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"La amistad es mas difícil y rara  que el amor, por eso hay que salvarla como sea" 

Violet Criss.

Es un hecho, tu madre está más loca que la de Eddie— Grita con exageración Richie una vez finalizada mis palabras.

— ¡Ey! — Se queja Eddie para luego mirar mal al chico con gafas.

— Seguro hay una solución, no te iras, Violet— Esta vez es Mike el que toma la palabra y yo lo miro con una luz de esperanza.

Me alegraban un poco los diferentes planes que idealizaban mis amigos para que yo pudiera quedarme, pero conocía a mi mama, y cuando se le metía una idea, por más tonta que sea, hacia lo imposible para conseguir lo que quería.

— Ella dijo que se iría con o sin ustedes. Prueben con quedarse, no creo que sea tan mala como para abandonar a sus hijos— Comenta Ben y yo lo miro con tristeza.

— Es capaz de eso y mucho más cuando se trata de mi padre— Suspiro apoyando mi cabeza en el hombro de Stan— Está obsesionada con él. Me da lástima que sea así, pero no puedo ayudarla.

Todos quedamos en silencio, y yo miro mi reloj de mano. 17:30. Es hora de irme, necesitaba hablar tranquilamente con Victor, y usualmente a esta hora se encontraba en casa. O eso esperaba.

Y tenía razón, el rubio se encontraba sentado en el sofá, pero no estaba solo. Una hermosa morocha con el cabello rizado se encontraba recostada sobre él. La cual me dio una mirada con un toque de maldad.

— Victor necesito hablar contigo— Interrumpo y el me mira notando mi presencia.

— Está ocupado, niña — Habla su tonta novia, y yo abro los ojos de sorpresa. ¿Quién se creía que era para hablarme así?

— Ey, ey es mi hermana, no le hables así— Me defiende mi hermano y se pone de pie— Es hora de que te vayas, Katherine.

La recién nombrada mira mal a su novio, y se va caminando con un exagerado movimiento de cadera.

— No quiero mudarme de aquí.

— No lo haremos pequeña— Mi hermano abre sus brazos para que yo pudiera adentrarme a él en un fuerte abrazo— Podremos como si vivir sin ellos. No es dependiéramos de ellos al fin de cuentas.

Es cierto, nunca fuimos muy dependientes, yo tenía que cocinar, Victor que limpiar. Aunque nuestra madre no trabajara en esos momentos cuando papa vivía con nosotros, siempre tuvimos que hacernos cargo de la casa.

El timbre de casa suena, y yo me dirijo hacia la puerta de madera para poder abrirla. Detrás de ella se encontraba mi novio, y su otro amigo, Belch.

Pero algo llamo mi atención, la camisa de Henry y la camiseta de Belch estaban salpicadas de sangre, los nudillos del rubio estaban rojos como si hubiera estado golpeando algo o alguien.

— ¿Qué les paso?— Pregunto con un tono de preocupación y ambos entran a mi casa.

— Un cuatro ojos y un judío se cruzaron en nuestro camino— Ríe Belch y Henry lo mira con desaprobación, rápidamente este se calla.

— ¿Qué?— Hablo molesta y cruzo mis brazos esperando una explicación.

— Victor, ¿tienes unas cervezas?— Dice mi novio ignorando mi pregunta. Mi hermano asiente riendo y se va a la cocina, acompañado del otro presente— Violet, cariño ellos se la han buscado, por bocazas. Sabes que no me gusta que hablen de más, aparte hace mucho no molestaba a nadie, ya me sentía un marica.

— Eres un imbécil, Bowers. — Grito con bronca, y él me mira sorprendido y luego aprieta sus puños. Sin que pueda decir algo, corro hacia la puerta y tomo mi bicicleta dispuesta a marcharme y ver el estado en que se encuentran mis amigos.

Henry sale por atrás, gritando unas palabras que no logro oír con exactitud, sí que sigo mi camino.

Obsesión.[Henry Bowers]©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora