ADELINE POV
-¿Ahora me puedes hacer acordar qué era lo que estábamos haciendo? –me susurró agarrando mis caderas y acercándose a mí.
-¡Ryan! ¿Estás ahí dentro? –preguntó una voz varonil mientras se escuchaban dos golpecitos en la puerta. Ryan despegó sus labios de los míos y me miró con frustración.
-¿Nunca podremos terminar… sin que nos interrumpan, verdad? –me preguntó mirándome a los ojos con intensidad. Me encogí de hombros y miré hacia la puerta.
-¿Quién es? –preguntó Ryan levantando la voz.
-Ricky –gritaron de regreso. Miré hacia Ryan, alerta.
-Tranquila, ya le dijimos que lanzaríamos una fiesta y él ha cedido –me tranquilizó mientras me agarraba de las caderas y me “depositaba” en el piso.
-Podía bajar sola –mascullé arreglándome la ropa.
-Claro que sí, enana –respondió con una sonrisa, y luego abrió la puerta. Allí se encontraba Ricky cruzado de brazos, con una sonrisa brillante en su rostro.
Qué bueno estaba Ricky.
Tenía el cabello negro, corto, los ojos celestes, era alto y tenía unos hombros bastante anchos. Ryan salió del baño y se dieron un abrazo de compadres, luego Ricky me miró y sonrió.
-Hey, soy Ricky… el dueño de la casa –me saludó con un efusivo beso en la mejilla.
-Ya lo sabe, ella es una de las gemelas que se están hospedando aquí –le anunció Ryan con una sonrisa.
-Por cierto, gracias por dejarnos… –comencé a decirle a Ricky.
-Oh, tonterías, la casa está casi siempre vacía, no es un problema, de vez en cuando las mucamas deben servirle a mis escasos invitados… ¿No? –dijo riendo entre dientes.
-Sí, supongo… –respondí sonriendo. Ricky era una persona que te hacía sonreír con solo dos palabras, como que emanaba buenas vibras, y encima estaba bueno.
-Bueno, Ry… hay alguien esperándolos a ti y a Chase abajo –exclamó Ricky carraspeando y mirando significativamente hacia Ryan.
-¿De quién hablas? –masculló Ryan.
-Deberías ir a verlo por tú mismo… –respondió Ricky, toda la buena onda esfumándose. Ryan apretó la mandíbula, asintió una vez y se fue abajo. Dejándome sola con Ricky. Y sin entender una mierda.
De repente, un pensamiento me vino a la cabeza… ¿Y si eran algunas mujeres de sus pasados? ¿Y si eran Mindy y Georgina y se los robaban?
Y bueno, ¿A mí que mierda me tenía que importar? Además… “robar”, como si fueran nuestros. Sacudí la cabeza y miré a Ricky.
-Bueno, Adeline, mis guardaespaldas ya han sacado a todos los adolescentes de mierda que estaban rompiendo todo en mi salón, así que… ¿Quieres ir a cenar algo? ¿Tienes el estómago vacío? ¿Quieres ir a dormir? –me comenzó a preguntar efusivamente. Me reí y sacudí la cabeza.
-No, muchas gracias, pero estoy bien. Iré a buscar a Trinity, mi hermana. Por cierto, qué rápidos son tus guardaespaldas, había mucha gente allí –lo elogié, él se rió entre dientes y me guiñó un ojo.
-Lo sé. Bueno, cualquier cosa, estaré con los chicos abajo –me anunció. En ese momento tenía ganas de preguntarle quiénes estaban abajo, pero seguramente Ryan me diría después.
***
-¿Y si son otras de sus amiguitas? –preguntó Trinity mordiéndose las uñas y caminando de aquí para allí. Rodé los ojos, aunque por dentro sentía un mal estar en mi estómago.
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Guerra de gemelos
Teen FictionLos padres de las gemelas Trinity y Adeline, cansados de sus travesuras, las envían a un internado de New Orleans. Ellas piensan que todo se volvería aburrido y perfecto, hasta que conocen a los gemelos Whitley... Mujeriegos, arrogantes, odiosos, in...