Cap:13

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Antes de que te pudieras dar cuenta la noche ya había pasado y tu no dormiste nada. Te lo volviste a plantear, podías hacer como si nada y no ir, o también podías ir y ser valiente por una vez en tu vida. No podrías estar toda la vida huyendo, debías plantar cara.

Haciendo el menor ruido posible bajaste de la litera, cogiste algo de ropa y te cambiaste, pisando flojo saliste del cuarto y entrecerraste la puerta del dormitorio, bajaste las escaleras que chirriaban a cada paso y cruzaste todo el salón. Una vez fuera empezaste a caminar, pasando por delante del comedor y del dormitorio de los chicos.

—¿entonces si vas a ir?— denki salió de los dormitorios, aún en pijama y pareciendo estar triste.

—he de hacerlo— le contestaste acercandote a él.

—oye, no quiero que termines más mal de lo que ya estás, sabes que no es tu culpa, si alguien ha de hacer algo ha de ser él no tu...— te cogió las manos y te miró a los ojos— no quiero que te tortures de esta forma.

—kami... Esta tortura de la que hablas se llama amor— abrazaste al rubio que temblaba levemente— no llores por favor.

—no quiero que te hagan daño— te dijo entre inaudibles sollozos— de verdad que no has de hacerlo.

—pero quiero hacerlo— le acariciaste la espalda intentando calmarlo— voy a estar bien, te tengo a ti.

—s-solo prometeme que volverás a estar feliz— te pidió alejandote de él por los hombros.

—te lo prometo— lo abrazaste por última vez  y le diste algunas palmaditas en la espalda a modo de despido— hasta luego.

Kaminari asintió sorbiendo con la nariz mientras miraba como te alejabas de allí. No te costó llegar a escuchar las olas del mar y el hambiente sería bonito de no ser por la tristeza que recorría el hambiente, el simple hecho de volver a verlo a la cara te provocaba un nudo en la garganta. Llegó el momento en que tus pies dejaron de tocar tierra y plantas y empezaron a hundirse en una arena fina, caminaste hasta encontrarte con el castillo de arena que hiciste el día anterior, seguía en perfecto estado y sumandole la luz anaranjada del amanezer se veía aún más bonito.

—________— sonó la voz grave de alguien a tu espalda, te diste la vuelta aún sabiendo de quien se trataba, encontrandote con aquellos ojos rojos fieros llameantes, pero no le respondiste, solo lo miraste esperando a que hablara, debías comportarte seria, no podías volver a ser débil— yo lo siento...— fueron las palabras que nunca esperarías que dijera, pero exactamente las que te dijo— soy consiente que que no debería haber dicho aquello a tus espaldas, ni a tus malditas espaldas ni nunca— se empezó a acercar a ti muy poco a poco— pero es que mi maldito orgullo me hace actuar así y lo odio, lo odio por que no soy capaz de decir la verdad por mucho que quiera decirlo solo...— extendió una mano hacia ti mirandote a los ojos— solo perdoname.

Frunciste el ceño y apartaste su mano de un solo manotazo dejando al rubio más que sorprendido, nunca vio que fueras capaz de tener esa dureza, en realidad nadie se podía imaginar que llegaras a hacer nunca algo así—¡¿tu eres idiota?!— le gritaste haciendo que bajara su mano—¿¡ sabes lo estupidamente mal que lo pasé por tu culpa!? ¿¡ Sabes cuanto tiempo me la pasé llorando por que alguien como tu me hizo aquello!? ¡Y toda aquella mierda para que ahora me vengas a decirme que no es cosa tuya, que es tu maldito orgullo el que lo hizo! ¡ESE ORGULLO ES PARTE DE TI! ¡TAMBIÉN ES TU CULPA!

Bakugo se vió obligado a retroceder algún paso ante tal griterio, todo era cierto, todo aquello era más que cierto y él lo sabía—yo...

—¡ni yo ni pollas!— lo hiciate callar abanzando un paso más— ¡todo es tu maldita culpa! ¡Es tu culpa que yo me la pasara deprimida! ¡Es tu culpa que todoroki saliera golpeado! ¡Es tu culpa que todo el maldito mundo de preocupe por mi! ¡Es tu puta culpa que denki hace unos momento estuviera llorando por que yo lo sufro! ¡TODO ES TU CULPA!— dejaste de gritar respirando muy costosamente, todos esos sentimientos ahora eran demasiado fuertes para ti, la lágrimas ya amenazaban con salir y no te veías con la fuerza suficiente como para retenerlas.

una kirishima //  bakugo x lectora Donde viven las historias. Descúbrelo ahora