** CAPÍTULO 11 **

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Cielo nublado, no había vida. Vidrios cristalizados, gente gritando. Automóviles parados. Cuerpo sepulcral, sangre ¿Por qué? Ojos verdes. Sonrisa de chica hermosa. Una chica besando sus labios ¡Basta!, ¡¿Qué está pasando?! Amigos...

Su respiración entrecortada lo hizo despertar de un inexplicable sueño como si hubiera un mensaje oculto en esos acontecimientos. Los días pasaban como el péndulo de un reloj.

Lunes.

Martes.

Sábado, y otra vez; semana nueva.

Su cuerpo a veces no respondía, sus movimientos y su desesperación incrementaban.

Un mes, pasó un mes más de primavera y ya nunca volvió a ver a la pelirroja. Su último encuentro en su automóvil fue ¿Provocador? ¿Peligroso? No sabía como explicar las miles de sensaciones que presenció su cuerpo al querer besarla.

Hoy era sábado por la mañana cuando en la casa Monet; retumbó el timbre. Su madre con pasos apresurados, abrió el portón de la casa.

—¡Catherine!, pasa por favor —el nombre que sonó en la voz de su madre prpició que Edmond saltará de un brinco del sillón de la sala.

—¿Está Edmond? —la voz de la ojiverde se hizo presente, retumbando las paredes de la casa.

—Claro, Ed... —su madre observó por todos lados hasta que visualizó que la sala se encontraba vacía —, ¿Edmond donde estás?

—¡En un momento bajó madre! —gritó Edmond des su cuarto. El ojiverde se encontraba nervioso, un mes sin verla y ahora que menos se lo pensó la vería hoy mismo. Mirando hacia el espejo, suspiró y se dijo:

<< Tu puedes, es sólo tu amiga >>

Bajo escalón por escalón cautelosamente, con pasos leves pero a la vez inseguros. Mientras tanto la pelirroja y su madre se ubicaban en la cocina.

Mil palabras y un te amo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora