueno, con calma sólo era curiosidad.

Ambos rieron y comenzaron a almorzar.

-Te ayudaré a que ese chico sea tuyo, amiga.

-¿De verdad? ¡Gracias!- Lo abrazó. -Pero soy un caso perdido.

-¿Porque?

-Por mucho que siga los consejos de mi amiga Alya no puedo coquetear o algo...

-Mari, no necesitas coquetear, eso dejárselo a las chicas que no tienen encanto propio. Tu eres muy linda, solo sonríe y con la mirada en frente y verás que todos los chicos te seguirán.

-Oh, muchas gracias.- Sonrió. -Pero no soy tan bonita que digamos.

-La belleza no solo es la exterior, si no también la forma de actuar y pensar, y a comparación de esa Chloe creeme que eres mucho mejor que ella.

-...- La chica sonrió.

💮NUESTRA UNIÓN💮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora