-¡Por favor mírame! -suplicando el ojiverde, alzo el mentón de la chica, que ya comenzaba con lagrimas en los ojos.
-¡Créeme por favor soy yo! -sollozando saco las manos de sus pantalones, tratando de agarrar las de ella.
-No lo eres estas mintiendo...
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Ambos ojiverdes alegremente iban agarrados de la mano, se correteaban entre ellos y sonreían como unos dulces infantes, cuando de pronto se toparon con las tres chicas francesas. Habían acordado de verse allí, ya que querían hacer múltiples cosas con ellos.
Iba ser un día lleno de muchos recuerdos y sorpresas, o a menos eso habían dicho aquellas.
Paseaban en el parque, sonreían e incluso se acostaban y hacían ángeles en el frío y rezumado pastizal. Aunque el invierno comenzaba asomarse.
Cansados de reír y bromear decidieron ir a la cafetería que quedaba cerca del parque.
Entraron a 'Lé café ' y se sentaron a seguir conversando, hasta que llegó el tema de los recuerdos...
—Todavía recuerdo cuando entramos a la escuela por primera vez —habló Amelié risueña.
—Si, lo recuerdo muy bien —la pelirroja afirmó comenzando a recordar como ese día vio por segunda vez al ojiverde y como este le causo estragos en el estómago.
—Si, éramos las reinas del colegio —alabo Agné volteando hacia arriba tratando de recordar el momento.
En ese momento, se volvió vigente ese recuerdo y la pelirroja no pudo evitar hundirse en él.
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Después de haber terminado una etapa de su vida entró a otra. Todo comenzó cuando iba con su madre al parque y allí se encontró a las otras tres chicas y coincidieron en que iba a entrar a la misma preparatoria. Desde ahí comenzaron hablar, Amelié y Agné ya se conocían pero Marine y ella eran nuevas en su mundo, la única fortuna fue que pudieron ensamblarse muy bien con el otro par.
Se pasaron sus números y comenzaron a mandarse mensajes hasta que todas se volvieron grandes amigas.
Llegó el primer día de clases y las cuatro lucían excepcionales. Eran el centro de atención de muchos. Jamás se había sentido tan poderosa, tan sobresaliente.
