La presencia de los aliados se ha ido así como el cambio de estación, el tiempo ha pasado y junto con él, los recuerdos que ya debieron ser olvidados siguen ahí, más vivos que nunca. Sin embargo, ¿saldrán así esta vez o es que ahora las fuerzas del...
—¿Hola?—dudo ante el silencio del otro lado de la línea telefónica—. Joaquín, ¿sos vos?
¿Hace cuánto no hablo con él? Ha pasado un año entero desde que partió en busca de la verdadera Gala y no volví a ver ni saber nada de él. Ni si quiera sé si la habrá encontrado aunque a jurar por su llamada, podría afirmar que no o de ser así, las cosas no marcharon muy bien después de su reencuentro. Joaquín no querría lastimarme, pese a que ya lo hizo, y jamás me llamaría a no ser que se trate de algo importante o vaya a regresar.
—¿Maia? ¿Seguís ahí?—oigo su voz, la reconozco de inmediato a pesar de la distancia que seguramente nos separa. Quito del medio a mis pensamientos y me centro en él.
—Sí, acá estoy—respondo tratando de actuar lo más normal posible—. ¿Para qué me llamabas? Hace mucho no sé nada de vos.
—Voy a regresar, volveré al hotel en los próximos días—contestó muy para mi sorpresa, lo cual me dejó una gran duda en la mente.
—¿Con Gala?—le interrogué interesada.
—No, Maia, estoy solo—contestó con un semblante serio—. Te daré todas las explicaciones que quieras cuando regrese, ahora estoy por tomar un avión.
—¿Avión? ¿Llegas mañana? ¿En dónde estás?—tuve la impresión de que lo atosigué de preguntas.
—No creo que llegue mañana, pero con suerte sí—lo escuché suspirar abatido y asentí aunque no estuviera físicamente aquí para verme.
—Te espero entonces—le sonreí al teléfono y jugué con el cable entre los dedos de mi mano derecha—. Vas a quedarte en el hotel, ¿cierto?
—¿Y dónde más?—rió, lo cual me hizo imaginarme si sonrisa—. Obvio que sí, no tengo a dónde más ir. Decile a Valentín que regresaré y mandale un saludo de mi parte.
—Lo hago cuando lo vea—recorrí con mi mirada los rincones del lobby del hotel en el que me encontraba para comprobar que no estuviera acá—. Nos vemos pronto, seguiría hablando con vos pero tengo una canción pendiente.
—Suerte con eso, genia. Hasta pronto—se despidió finalmente, antes de colgar nuestra llamada.
No es que no quiera verlo, sin embargo, ¿por qué va a regresar? Tengo miles de emociones encontradas y sentimientos salidos del corazón ahora al igual que dudas abiertas en mi cabeza. Trato de dejar de pensar en él y fracaso en el intento. Observo a mi guitarra esperándome pacientemente, no obstante, elijo irme hacia el piano y desahogarme con él. Por Ámbar, mi mejor amiga, conseguí hacerlo de una buena manera y no lastimando a los demás. Ha pasado un año en el que siento mi cambio como nunca y su ausencia cada vez que hago las cosas bien pero está orgullosa de mí y lo sé, donde quiera que esté.
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