** CAPÍTULO 17 **

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La vida puede darte sorpresas

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La vida puede darte sorpresas. Puede darte giros profundamente radicales que sin pensarlo, cambian el rumbo que tu creías o habías decidido realizar.

Eso mismo le pasó a la pelirroja.


Mientras Catherine se cuestionaba y se atormentaba de que estaría haciendo su ojiverde, las clases transcurrían sin ningún percance y claro, no está prestando atención en su exterior.

Catherine Mc Claire podía ganar hasta un premio de:

"La persona más despistada del mundo".

Si, era muy descuidada en eso. En la clase de Psicología del aprendizaje, el maestro Claude mencionaba acerca de un proyecto:

—Jóvenes, es de suma importancia que estén atentos a está clase —sus ojos inspeccionaban el ambiente y su mirada se detuvo en una pelirroja bastante entretenida en la ventana.

—¡Señorita Mc Claire! —exclamó el maestro de aproximadamente unos cuarenta años. Su aspecto era de una persona conservadora, sus orbes no pretendían despegarse de unos color esmeralda volteandolos a ver confusa.

—Digame maestro —sus ojos eran autoritarios, no iba a dejar que un estúpido maestro la cuestionara.

—Va a poner atención o es mejor que se retire señorita —masculló él maestro bastante irónico.

—No necesito poner atención maestro, no ha dicho nada ¿¡Qué le pongo atención, a sus severas arrugas?! —el salón estalló en muy graves y estruendosas carcajadas.

—Bueno, gracias por fijarse en mi, señorita Mc Claire  —ironizó resoplando al viento. Está joven lo empezaba aturdir.

—Para nada, sus arrugas son notables a kilómetros de distancia no se preocupe, pero claro tomelo como un halago —si el profesor ironizaba , la pelirroja era profesional en ello. El semblante le cambio a uno más sobrio y bastante fruncido.

—¡Bien! Agradezcan  a la señorita Mc Claire, porque gracias a ella harán un proyecto sumamente extenso en donde tendrán que convivir con los alumnos del segundo trimestre —los Universitarios comenzaron a replicar y abuchear a la pelirroja.

¡Perfecto! No obstante tuvo que aguantarse los insultos de sus compañeros, si no que todavía tendría que hacer un gigantesco proyecto al profesor que más aborrecia.

<<¡Muy bien Catherine Mc Claire!>>Se refutaba una y mil veces, insultandose por lo distraída que era.

Y para acabar excelente el día, justamente se cruza el mismo imbécil que le quitó su casillero el otro día.

—¡Hola! —el ojiazul la saludó alegremente, agitando su mano ferozmente.

—¡¿Puedes quitarte de una maldita vez?! —espetó empujando con veracidad el hombro de Germain.

Mil palabras y un te amo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora