** CAPÍTULO 06 **

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Cuando cruzó el primer paso a la planta baja del hospital nunca se imaginó encontrarse a la anciana que ese día, gracias a ella no se dio un golpazo en la cabeza debido a su presente mareo.

—¡Oh, pero si eres tú! ¿Ya no sufres mareos? —la señora de unos sesenta años se acercó con pasos apresurados al ojiverde.

—Sí, muchas gracias madame —acto seguido la señora con el ceño fruncido preguntó —: ¿Cómo está su novio?

—¡Oh! —un chasquido de lengua y las mejillas rosadas eran símbolo de timidez.

¿Por qué? fácil. No era su novio, ni nunca lo fue. Triste realidad.

—No es mi novio —aclaró, tragando saliva con pesadez —. Es mi amigo.

—¡Hm! no te creo jovencita —apuntó con su dedo índice hacia la cara de la pelirroja —. Los jóvenes de ahora, saben mentir con facilidad.

—No es mentira, lo juro —sonrió con empatía.

entrecerró las cejas —. Muy bien, ¿Cómo se llama?

—Catherine Mc Claire; un placer —dirigió su mano hacia la de una arrugada señora.

—Elissé Monteur, el placer es mío —río con ternura.

—Bien, me voy ¡Gusto en conocerla! Madame —despidió con un ligero apretón de manos.

—Y el mío hacia usted, es la cama treinta y siete, pasillo dos —gritó con una pacífica voz, y la pelirroja se aventuraba hacia un largo camino...

Con los pies firmes sobre la Tierra dejó que su consciencia la dejará dirigir, y cuando menos pensó; se encontraba dando leves golpes a la puerta.

—¡Hola! , está dormido por sus antibióticos en una hora va a despertar —la enfermera sin decir más, se fue dejando a la ojiverde sola, con el  hombre de su vida.

Se sentó, en la misma robusta y desgastada silla, coloco su mano en una un pco fría y ya con más color , mano del ojiverde. Su cara reflejaba paz, se veía con más color, se veía perfecto, sin tan solo no tuviera unos malditos aparatos que lo mantuvieran vivo. Y cuando menos lo espero, se vio cerrando los ojos cayendo en un profundo sueño.

Mil palabras y un te amo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora