20 de Julio, 2010
París, Francia.
Dos cartas; y todo marchaba mejor de lo que esperaba Edmond Monet, las clases pasaban rápidas y realmente hermosas, sobre todo si Catherine le sonreía. Cada sonrisa y mirada que ella le dedicaba, era como si estuviera en el cielo, como si los ángeles lo consolidarán.
Si tan sólo ella supiera lo que en su corazón sentía; tal vez no lo vería igual. Todo era perfecto, pero jamás debes de excluir los problemas familiares. Ese mismo día, su padre Franco'is Monet, sufrió un ataque al corazón.
Su padre, con los ojos similar a él y del mismo color, Edmond era la copia perfecta de él. Era uno de los empresarios más admirables y profusos de Francia; y también, uno de los más humildes y sinceros.
Su empresa empezó como un simple comercio y terminó, como algo proletario en la sociedad francesa. Recaudaba dinero en todas las demás empresas que existían, y las fundaciones que habían de necesitados, o cosas que beneficiarán a Francia; él aportaba. Su dinero a veces se iba como cascada, pero no era por ambiciones y lujos, si no que por aportar a esas fundaciones. Jamás fue de darse tantos gustos, ni muchos menos ser ególatra y como por genética; Edmond fue el mismo.
Sólo que, como en la vida dicen: "Las personas más maravillosas a veces les tiene que pasar algo peor, que a los criminales". Su padre tuvo complicaciones en su corazón, y eso empeoró la situación.
En este momento, su hijo se encontraba sentado en la desgastada e incómoda sala de espera, en donde su padre estaba a punto de irse de su vida.
Los sollozos eran silenciosos, pero no dejaban de cesar. Ese día, la pelirroja le llamó y en menos de treinta minutos, ya estaba abrazando a un desconsolado Edmond. Sus brazos se aglomeraron y juntos; recibieron la noticia de que su padre, quedaría demasiado afectado. El ataque al corazón fue profundo.
El corazón de Edmond se encontraba en un lapso de contusión emocional...
**********
Su mente estaba inmersa en sus pensamientos, cuando la alarma del despertador de su celular sonó, indicando que tenía que levantarse para ir a su colegio.
¡No había dormido en toda la noche! Estaba tan englobada en aquella caja que la señora Monet le había dado...tanta revelación ante todo lo que en verdad sucedió con el misterioso Mr Anonyme.
Una carta que fue la clave exacta, la herradura correcta para abrir las puertas a lo que se llama:
"PRESENTE".
La confusión la invadía, y no había momentos en los que no pensará en Edmond, ene l pasado, en el presente.
La ruleta de emociones bajaba y se nivelaba cada segundo, minuto u hora, pero...
¿Por qué no le ha dicho nada al autor de esa carta?
Si, no le ha dicho a Edmond Monet. No lo ha hecho por la simple razón, de que él era ajeno a ese tema, ni siquiera tenía la minúscula idea, de la existencia de esa carta.
Así es la vida, dejas algo por otro, o quizás sólo dejas y esperas a que la vida te lo ponga en el camino, en el sendero llamado:
"DESTINO".
Lo ama, lo admiraba más que a los Dioses del Olimpo, más que a su propia vida, si; que inmenso era el amor de Catherine Mc Claire. Sólo que su mayor miedo, y de tan sólo pensarlo le da pavor era:
¿Edmond sentirá lo mismo?
Ojala, así fuera, ojala porque para ser certeros; él ni siquiera sabe si la conocía o si sigue en la misma idea o pensamiento de la reencarnación...
No estaban en la misma sintonía, sus frecuencias no estaban interconectadas, si, así de cruel suena.
Ella lo amaba con profundidad y él; él no sabía lo que quería, vivía en un mundo mezclado entre realidad, pasado y fantasía, que no sabía realmente lo que sentía. Era tan complicado ver su corazón, hablar con su alma.
Ese día Catherine, fue al colegio sin ganas —por supuesto —, y desde ahí...
Lo dejó de ver por un mes entero, tenía que aclarar ideas, muchas; a decir verdad...
NOTA DE AUTOR:
¡Holi Anonymes!
¿Qué tal las dejó el capítulo anterior?
Yo sé que preguntarán ¿Dónde está carta?
Bueno, pues resulta que Catherine ya lo sabe pero... tendrán que esperar a que esto ocurra, tendrán que esperar un poquito más para leer esa misteriosa carta, los haré sufrir tanto lo prometo =3
Es un capítulo corto, pero tengan por seguro que les gustará.
¡Au revoir Anonymes!
¡Las quiere Edmond jaja!
¡Hasta el próximo capítulo!
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Mil palabras y un te amo.
Teen Fiction-¡Por favor mírame! -suplicando el ojiverde, alzo el mentón de la chica, que ya comenzaba con lagrimas en los ojos. -¡Créeme por favor soy yo! -sollozando saco las manos de sus pantalones, tratando de agarrar las de ella. -No lo eres estas mintiendo...