Niños corrían efusivamente por el fresco pastizal, se localizaban unos juegos infantiles. El aire le daba un aspecto fresco a los árboles, que conforme pasaba el tiempo se volvían cada vez más viejos.
Edmond Monet; como un infante ilusionado se dirigió a la heladería más cercana al parque. Las estruendosas carcajadas de la pelirroja lo hacían perder los sentidos, dos bolas de chocolate y dos de vainilla bastaron para los enamorados.
—Aquí están tus verduras —su sonrisa entre los dientes hicieron que se ensancharan los pómulos de la pelirroja.
—No es justo —su mohín se hacía cada vez más tierno, sacando el labio inferior al propósito.
—Muy bien, te ganaste tu helado —Edmond Monet era muy débil antes esos gestos.
—¡Gracias! —sus ojos entraron en contacto con los de él.
—De nada —respondió con simpleza, encogiendo los hombros.
—No —negó suavemente —. Gracias por ser el mejor amigo que pueda existir, te quiero —susurró encontrándose con unos orbes bastante adoloridos.
<<Yo no. Te amo>>
Esas poderosas ganas de decirle que no la quería, que la amaba a más no poder.
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Mil palabras y un te amo.
Novela Juvenil-¡Por favor mírame! -suplicando el ojiverde, alzo el mentón de la chica, que ya comenzaba con lagrimas en los ojos. -¡Créeme por favor soy yo! -sollozando saco las manos de sus pantalones, tratando de agarrar las de ella. -No lo eres estas mintiendo...