Seguía bastante absorto en ellos hasta que...
—Ed —La pelirroja ladeo la cabeza y soltó una risotada al ver al ojiverde tan enfocado en su cuerpo.
—¡Edmond! —gritó la pelirroja y en seguida Edmond reaccionó sacudiendo la cabeza.
—¡Lo siento! —se disculpo penosamente —. Ya no lo haré.
—No es eso cariño, sólo que me muero de frío y necesito que me pases esa toalla —el ojiverde volteo hacia donde Catherine señaló la toalla y se la entrego, no sin antes taparse sus ojos.
—Aquí tienes —sus ojos seguían cubiertos y Catherine sólo soltó carcajadas.
—Cariño, está bien. Somos pareja no tiene nada de malo que aprecie mi cuerpo —sus sonrisa se floreció aún más coqueta y el ojiverde negó tiernamente.
—Debo respetarte Cathy —negó suavemente. Siguió con los ojos tapados trató de caminar así pero sólo causo más desastre.
Al momento de caminar, se resbaló debido a que el piso del baño se encontraba húmedo y lo único que ocasiono; fue en un intento fallido, tratar de sostenerse de algo y terminó sosteniendo la toalla que tenía puesta la pelirroja. Al estirarla, volvió a dejar completamente desnuda a Catherine. Ella sólo no paraba de reír, y lo que tuvo que hacer es obligará Edmond a que abriera sus ojos.
—Ed, mírame no pasa nada —el ojiverde abrió lentamente los ojos y al verla en ese estado sólo trago saliva con dificultad.
—¿Nunca habías visto alguien así? —el pequeño ojiverde sólo suspiró y nego con la cabeza.
Catherine no resistió más y comenzó a besarlo. Pero el la detuvo:
—Ponte ropa, y te doy un beso —sus mejillas se tornaron de color rojo carmesí y la pelirroja volvió a sonreír.
—Está bien, en un momento voy para allá —el ojiverde asintió y se dirigió al cuarto de Catherine.
La pelirroja suspiro y sonrió tontamente. Ya habían progresado en la relación y eso, la hacía sentirse en las nubes.
Salió del baño y entró al cuarto con una playera negra y totalmente lisa. Esta le llegaba por arriba de los muslos y una vez más; vio al ojiverde sonrojado y nervioso.
—Ahora sí, hay que dormir —sonrió alegremente y se metió debajo de las cobijas. El ojiverde la siguió y los dos se miraron uno al otro.
—¿Cómo te la pasaste el día de hoy?
—Muy bien, fue un día inolvidable —sonrió pacíficamente el ojiverde y se acurruco más hacia ella.
—¿Ya no tienes pesadillas? —su cuerpo inmediatamente comenzó a tensarse.
—No, no son pesadillas. Son sueños raros —su sonrisa se borró y la pelirroja comenzó a sospechar.
—¿Has visitado tu psicólogo?
—Hay que dormir ¿Si? —-sus ojos eran suplicantes y la pelirroja frunció los labios y se dio por vencida. Optó por acomodarse y caer en un profundo sueño.
Muchas interrogantes surcaban por su mente y trazaban sus sentimientos .
Lo que no pensó, fue que algo muy grande le esperaba.
ESTÁS LEYENDO
Mil palabras y un te amo.
Teen Fiction-¡Por favor mírame! -suplicando el ojiverde, alzo el mentón de la chica, que ya comenzaba con lagrimas en los ojos. -¡Créeme por favor soy yo! -sollozando saco las manos de sus pantalones, tratando de agarrar las de ella. -No lo eres estas mintiendo...