La pelirroja con la vista decaída y el corazón hecho añicos, se encontraba en la sala de espera junto con la madre del ojiverde: Marianette Monet. Una mujer con ojos caucásicos, el pelo teñido de color castaño y con una expresión facial impredecible. Catherine seguía con la respiración entrecortada y con suspiros de frustración todavía recordaba el momento en que ya dos horas recibió la terrible noticia...
Cuando el ojiverde azotó la puerta con veracidad, su mente colapsó en breve tiempo, su frustración se apoderó de ella a tal grado de destruir cosas que se cruzarán por su camino. Tomando constantes respiraciones profundas y tratando de tranquilizarse por aquel melodramático momento decidió por fin, salir del salón y tratar de escabullirse sobre la gente para que nadie, ni sus propias amigas; la fuesen a ver.
Logró cruzar la pista sin alarmar a nadie, recibió uno que otro empujón, pero eso era lo que menos le importaba, en su corazón yacía una ruptura drástica e irremediable. Se libró con facilidad , pero apenas abriendo la puerta de la salida a la tan elegante celebración; su cuerpo percibió en tan solo segundos la brisa gélida, desde la plantilla de los pies hasta en la salvaje cabellera que traía.
Caminando así, con escalofríos en cada momento, todo iba 'bien' en el sentido de que no hay nada peor que lo que su corazón en esos momentos vivía.
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Mil palabras y un te amo.
Teen Fiction-¡Por favor mírame! -suplicando el ojiverde, alzo el mentón de la chica, que ya comenzaba con lagrimas en los ojos. -¡Créeme por favor soy yo! -sollozando saco las manos de sus pantalones, tratando de agarrar las de ella. -No lo eres estas mintiendo...