Capítulo 67: Pasaron cuatro años

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Pasaron cuatro años durante los cuales las cosas cambiaron de manera increíble

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Pasaron cuatro años durante los cuales las cosas cambiaron de manera increíble. Me convertí en padre de tres niños: Dante Agustín, Celeste Ariana y Violeta Luciana. Ese último nombre es el que más me duele, la veo cada vez que miro a su hermana gemela sonreír. Odio ser emocional y ponerme sensible, sin embargo, Vilu rompió mi corazón teniendo apenas unas horas de vida.

Se supone que Azul daría a luz mediante una cesárea, no obstante, tuvimos que salir de viaje y sus dolores de parto se adelantaron así que acudimos al primer hospital que vimos, o de lo contrario, podríamos haberlas perdido a ambas. Celeste nació primero, Violeta llegó cinco minutos después entrando a estado crítico ya que nunca nos dieron la atención que nececitábamos. Terminó muriendo en brazos de Azul pese a que todo esos intentos que hicieron aquellos médicos.

Hoy estoy viendo a Celes colocarse varios collares y algunas pulseras, Dante está con ella.

—¿Papi, qué te parece?—preguntó sonriendo, yo traté de hacer lo mismo. Momentos así sólo consiguen que recuerde a Vilu, esa hermosa princesa que partió demasiado pronto.

—Estás preciosa—le guiñé un ojo causando que riera. Dolía pasar tiempo junto a Ari porque podía ver cierto rostro reflejado ahí.

—Mañana toca escuela, ¿verdad?—asentí sonriéndole a Dante. Él era muy tímido, casi no hablaba y tenía pocas habilidades sociales, lo cual solía ser problemático pues le costaba mucho relacionarse.

—Sí, tenés que dormir temprano—contesté, Dante no dijo nada. A excepción de Martín, casi no poseía ningún amigo.

—¿Cuándo iré al colegio?—interrogó mi hija viniendo hacia mí, aún traía puesto los collares.

—Cuando cumplas tres—respondí ayudándole a colocarse otro brazalete. Desearía que Violeta estuviese aquí jugando igual que ellos, pueden pasar mil años y seguiré recordando a la menor de mis hijos.

—¿Vendrás conmigo?—le consultó a Dante, quien sonrió. Él sabía que pronto tendría compañía y quizás de cierta manera fuera a la escuela más entusiasmado.

—Claro que sí, siempre—afirmó, será lindo verlos irse juntos. Todavía falta un año pero sé que pasará rápido.

Azul llegó del hotel tras haber pasado ahí esta tarde, Celes volteó a verla ni bien escuchó cerrarse la puerta y corrió hacia sus brazos. No dudo que me ama, a pesar de eso siento que prefiere a su madre.

—¿Salimos a cenar fuera?—propuso Azul, aquella idea sonaba perfecta. Hacía bastante no íbamos a comer a restaurantes.

—¡Sí!—exclamó Dante, emocionado. Esperaba que pudiera alegrarlo lo suficiente como para salir sonriente mañana.

—Voy por el auto—anuncié saliendo hacia nuestra cochera. Algo hizo que sonriera, esuchar decir a Celes "te quiero" causó que le sonriese de vuelta y me diera prisa.

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