Obsesión.[Henry Bowers]©

5

Violet.

Voltee pensando que se trataría de mi hermano celoso, pero no. Era Henry.

Trague saliva nerviosa.

—Hablamos después—Pronuncio Eddie y Stan asintió por atrás. Yo les sonreí nerviosa y ellos se marcharon.

—¿No te pondrás celoso de ellos, verdad?—Hable irónica, Eddie y Stan eran como hermanos.

—¿Por que no?— Habla serio, sin ninguna expresión facial.

—Son como hermanos—Sonreí y trate de abrazarlo pero el se corrió. Baje la cabeza triste, me dolía que Henry se comportara así por sus celos sin sentidos.

—Lo siento—Murmura y me abraza— Es que eres tan linda, y yo son tan idiota que simplemente me veo amenazado por cualquier imbécil.

—¿No ves que eres el único que me interesa?—Luego de eso hago puntillas y doy un beso corto en sus labios.

***

2 semanas después.

—Beverly—Grite de emoción al ver a la pelirroja, en el garaje de Bill. —Era hora que llegaras, ¿por que demoraste tanto? se supone que llegarías apenas empezaban las vacaciones—Hable abrazándola fuertemente.

—Lo se, pero mis tíos han discutido bastante si que el viaje se atraso, pero ¿estoy aquí, no?—Sonrío y yo asentí.

2 semanas de felicidad, o algo así.

Resumiendo todo, Henry sigue poniéndose celoso de mis amigos, y no entiendo el porque, porque como ya explique unas cien veces, los veo y quiero como si fueran mis hermanos. Pero por el otro lado, hace 2 semanas exactas que Pennywise no se presenta, y no se si deberíamos ilusionarnos y aliviarnos, pero tratamos de no pensar en eso y disfrutar momento a momento.

—¿Y bien, que haremos?—Pregunto Bev.

—Podemos ir a la feria—Hablo Mike y al parecer todos estuvieron de acuerdo porque nadie se quejo.

Subimos a nuestras bicicletas, y como Bill llevaba a Beverly, íbamos los 3 atrás de todos los chicos.

—¿Y como vas con Henry?—Pregunta mi amiga.

—Se pone celoso-so hasta de una ro-roca—Me gana en responder Bill.

—No es tan así—rodee los ojos— es decir, si, si es un poco celoso, pero es por amor.

—Mientras no sea en exceso—Sonríe Beverly y justo llegamos a la feria.

Eddie y Richie se fueron a comprar helados, Ben, Mike, Stan y Bev se han ido a buscar un lindo lugar para sentarnos todos, y Bill y yo estamos comprando algodones de azúcar. Me encantan.

En realidad, tengo una pequeña adicción  a las comidas dulces, puedo comerlas sin cansarme ni empalagarme. Aunque también tengo una debilidad por las pastas, en especial las que hace mi madre, sus tallarines caseros son el paraíso.

—Aquí tienen, chicos— Hablo el vendedor entregándonos uno rosa a mi y uno verde a Bill. Luego de agradecerle al amable hombre, nos estábamos dirigiendo con los chicos.

—¿Tendrán el mismo gusto?— Pregunto mientras comía del mio.

—Cla-claro que si, solo cam-cambia el color— Asegura el, y yo lo miro dudosa. Bill pone los ojos en blanco, y saca un poco del suyo y yo abro la boca para recibirlo.

—¡Que románticos!—Se escucha una voz con furia y sarcasmo, no hacia falta pensar de quien era.

Henry, Víctor y Belch se plantan al frente nuestro. Bill traga nervioso y yo comienzo a enfadarme. ¿Cuantas escenas de celos tenia que soportar?.

—Henry, no empieces—Hable un poco cansada, se me hacia imposible enojarme con el, no se por que, supongo por el cariño que le tengo.

—¿Podemos hablar, Violet?—Pregunto Henry— A solas.

Bill se fue con nuestros otros amigos, y mi hermano y Belch no se a donde. Supongo que a comprar comida.

—¿Puedes parar con tus escenas?—Pregunte cruzándome de brazos.

—¿Puedes parar de calentar a tus amigos?

—¿Perdón?—Pregunte indignada.

—Perdonada—Sonrió

—¡Henry!—Bufe enojada.

Se acerco a mi, hasta el punto que podía sentir su respiración chocar con la mía.

—Joder Violet, eres malditamente follable cuando te enojas— No puede evitar sonrojarme al escuchar esas palabras.—  Me molesta que pases mas tiempo con ellos que conmigo, son vacaciones, nena. ¿Podrías estar al menos un día conmigo? ¿Realmente es mucho pedir eso? 

No quería justificar sus tontos celos, pero creo que tiene razón. Realmente desde que empezaron las vacaciones jamas pasamos mucho tiempo juntos, como máximo una hora o cuando lo veo que esta con mi hermano.

Le sonreí y bese sus labios. Sabia que se le pasaría el enojo de esa manera

—Tienes razón, ¿que quieres hacer?—Le pregunte volviendo a comer mi algodón de azúcar.

El levanto sus cejas, y yo golpee su hombro en plan de broma.

Maldita sea, Henry Bowers, me tienes a tus pies.