** CAPÍTULO 29 **

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Seguía bastante absorto en ellos hasta que...

Ed La pelirroja ladeo la cabeza y soltó una risotada al ver al ojiverde tan enfocado en su cuerpo.

¡Edmond! gritó la pelirroja y en seguida Edmond reaccionó sacudiendo la cabeza.

¡Lo siento! se disculpo penosamente —. Ya no lo haré.

No es eso cariño, sólo que me muero de frío y necesito que me pases esa toalla el ojiverde volteo hacia donde Catherine señaló la toalla y se la entrego, no sin antes taparse sus ojos.

Aquí tienes sus ojos seguían cubiertos y Catherine sólo soltó carcajadas.

Cariño, está bien. Somos pareja no tiene nada de malo que aprecie mi cuerpo sus sonrisa se floreció aún más coqueta y el ojiverde negó tiernamente.

Debo respetarte Cathy negó suavemente. Siguió con los ojos tapados trató de caminar así pero sólo causo más desastre.

Al momento de caminar, se resbaló debido a que el piso del baño se encontraba húmedo y lo único que ocasiono; fue en un intento fallido, tratar de sostenerse de algo y terminó sosteniendo la toalla que tenía puesta la pelirroja. Al estirarla, volvió a dejar completamente desnuda a Catherine. Ella sólo no paraba de reír, y lo que tuvo que hacer es obligará Edmond a que abriera sus ojos.

Ed, mírame no pasa nada el ojiverde abrió lentamente los ojos y al verla en ese estado sólo trago saliva con dificultad.

¿Nunca habías visto alguien así? el pequeño ojiverde sólo suspiró y nego con la cabeza.

Catherine no resistió más y comenzó a besarlo. Pero el la detuvo:

Ponte ropa, y te doy un beso sus mejillas se tornaron de color rojo carmesí y la pelirroja volvió a sonreír.

Está bien, en un momento voy para allá el ojiverde asintió y se dirigió al cuarto de Catherine.

La pelirroja suspiro y sonrió tontamente. Ya habían progresado en la relación y eso, la hacía sentirse en las nubes.

Salió del baño y entró al cuarto con una playera negra y totalmente lisa. Esta le llegaba por arriba de los muslos y una vez más; vio al ojiverde sonrojado y nervioso.

Ahora sí, hay que dormir sonrió alegremente y se metió debajo de las cobijas. El ojiverde la siguió y los dos se miraron uno al otro.

¿Cómo te la pasaste el día de hoy?

Muy bien, fue un día inolvidable sonrió pacíficamente el ojiverde y se acurruco más hacia ella.

¿Ya no tienes pesadillas? su cuerpo inmediatamente comenzó a tensarse.

No, no son pesadillas. Son sueños raros —su sonrisa se borró y la pelirroja comenzó a sospechar.

¿Has visitado tu psicólogo?

Hay que dormir ¿Si?-sus ojos eran suplicantes y la pelirroja frunció los labios y se dio por vencida. Optó por acomodarse y caer en un profundo sueño.

Muchas interrogantes surcaban por su mente y trazaban sus sentimientos .

Lo que no pensó, fue que algo muy grande le esperaba.

Lo que no pensó, fue que algo muy grande le esperaba

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Mil palabras y un te amo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora