ADELINE POV
Aquella caída había sido como la cereza para el helado. Nos iba a servir tanto, que me daban ganas de llorar de la emoción. Bien, supongo que no tienen idea de lo que estoy hablando, y honestamente no estoy para explicarlo en este momento, pero pronto entenderán todo.
Me puse lo primero que encontré y me até el cabello en un colita alta y un poco desordenada, justo en el momento que estaba por salir de la habitación, Trinity me agarró del brazo.
-Creo que debería ayudarte a caminar… -anunció mi hermana. Tri todavía estaba durmiendo.
-No te preocupes, ve a dormir, puedo caminar, estaré en la cafetería, muero de hambre –le anuncié con una sonrisa. Ella asintió vacilante y se metió en la cama.
Era la única de las chicas que se despertó tan temprano un Domingo. Es que me estaba muriendo de hambre, necesitaba comer, así que... ¿Qué importa que es un Domingo temprano?
Salí cojeando de la habitación, el pie izquierdo me dolía tanto que preferiría cortarme las venas con un papel, pero decidí seguir caminando y postergar mi suicidio para otro momento, alentándome con que en la cafetería había comida. Seguí caminando con mi pierna derecha y arrastrando mi pierna izquierda, hasta que llegué a la cafetería. En el pasillo había escasa gente, pero había, siempre estaban los que se quedaban los fines de semana y los que llegaban los Domingos a la mañana para desayunar, etcétera. En la cafetería había más gente que en los pasillos, me dirigí a una mesa en la esquina derecha que estaba vacía, pero antes de llegar alguien se entrometió en MÍ camino.
¡Adivinen quién era!
No era Chase.
Ni Tri.
Ni Lauri.
Ni Ryan, nop, no era Ryan, por suerte.
Pero… ¡Era la perra de Caitlin! Le estaba sonriendo a mi pie.
-Así que… uhm… te caíste… -dijo con una pequeña sonrisa. La miré confundida.
-Err, no, en realidad fue todo culpa de Ryan y Chase, ya sabes, al otro día de la fiesta… -comencé a decir.
-Ahórratelo. Ya me enteré, pero no sabía acerca de tu… pie –dijo encogiéndose de hombros. Me guiñó un ojo y se fue a su mesa.
Miré la cafetería y divisé la mesa del centro, donde se encontraban Chase y Ryan hablando con Frank... ¿Ese era el nombre? y otros chicos. Seguí mi camino hacia una mesa vacía, intentando reprimir mi rabia, aunque sí, costaba demasiado. Me quería lanzar hacia ellos y arrancarles su cabezas. Pero no debía hacer nada por el momento.
Me senté en la mesa sola. Sí, tenía hambre, sí, quería pararme y agarrar algo para comer por más de que mi tobillo esté torcido y mi pie todo hinchado, pero no, esto era parte del plan.
-Uhm… hola –escuché la voz irritante de ya saben quien. Ladeé mi cabeza hacia la izquierda y miré a los ojos a un Ryan un poco nervioso e inquieto. -¿Qué te sucedió en el pie? –preguntó cambiando su mirada a mis ojos.
Bueno, en este momento obviamente me gustaría pararme de un salto y tirarme encima de este idiota, y no por un beso, si no para matarlo a cuchillazos. Pero claro, “eso no es parte del plan, Adeline, compórtate”.
-Bueno, ya sabes, tal vez me caí del piso mil de un edificio, me caí en un basurero, y tal vez, solo tal vez, me torcí el tobillo por aquella pequeñísima travesía, o tal vez, salí sana y salva de esa situación y me torcí el tobillo porque tenía ganas –dije entre dientes, eso fue lo más tranquila que podía estar al lado suyo o al lado de Chase. Mi instinto asesino revivía cada vez que pensaba o veía a los gemelos luego del… incidente. Aunque, en realidad, esta es la primera vez que lo veo luego del incidente de la fiesta. Pude ver un brillo de arrepentimiento pasar por sus ojos. Canten conmigo… ¡Victoria, Bingo, Viva la patria, Matemos a los gemelos! Y luego se recompuso, cambiando su mirada a una distante.
ESTÁS LEYENDO
Guerra de gemelos
Novela JuvenilLos padres de las gemelas Trinity y Adeline, cansados de sus travesuras, las envían a un internado de New Orleans. Ellas piensan que todo se volvería aburrido y perfecto, hasta que conocen a los gemelos Whitley... Mujeriegos, arrogantes, odiosos, in...