Capítulo 36: Personalidades distintas

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Veo ingresar a Valentina al hotel, luce desconcertada y como si no pudiera creer algo que acaba de descubrir. Quise ir con ella, sin embargo recordé lo que todos dicen. Trata mal a los demás, es hostil, grosera y fría. Muy desinteresada para ser un ser de luz. Da igual, quiero acercarme.

—¡Valen!—la llamo haciendo que voltee confundida. Raro, seguro le parece extraño, casi nadie quiere hablarle. Daimon lo hace por trabajo; Gala, su única amiga, saldrá pronto del hospital—. Hola, ¿buscás a alguien?

—No—negó cortante. Semblante poco acogedor, siendo alguien evolucionado, percibo y albergo sentimientos extraños. Puedo sentir cualquier cosa que alguien humano sienta: tristeza, dolor, enojo, cólera, ira, alegría, felicidad, entre diversas emociones.

—Pará—le pedí cuando hizo ademán de querer marcharse lejos—, vení, sentate. Estoy sola, ¿cómo se encuentra Gala?—pregunté, queriendo entablar una amena conversación.

—Bien, de hecho saldrá pronto—intentó sonreír. Aquí hay cierto secreto guardado. Lleva remangadas sus mangas, así que puedo notar algunos... ¿cortes? Sí, no pueden tratarse de rasguños—. Se recuperará.

—Me alegro, buena noticia—sonreí, ¿ahora qué? Necesito algún tema. Tampoco quiero "atacarla" preguntando sobre esas marcas—. ¿Cómo te hiciste eso?—y ahí fue mi curiosidad.

—Larga historia—dicen que suele mostrarse soez. No obstante, hasta estos momentos ha desmotrado que tiene personalidad reservada y nada procaz. Quisiera convertirme en psicóloga—. Quizás hayas oído sobre mí.

Escuché varias versiones, demasiados rumores han llegado a existir teniendo ella acá escaso tiempo. Dicen que quiso suicidarse, otros cuentan que la mataron y unos cuantos hablan afirmando que murió enferma, estando presa. Muchos prefieren obviar aquel tema, sólo hace crecer mis incertidumbres, ¿puede haber ser de luz así? Pude leer sus sentimientos, sentía preocupación. Pensé poder hacerlo únicamente tratándose de humanos.

—¿Suicidio?—cuestioné, obteniendo cero respuestas. Acerté, o eso creo. Cortes, aparente timidez, sonrisa fingida... estaba fácil—. Oye, no tenés motivo para sentirte mal.

—Ni debo rechazar y odiar de forma igualitaria, ¿verdad?—asentí sin saber bien a qué yacía refiriéndose—. Sí, decidí suicidarme tirándome del puente más alto—contó cerrando los ojos. Imagino que mecionado recuerdo será muy fuerte.

Pero aquí una duda, ¿cómo puede recordarlo?

—Perdón, es raro que recuerdes eso si sos ser de luz. Yo no puedo recordar qué fui—expuse intrigada. Anhelo motivos, lamento haber nacido padeciendo esta curiosidad, ¿habré sido así antes?—. Vos recordás todo.

—¿En serio?—volví a asentir, Valentina dudaba. Creo que le daré consejos, mientras dure nuestra estadía—. Amaría recuperarla... la vida me devolvería la vida—alegó mostrando iris brillosos.

Viste de negro, tiene marcas, pasado turbio, habla hostilmente y aún no he llegado a conocerla del todo bien. Oculta mucho, muestra poquísimo, ¿querrá ayuda? Porque puedo dársela, además, podría desenredar todos estos cabos sueltos. Y desatar los hilos que tejen este gran misterio enigmático.

 Y desatar los hilos que tejen este gran misterio enigmático

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