Capítulo 14: Nuevo plan tras la derrota

378 8 8
                                    

-¿Qué mierda estás haciendo vos aquí?

Daniel sonríe dejándome ver sus blanquecinos dientes, aquella es la sonrisa que recuerdo perfectamente. Solamente existe una diferencia entre mi vida pasada y la actualidad: antes hubiera sentido el corazón latir a mil por segundo. En cambio, ahora lo observo indiferente, él se sorprende así que intenta acercarse a mí. Yo me alejo, no quiero tenerlo cerca ni en frente mío.

¿Por qué está acá? ¿Acaso es un mork? Esa es la única explicación lógica que encuentro. Y de ser cierta, no tengo duda alguna de que se encuentre en el bando enemigo.

-Sabía que te encontraría por aquí-intentó tomar mi mano, sin embargo, se la quité inmediatamente-. ¿Cuánto ha pasado desde que no nos veíamos?

-No me cambies el tema, idiota-negué cruzada de brazos. Su actitud evasiva sólo causa un acercamiento a mi teoría-. Estás muerto, es imposible que estés vivo, y no sos un ser de luz.

-Hasta que por fin abriste los ojos, ¿acabás de pensar por primera vez?-cuestionó Daniel. Evité aparentar estar recordando algo, no obstante, sí me acordé del pasado. Así era: ingenua, tonta y ciega metafóricamente. Lo creía el chico ideal, ¿tan drogada estaba?-. ¿Cómo es eso de que te suicidaste por no obtener mi amor?

-Nunca me amaste, ¿verdad?-le interrogué, Daniel ensanchó su burlona sonrisa y asintió despacio.

-Efectivamente, estás en lo cierto-afirmó. ¿Pueden existir hombres que sean de esta forma? Sigo considerándolo irreal, pero ahora porque no me creo que puedan haber chicos tan patanes-. Al parecer vos sí, por eso te tiraste del edificio.

-Te amaba, ya no-aclaré, aunque Daniel rodó las pupilas sin convencerse. Rápidamente toma mi mano, estuve demasiado distraída como para darme cuenta y fue muy tarde cuando quise soltarla-. ¿Podés dejame en paz o acaso no tenés nada mejor que hacer?

-En realidad sí...-se acercó a mis labios con la mirada fija en ellos.

Por alguna razón desconocida, me quedé inmóvil. No puse resistencia ni le correspondí. ¿Qué tengo en el cerebro para caer rendida ante él? ¿Otra vez se repetirá la historia? Mis lágrimas, los cortes, sangre derramada en vano... sí, inútilmente. Daniel no se merece eso de mí.

Necesito ayuda, porque siendo realista, sola soy incapaz de apartarlo. ¿Ven? Ese es el motivo por el cual no quería que me tocara en un primer lugar.

-¡Imbécil, dejala en paz!-alguien lo empuja violentamente, está muy molesto, ¿por qué? Tardo un poco en reaccionar y procesar la situación, es Milo.

¿Él que hace aquí? Si ha escuchado nuestra conversación, estoy perdida. Iris y Ada confiaron muchísimo en mí, las estaría decepcionando.

-¿¡Querés controlarlo!?-gritó Daniel, furioso por recibir tantos golpes. No soy tonta, sé a quien le está hablando. El padre destructor, posee a Milo e intenta tener el control mientras permanezco quieta sin decir nada.

"Reacciona" me ordeno a mí misma.

"¡No te quedes ahí parada, Valentina!" exclamé generando el temor antiguo, aquel miedo a mí misma. Entonces hago voltear a Milo y verme a los ojos.

-¡Ya basta, calmate!-soy testigo de sus pupilas dilatadas, me mira inhalando y exhalando con rapidez. Intenta mantenerse tranquilo, pero le es difícil-. Milo, ¿estás consumiendo drogas?

-¿Qué? ¡No! El tabaco no es una droga...-suspiré rendida. Caso perdido, ¿cómo puedo trabajar así? Volteo a ver al sitio donde se supone que debería estar Daniel, pese a haber pasado apenas unos segundos, él se ha ido.

Aliados 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora